No son heroínas de películas de ficción; sin embargo, la vida les ha otorgado este título porque se emocionan, sienten orgullo, juegan y educan a sus sobrinos, acompañando el proceso de crianza desde el rol que les toca. Son profesionales, no tienen hijos y cada vez son más según las estadísticas. Las supertías se abren paso.

Por: Micaela Cattáneo

Cuando hablamos del rol de la mujer paraguaya, es inevitable recurrir a los libros de historia y detenerse en el año 1870, durante el período de la posguerra, cuando mujeres, niños y ancianos unieron sus fuerzas a los pocos hombres sobrevivientes de la contienda para la difícil tarea de reconstruir toda una sociedad devastada. A ellas les tocó asumir la dura responsabilidad de procrear continuamente para levantar un país que se había hecho pedazos. Su vientre fue el cimiento imprescindible para poblar la tierra que las vio nacer.

Hoy, 146 años más tarde, el contexto es otro. La mujer actual, pese a los estereotipos que trata de generar la sociedad con respecto a su sexo, conserva el poder de elegir o rechazar la maternidad como un papel que debe sostener durante toda su vida. "No es que no les gusten los niños, es solamente que ellas ponen su interés en otros logros por sobre la maternidad", explica Cielito Miranda, especialista en primera infancia.

Estas mujeres priorizan el desarrollo profesional, buscando siempre cumplir sus metas personales. Y dentro del grupo, se abre una nueva categoría. Se trata de aquellas que sin dejar de lado su independencia, asumen un compromiso dentro de sus familias. Es allí donde el fenómeno de las PANKs cobra protagonismo.

El término engloba cuatro palabras en inglés: Professional Aunt No Kids (tía profesional sin hijos), utilizado en primera instancia por Melanie Notkin, fundadora del sitio web SavvyAuntie, un portal que aconseja a las mujeres que pasan bastante tiempo con sus hijos, ahijados o sobrinos.

Así como la historia nos muestra los cambios que vive una sociedad a través de los años, las creencias que se tienen sobre ciertos roles también se modifican. Cuestionar el porqué una mujer decide no ser madre parecería algo fuera de lugar en los tiempos que corren (sin embargo, es una mentalidad que persiste). Como respuesta, encontramos a estas mujeres que deciden dedicarse enteramente a su trabajo y cuidar de sus sobrinos como si fueran sus propios hijos.

"Aunque aún no es nulo el irrespeto hacia las decisiones de una mujer sobre su estado civil y su rol maternal; todavía existe una barrera mental que necesita quebrarse para romper con la relación 'mujer y madre sí o sí', como si el único objetivo de la raza fuera el de reproducirse", manifiesta Miranda.

Llegó el momento de descartar el concepto despectivo que tenían nuestras abuelas sobre las tías "solteronas", en su condición de mujeres sin pareja con un carácter colérico a consecuencia de ello. Lejos de encerrarse en casa con malhumor y aparecer solo en los eventos familiares, las PANKs no son simplemente las que "compran regalos a los niños", sino que forman parte de su proceso de crianza.

"Representan un apoyo permanente para los padres; por ejemplo, ayudando con el pago del colegio, colaborando en su cuidado, compartiendo su tiempo libre o influenciando positivamente a la relación de padres-hijos", escribe Notkin sobre este tema en su sitio web. La también técnica ludotecaria, Cielito Miranda, rescata que "las tías tienen la labor de facilitar el ambiente propicio entre padres e hijos".

Ellas cumplen un rol diferente con el que, generalmente, los niños tienen más comodidades. Pueden ver televisión sin restricciones de tiempo y sin reproches (de hecho, es probable que los chicos disfruten más de los dibujitos viéndolos con ellas). Son excelentes gestoras de trámites para salir, pedir permiso y facilitar la flexibilidad de un castigo. Si los sobrinos están en casa de la tía, no tienen que mostrar buenos comportamientos; pueden ser como son. Además, ellas son las mejores confidentes; sus sobrinos confían en ella y las madres también.

Esta tendencia no forma parte de una elección egoísta, porque al fin y al cabo, aportan contención al proceso educativo de sus sobrinos. El hecho de poder elegir "no ser mamá" también demuestra la satisfacción que sienten con sus logros en los distintos ámbitos de la vida. Es por eso que a esta corriente ya se han sumado un poco más del 25% de las mujeres entre 40 y 45 años con respecto a años anteriores, evidenciando que es un fenómeno que va en aumento.

Foto: Chelo Encina[/caption]

Son "supertías" por la grandeza que llevan en el corazón; por el enorme e importante espacio que ocupan en la vida de sus sobrinos; por las inmensas ganas que tienen de verlos crecer de sus manos; por la gigantesca oportunidad que tienen al escuchar en sus voces inocentes decir: "Te quiero"; por el abundante amor que ponen cuando se visten de niñas para jugar con ellos; por el simple hecho de ser quienes son.

