Por Juan Luis Ferreira, socio ADEC

En muchos sistemas de definición de competencias deportivas grupales, cuando un equipo pierde la final está triste o dolido. Es malo ser segundo. El equipo que gana el partido por el tercer puesto está muy feliz. Es malo ser segundo, pero, ¿es bueno ser tercero? Son facetas interesantes del comportamiento humano y de nuestros sistemas de premiación.

Ante la proximidad de los Juegos Olímpicos es bueno recordar el enorme mérito de los involucrados en el logro de la medalla de plata obtenida por el equipo de fútbol de Paraguay en Atenas 2004. El día que perdimos la final mucha gente se enojó, aunque haya sido una Argentina casi soñada, invicta y con arco invicto, la que nos ganó 1 a 0.

Es bueno tener aspiraciones elevadas, buscar el punto más alto, soñar con el oro, pero hay que saber reconocer cuando se entrega todo, aunque se salga último. Doce años después la conquista tiene una dimensión aun mayor y aunque exista un proyecto nacional concreto para obtener pronto alguna otra medalla, luce como objetivo extremadamente lejano, pero no imposible. Una vez más, ¡gracias a los que nos dieron esa alegría!

Somos algo injustos hoy con Cepede, los Hockin y los Prono, entre otros, cuando no obtienen el primer lugar, o no clasifican a algún torneo internacional.

Hay lecciones que recordar para evaluar y aplicar: se eligieron grandes jugadores que dieron satisfacciones también antes y después, se escogió el técnico adecuado, se brindó un apoyo conveniente, y se forjó un espíritu de equipo que permitió superar en las clasificaciones previas y durante el torneo, lesiones, referís en contra, adversarios naturales, clima, distancias y otras muchas dificultades que suelen ser parte de cualquier emprendimiento. Desde luego, también hay veces que se hace todo lo anterior y no se llega a nada, pero la cuestión es nunca rendirse.

Somos algo injustos hoy con Cepede, los Hockin y los Prono, entre otros, cuando no obtienen el primer lugar, o no clasifican a algún torneo internacional. Casi les ignoramos, nos sentimos defraudados, les ponemos en letra chiquita, les asignamos breves comentarios. Dadas nuestras limitaciones y circunstancias, nuestros atletas tienen enormes méritos. No se trata de ser conformistas, se trata de ser justos y agradecidos. A veces nos ocurre lo mismo con nuestros colaboradores, o con nuestra familia y amigos, o hasta con nuestros líderes o jefes.

Quizás ellos y otros no logren ganar lo que queremos o soñamos, pero su trabajo duro, determinación y perseverancia están inspirando a otros que lo lograran. Las derrotas, caídas y fallas van a ocurrir, pero lo importante es cómo se reacciona. Mia Hamm, campeona mundial de fútbol femenino, y doble medalla dorada en la misma disciplina, lo ha resumido: "Un gran jugador no lo es solo por sus goles, lo es por sus agallas".

Simplemente, premiemos a los que dan todo, cualquiera sea el lugar que ocupen.

Que Dios bendiga a nuestros atletas para llegar a los mejores logros en los próximos Juegos.

Fuente: www.azquotes.com

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