Por Clari Arias

@clariarias

Después de décadas de añorar un aeropuerto como la gente, finalmente fue el gobierno de Cartes el que logró vencer las miserias sindicales, las perimidas negaciones ideológicas de la izquierda y los oscuros negocios de algunos de sus correligionarios de Luque, para llegar a una etapa nunca antes vista en Paraguay: la presentación de ofertas y proyectos para el futuro aeropuerto Silvio Pettirossi, en el marco de la Ley de Alianza Público-Privada.

Conocí el vetusto aeropuerto cuando aún llevaba el nombre del tirano. De hecho, pasaba muchas tardes en el lugar esperando que mi madre, cocinera del triste restaurante del último piso, terminara su horario laboral para luego regresar juntos en el 30 Azul. Aun hoy, con sus serias limitaciones en prestaciones y comodidades, este aeropuerto ya es mejor de lo que fue en esos últimos tiempos de la dictadura, cuando el edificio y los que en él trabajaban eran lo mismo, podredumbre.

La mayor terminal aérea de nuestro país obtuvo nombre de héroe de aviación, aunque los cambios que se esperaban nunca se dieron. A pesar de contar con ingresos propios y genuinos, la Dinac no pudo disponer libremente de ellos para hacer un aeropuerto internacional de calidad. Mientras aquí crecía la masa de funcionarios públicos de aeropuerto por decisiones políticas, en toda América se procedía a la reconversión de terminales aéreas a través de privatizaciones y/o concesiones, y por supuesto que tanta desidia y corrupción propiciada por el Partido Colorado, principalmente, tuvo un desenlace nefasto: Paraguay tiene hoy, de lejos, el mayor atraso en seguridad, infraestructura y calidad de América del Sur en lo que se refiere a aeropuertos.

La semana pasada algo hasta milagroso dentro de las gestiones públicas ha ocurrido: tres empresas de amplio conocimiento en administración aeroportuaria –Vinci, Cedicor y Agunsa– se presentaron para pugnar por la reconversión total del Silvio Pettirossi. El consorcio liderado por la francesa Vinci ha sido blanco de críticas muy razonables al haber contratado (¿de manera estúpidamente premeditada?) al estudio jurídico del jefe de gabinete del Ministerio de Obras como su asesor en este proceso de APP (edición del jueves 9-06 del diario Última Hora). Intencional o no, premeditado o no, espero que esta torpeza de los franceses, talvez motivados por sus socios paraguayos, les cueste el negocio que están pretendiendo, por el bien de un proceso que hasta ahora fue altamente transparente.

El consorcio liderado por Cedicor, del empresario Eduardo Eurnekián, un hombre que solo en el último año escaló 200 posiciones en el ranking de los más ricos del mundo (Nº 810 del mundo, Nº 2 de Argentina), ha presentado el proyecto más completo y ambicioso entre todos los oferentes. Si bien algunas de las concesiones que posee en la Argentina (aeropuertos y rutas) han sido cuestionadas, su mayor logro empresarial está a la vista del mundo entero, el hermoso aeropuerto de Carrasco en Uruguay. Los chilenos de Agunsa, una empresa de buena reputación en su país de origen, acaban de recibir un duro golpe anímico y económico (ellos niegan lo segundo), al perder la administración del aeropuerto de Santiago a manos de Vinci.

Gane quien gane la administración del aeropuerto Silvio Pettirossi por los próximos treinta años, la concesión será un hito gigantesco para futuras generaciones. Se trata de una victoria inesperada para la frustrada selección nacional de HC, y en gran medida se la deben al presidente de la Dinac, Luis Aguirre, un hombre con más años para la jubilación que para otros menesteres, que ha sabido enfrentar, negociar y maniobrar todo tipo de presiones internas y exógenas para llevar adelante esta APP. En puridad, no me esperaba tanto del señor Aguirre, ya que proviene de un equipo de gente que no ha tenido logros significativos a su paso por la función pública en el extinto Ministerio de Integración y en el Ministerio de Industria (Spalding, París, Segovia, Peralta). Sin embargo, en estos casi tres años al frente de la Dinac ha armado un equipo altamente eficiente (hecho poco común en oficinas públicas) para sobreponerse a todo tipo de obstáculos (incluidos medios de comunicación con intereses en propiedades de la Dinac) para llegar a estas instancias de definición.

Disfruto este momento como si ya fuésemos a inaugurar el nuevo aeropuerto. Porque por fin, a pesar de todas las huelgas, manifestaciones y conspiraciones propiciadas y solventadas por un par de asquerosos políticos, la República del Paraguay tendrá un aeropuerto internacional que dará una digna bienvenida a los ciudadanos del mundo entero.

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