Vendía caramelos y productos de limpieza en los semáforos con su hija que se encuentra en silla de ruedas. Ya tocó innumerables puertas para conseguir un trabajo digno para tratar de dejar a su hija descansar en casa. Marta Barrios, de 57 años, esperanzada acudió a la feria de empleo organizada por el Ministerio del Trabajo la semana pasada, sin saber que su vida cambiaría por completo.
Comentó a Radio Nacional que como 3 de sus hijos iban a la feria de empleos y no tenía nadie a quien encomendar el cuidado de su hija de 28 años, que es parapléjica, decidió que toda su familia se traslade desde Villa Madrid, Limpio, hasta el Seminario Metropolitano, a la feria de empleo.
Ahí encontró una oportunidad, que a lo mejor no mejore mucho su situación económica, pero como ella misma describe, le dará la dignidad que en varias ocasiones intentaron pisotear. "Toqué muchas puertas por un trabajo digno, para que ella descanse, pero en ningún lado me aceptaron con ella, y gracias a Dios existió esta expo empleo y yo participé de esa reunión y ahí me aceptaron", dijo Barrios.
Relató que cerca de 10 años estuvo con su hija en la calle para buscar el pan, con el riesgo que eso refiere y con el agravante de su hija con discapacidad.
"Es muy costosa la vida que ella lleva porque semanalmente tengo que comprarle medicamentos, pañal, crema y alimentos que no es cualquier comida que nosotros digerimos", comentó a la 920 AM.
Marta agradeció el gesto solidario de los representantes del supermercado El Pueblo, que no solo le otorgaron el puesto de encargada de balanzas en sectores del comercio, sino que atendieron el factor movilidad de Marta, y la ubicaron en la sucursal de Roque Alonso, a minutos de su hogar.
Además, cuenta con la cooperación de su vecina para el cuidado de su hija parapléjica, que se quedará con esa señora hasta que Marta vuelva después de cumplir con sus 8 horas laborales.