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Heidi Grant Halvorson

© 2016 Harvard Business School Publishing Corp.

de: hbr.org

distribuido por: The New York Times Syndicate

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A nadie le agrada un compañero de trabajo "tóxico". Sin embargo, si usted lo fuera ¿siquiera lo sabría? ¿Es posible que usted sea el que está sembrando caos en su equipo, haciendo a todos menos productivos y más miserables?

La investigación muestra que hay poca coincidencia entre cómo nos ven los otros y cómo pensamos que nos presentamos a nosotros mismos. He aquí tres formas en que las personas inconscientemente dan la impresión de ser tóxicas, y algunas estrategias para evitarlas:

— USTED PARECE FRÍO: Estamos configurados para descubrir si es que otros representan una amenaza para nosotros. Las personas averiguan esto evaluando que tan cálido parece usted. Ser amigable, atento y empático es tomado como evidencia de que tiene buenas intenciones.

Cuando las personas creen que usted tiene en mente lo mejor para sus intereses, recibe el beneficio de la duda y sus acciones son interpretadas con mayor generosidad, pero esto sólo sucede cuando usted es cálido. El problema es que la mayoría de las personas creen que el dar una buena impresión se trata de la competencia. En su ímpetu por demostrar sus habilidades, descuidan la calidez.

Solución: Para elevar su calidez, póngale atención a las otras personas. Haga contacto visual. Resista el deseo de voltear a ver su teléfono celular durante las reuniones. Parezca interesado. Sonría, especialmente cuando otros lo hacen. Sobre todo, enfóquese en lo que las personas están diciendo.

— USTED PARECE EGOÍSTA: "Pero me rompo la espalda trabajando por mis colegas y hago más que otras personas" usted podría decir. Esto quizá sea cierto, pero ¿cuánto tiempo pasa pensando acerca de sus colegas y sus perspectivas?

Si no sabe mucho acerca de lo que impulsa a sus compañeros, podría estar en problemas. Las personas percibidas como "tóxicas" suelen ser percibidas como si pensaran, "es mi mundo, y tú sólo

estás viviendo en el." Esto puede suceder incluso si usted sólo está realmente enfocado en su trabajo. Aunque pudiera sentirse como si fuera un mártir, otros pudieran verlo como si estuviera acaparando trabajo, microgerenciando o tuviera problemas para colaborar. Debido a que dichas personas no pasan mucho tiempo pensando acerca de los otros, inconscientemente hacen cosas tóxicas, como culpar a otros, dejar a las personas al margen de los asuntos o tomar crédito por el trabajo ajeno.

Solución: Póngase en los zapatos de sus colegas y trate de entender su perspectiva. Haga preguntas para aprender más acerca de compañeros a los que no conoce bien. Lo más importante, muestre empatía.

— LAS PERSONAS LO CONSIDERAN UN "NAZI DE LAS REGLAS": No es sorprendente que en un estudio reciente, los compañeros tóxicos mostraron un mayor exceso de confianza y egocentrismo que sus colegas no tóxicos. Sin embargo, lo que pudiera sorprenderlo es el tercer rasgo común que suelen compartir: creer que las reglas siempre han de seguirse.

Por supuesto, cuando las reglas son éticas o legales, no deberían romperse. Sin embargo, las que gobiernan cómo "debería" hacerse el trabajo, algunas veces pueden ceder en busca de una meta mayor. Los nazis de las reglas no lo ven de este modo. Ellos se aseguran de que todos sigan las reglas, incluso cuando estas no tienen sentido o son improductivas.

La estricta adherencia las reglas viene principalmente de un excesivo enfoque en la prevención. Las personas enfocadas en la prevención son generalmente adversas a los riesgos y se preocupan acerca de lo que pudiera salir mal si no son cuidadosas, pero su trabajo también es más cuidadoso, correcto y bien planeado.

Solución: demuestre ser más flexible y señale cuando deba recibir crédito por ello. Cuando usted tenga que aferrarse a las reglas, no suponga que las otras personas entienden por qué; explique su razonamiento y cómo el seguirlas es bueno para su equipo.

(Heidi Grant Halvorson es la directora asociada del Motivation Science Center en la Columbia University Business School).

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