“Se quemó todo, hasta los discos de música francesa que tanto les gustaba a la gente”, cuenta María Ángela.

Jorge Zárate

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"Se quemó todo, hasta los discos de música francesa que tanto les gustaba a la gente", cuenta María Ángela Delgado de Noël, dueña, junto con su marido Lucien, del conocido El Café Francés de San Bernardino.

El local, que se incendió por completo en la madrugada del sábado pasado, se caracterizó por ser coqueto, ameno y, principalmente, por su buena comida.

María Ángela, portuguesa/francesa, cuenta en portuñol el azaroso camino que siguieron junto a su marido, de nacionalidad francesa, para llegar hasta el centro de la villa turística por excelencia de nuestro país.

Lo único que, para sorpresa de todos, quedó intacto en el siniestro es el letrero en madera.

"Estamos en Paraguay desde hace unos 15 años, vinimos porque mi marido que es ingeniero textil vino para trabajar en una fábrica de Alto Paraná que finalmente no funcionó", recuerda.

De allí fueron a vivir a Caaguazú, donde en sociedad con un amigo, que trabajaba en la Alianza Francesa, decidió abrir el Café de Vaca, el antecedente del emblemático local. "Este amigo se dio cuenta que yo no cocinaba tan mal y así nos animamos y comenzamos", relata con una mirada de evocación.

Años después ya estaban en San Ber y poco a poco y por la buena atención, la comida francesa, el acercamiento del mundillo gourmet de Asunción y otros ingredientes de esta buena receta, el local fue tomando popularidad y reconocimiento.

Las cosas marchaban bastante bien hasta que la vieja casona de principios del siglo pasado ardió rápidamente a raíz de un cortocircuito. Contribuyó al daño total el hecho de que el camión de bomberos de la ciudad estaba en reparación y el agua para apagar el incendio tuvo que venir desde Ypacaraí.

Silvia Besteiro es quien les alquila el local y cuenta que la falta de hidrantes contribuyó a la situación. "Tenemos uno aquí cerquita en el Hotel del Lago pero no tenía agua. Algo se tiene que hacer, porque hace apenas 6 meses que se incendió otro restaurante, aquí nomás a la vuelta, es algo que tenemos que reclamar a las autoridades", expuso.

Todavía todo tiene olor a humo y a quemado y hay que volver a empezar. "Ya este fin de semana estaremos trabajando de nuevo en el local de Walterio, un bar que estará cerrado hasta noviembre, cuya propietaria nos cedió amablemente el lugar para continuar mientras tanto", dice la mujer mientras va mostrando las ruinas, lo que dejó el fuego en su paso infernal. "Quiero agradecer mucho la solidaridad del pueblo paraguayo, sino no sé qué hubiéramos hecho", apuntó María Ángela.

"Volveremos con los crepes, las fondues, con todo, es lo que tenemos que hacer", dice y renueva la sonrisa junto a Lucien, y lo único que, para sorpresa de todos, quedó intacto en el siniestro: el letrero en madera que reza "El Café Francés".

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