Nathaniel Popper

Tome nota de esta cifra: 2.411.412.137.427.00 dólares. Son 2,4 billones para redondear a beneficio de quienes no están acostumbrados a números tan grandes. Es una cantidad que está en el mismo rango que la producción económica anual de Francia.

Y es también exactamente la cantidad que gente de todo el mundo dice haber perdido cuando se declaró en bancarrota Mt. Gox, la bolsa de divisas virtuales con sede en Tokio, después de enormes e inexplicables pérdidas sufridas por la volátil moneda digital bitcoin.

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Al igual que la mayoría de las personas que perdieron dinero con Bernard L. Madoff, el administrador de inversiones que fue condenado por organizar un fraude piramidal, la mayoría de quienes pusieron sus bitcoins en Mt. Gox van a salir decepcionados. El fideicomiso japonés que supervisa el caso anunció el miércoles 25 de mayo que solo se había logrado rastrear 91 millones de dólares en bienes, para ser distribuidos entre los querellantes. Esta es una pequeña porción de los 500 millones de dólares en bienes que Mt. Gox decía tener en las semanas anteriores a que se declarara en bancarrota, en febrero del 2014. Y una pequeñísima fracción del monto que habían solicitado.

Las enormes diferencias entre esas cifras son una indicación, cuando menos, del mero número de gente deshonesta que ha sido atraída al fiasco de Mt. Gox y bitcoin. También son un recordatorio de la confusa naturaleza del mundo de las divisas digitales. La divisa diseñada para llevar precisión de computadora y rastreabilidad al dinero ha quedado marcada por los múltiples misterios que giran en su torno.

Periodistas y otros observadores han hecho varios intentos infructuosos para determinar la verdadera identidad del creador de la tecnología de bitcoin, un programador, o incluso un grupo de programadores, que se hace llamar Satoshi Nakamoto.

Expertos en bitcoin y agentes de la ley han pasado más de dos años tratando de averiguar cómo fue que desaparecieron cientos de miles de bitcoins de la bolsa Mt. Gox. Ha habido muchas teorías de conspiraciones, pero muy pocas respuestas sólidas.

La cantidad que los querellantes han reclamado al fideicomiso que maneja la quiebra de Mt. Gox es absurda a valor facial, dado que todas las divisas bitcoin que existen actualmente en el mundo valen unos 7.000 millones de dólares, es decir, 0,3 por ciento de los 2,4 billones que están pidiendo.

La mayor parte de esa enorme cifra es una reclamación desmesurada de una sola persona. Pero aun después de quitar esa cantidad, el resto de los querellantes dice que perdió unos 27.000 millones, esto es, 54 veces lo que la bolsa decía tener antes de desplomarse.

El fideicomiso declaró el miércoles, en una reunión con los acreedores, que 414 millones de dólares de las reclamaciones parecían ser legítimos y habían sido aprobados. Cada uno de esos querellantes recibirá una porción de los 91 millones. Todavía no está claro cuánto le tocara a cada quien debido a las demandas e investigaciones pendientes.

Los inversionistas de Bitcoin se han quejado de que se han tardado mucho en revisar las reclamaciones, por no hablar de las costas legales y contables. El fideicomiso reporta que esas costas han aumentado en unos 55 millones hasta ahora.

"Estoy preocupado por la cantidad de dinero que ha quemado el proceso de bancarrota", señaló el miércoles Kolin Burges, uno de los acreedores más proclives a hablar. "Hemos visto muy malos resultados de las investigaciones y los detalles han estado ocultos continuamente para los acreedores".

El colapso de Mt. Gox en el 2014 amenazó con destruir la industria especializada que había surgido en torno de bitcoin desde que fue lanzada a principios del 2009. El precio que la gente estaba dispuesta a pagar por bitcoin fue bajando constantemente durante un año después de la bancarrota.

Pero los problemas de Tokio también provocaron la profesionalización del mundo de las divisas virtuales, en el que se involucraron empresarios establecidos y capitalistas de riesgo y para el cual los reguladores establecieron las reglas básicas para hacer negocios en esa industria. En la actualidad, muchos bancos están examinando la forma de aprovechar la tecnología que sustenta a bitcoin, llamada "blockchain", aunque la moneda en sí ha resultado perjudicada por las rencillas internas entre los desarrolladores que trabajan en esa tecnología.

Mt. Gox fue la compañía más destacada en los primeros y desenfrenados años de bitcoin, pues se convirtió en uno de los primeros lugares más usados para intercambiar dólares y euros por bitcoin.

La compañía estaba manejada desde Tokio por un joven francés de nombre Mark Karpeles, que en esencia no tenía la menos experiencia de trabajo con software financiero. La bolsa sufrió numerosas caídas y ataques, pero muchos clientes de todos mantuvieron ahí su dinero.

Karpeles se declaró en bancarrota después de varios meses de conducta inexplicable. Aunque en un principio dijo que la bolsa no podía localizar 850.000 bitcoins –lo que en ese momento valía unos 450 millones de dólares–, después informó al tribunal que había encontrado 200.000 bitcoins en carteras digitales fuera de lugar.

Esos 200.000 bitcoins constituyen el grueso del dinero que el fideicomiso de bancarrota va a devolver a los clientes de Mt. Gox. En una medida inusual, el fideicomiso indicó que iba a permitir que a los querellantes legítimos se les pagara en bitcoins más que en yenes o dólares.

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