Esta edición también la dedicamos a ellas. Por eso, presentamos a dos mujeres que --aunque desean ser madres más adelante- dedican este momento de sus vidas al adorable y admirable rol de ser las heroínas de sus sobrinos.

Leryn, Luji y Mau: un trío inseparable

Una de las anécdotas que Leryn Franco no olvida, la vivió justo antes de que su sobrina Luján cumpliera un año. Entonces la atleta residía en Italia; pero durante una visita a Paraguay sus esfuerzos no se centraron en superar una marca, sino en conseguir que la pequeña diera sus primeros pasos. Lastimosamente, su estadía no duró lo suficiente para lograr su objetivo.

Sin embargo, la misma noche en la que aterrizó en el país europeo, sus familiares le dieron una sorpresa feliz a través de Skype, mostrándole a la niña en pie y avanzando, sin la ayuda de nadie. "Pensé que no lo había logrado, no lo vi en vivo, pero todo lo que intentamos dio resultado. Lloré cuando mi hermana me contó cómo Luji esperó a que me fuera para caminar", relata con la misma emoción con la que podría describir sus conquistas en el plano deportivo.

Foto: Javier Valdez[/caption]

La atleta más famosa del país a nivel mundial tiene un sobrenombre que no todos conocemos, pero que a ella le encanta: Tía Leryn. Así la llama Luján, que hoy tiene 7 años, y Mauricio, de 5; ambos hijos de su hermana Giannina. Los sábados y domingos es cuando pasan más tiempo juntos, porque "entre semana es complicado, creo que es más por sus horarios que los míos", cuenta con humor Leryn.

Al tener una tía que ostenta el récord nacional de lanzamiento de jabalina, claro está que el inculcar la pasión por el deporte será una misión principal. Confiesa que con Mau es con quien le resulta más fácil; pues ya demuestra el gusto y las aptitudes para el tenis. En cambio, Luji prefiere bailar y jugar con sus ponys; "en ese caso yo me adapto a ella", enfatiza la periodista deportiva de 34 años. Sin embargo, cuando se reúnen en la cocina, los tres encuentran un gusto en común en preparar lo que más les gusta.

Confiesa que Luji y Mau son su cable a tierra, porque con la convivencia le recuerdan de dónde viene y lo importante que es frenar un rato y compartir abrazos, besos y mimos. "No hay nada en el mundo más lindo que eso", nos dice la mujer que participó de dos olimpiadas.

En cuanto a sus ganas de tener sus propios hijos, ella no tiene dudas: "Siempre supe que quiero ser mamá. Lo seré cuando Dios lo disponga. Pero Luji y Mau siempre van a ser los amores de mi vida", finaliza.

Sole, Fio y Chiara: Las chicas superpoderosas

Dentro de su apretada agenda, la ministra de Vivienda y Hábitat hace hasta lo imposible para pasar tiempo con las pequeñas que la llaman "tía Sole". Ella son Fiorella y Chiara, de 10 y 8 años respectivamente, hijas de su hermana menor. "Trato siempre de estar los fines de semana con ellas", comenta Soledad Núñez.

Foto: Chelo Encina[/caption]

Cuando Sole está con ellas, el tiempo se detiene. Cuenta que las niñas se quedan a dormir en casa los viernes o los sábados: juegan Wii, ven la tele y mandan chistes a través de Snapchat. "A Fiorella le encanta leer y a veces salimos a comprar libros. Chiara es amante de las papas fritas y el helado. También dedicamos tiempo a dibujar y pintar", nos cuenta.

Su agenda de ministra implica resolver conflictos día a día; pero cuando tiene a sus sobrinas en casa, enfrente otro desafío: decidir cuál va a ser la cena. Salomónicamente, ella las consiente a ambas: Fio siempre pide arroz chino mixto y Chiara, hamburguesas con papas fritas. Si deciden divertirse haciendo dibujos, buscan ideas en tutoriales de Youtube. "No deja de asombrarme la facilidad con la cual manejan la tecnología", comenta como una tía chocha.

"Ver la manera en que crecen día a día me hace valorar todo lo que hace mi hermana por sus hijas y agradecer todo lo que nuestros padres hicieron por nosotras", reflexiona. Y agrega que si bien ahora no está en los planes, más adelante le encantaría poder ser mamá, formar una familia y compaginar los desafíos de su vida profesional con las tareas cotidianas de ser madre.

Sus sobrinas dejan huellas como nadie más en Soledad: "Me enseñan día a día que uno puede ser feliz desde lo simple y sencillo. Que vivir el presente al máximo es muy importante. Que los enojos deben durar un segundo. Que una sonrisa te cambia el día. Que un abrazo vale más que mil palabras. Me sorprende siempre la manera con la cual ven al mundo, siempre cuestionando todo y nunca aceptan las cosas simplemente como son. De esa visión tenemos mucho que aprender, o más bien recordar de cuando fuimos niños".

Etiquetas: #supertías

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