El sacerdote argentino Carlos Ibáñez.

El sacerdote argentino Carlos Ibáñez, denunciado en su país a principios de los '90 por supuestamente haber abusado de unos 10 adolescentes, está actualmente suspendido "ad divinis" por el Obispado de Villa María, Córdoba. A pesar de ello, Ibáñez siguió oficiando misas, bautismos y casamientos durante años en varias capillas de nuestro país.

Si bien Ibáñez pudo zafar de las denuncias en su contra en el ámbito penal, ya que no se presentó en Argentina para afrontar los cargos gracias a las dos negativas de la Justicia paraguaya para extraditarlo, como mostramos en nuestra publicación de ayer, su situación con relación a la Iglesia quedó absolutamente definida.

El sacerdote Ibáñez está suspendido por la causa que se le abrió a principios de los '90 en Bell Ville, provincia de Córdoba, como consecuencia de las 10 denuncias de adolescentes que aseguraron haber recibido pagos por mantener relaciones sexuales con Ibáñez cuando él se desempeñaba como sacerdote de la parroquia Virgen de Fátima. La carátula, contundente, decía: "Corrupción de menores reiterada y continuada y transmisión de enfermedad venérea".

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Cuando el escándalo se hizo público y sacudió Bell Ville, la Iglesia local lo apartó de los servicios pastorales. El 24 de junio de 1992, el Obispado de Villa María, de la provincia de Córdoba, de la que depende Bell Ville, dio a conocer una resolución firmada por el entonces obispo de dicha diócesis, monseñor Alfredo Guillermo Disan, mediante la cual se suspendió al sacerdote Carlos Ibáñez "ad divinis" para ejercer cualquier tipo de actividad eclesiástica, ante las denuncias realizadas en su contra en la Justicia de Bell Ville. La resolución del Obispado fue publicada en el boletín eclesiástico de Villa María y fue reproducida por los medios locales.

Para saber con exactitud cuál es la situación actual de Ibáñez dentro de la Iglesia, el equipo de La Nación Investiga llegó hasta el Obispado de Villa María, Córdoba. La ciudad es una urbe más grande que Bell Ville, con cerca de 100 mil habitantes, que respetan aquello de la siesta. Los negocios y comercios se cierran desde las 13:00 y recién abren de vuelta a las 17:00, para atención al público. En esas cuatro horas, la ciudad –salvo algunos puntos del centro– parece perderse en el tiempo. Las calles se vacían y la siesta gana cada rincón de la ciudad.

El obispado suspende al Padre Carlos.El actual obispo de Villa María, Samuel Jofré Giraudo, recibió a La Nación Investiga en su despacho para hablar del caso Ibáñez. Si bien no permitió fotos ni grabación con cámara, el religioso se mostró muy respetuoso y categórico al responder sobre la situación planteada con el padre Carlos.

"El sacerdote Ibáñez está suspendido para ejercer cualquier tipo de actividad en la Iglesia. Esta sanción se mantiene porque el Obispado de Villa María nunca recibió un pedido de levantamiento contra esta resolución, por lo tanto, la misma sigue firme y vigente", dijo en forma escueta, pero contundente el obispo Jofré, luego de chequear las documentaciones.

Jofré Giraudo, que se hizo cargo de esta diócesis recién desde el 2013, se mostró sorprendido por la visita de La Nación, pero principalmente sobre el destino que tuvo el padre Carlos. Recordó que su caso fue comentado en su momento entre las autoridades eclesiales, pero que después nunca más se supo de Ibáñez. "Es más, les digo que no sabía si estaba vivo todavía este hombre", aseveró.

Monseñor Jofré explicó que para levantar ese tipo de sanciones, Ibáñez solo podría recurrir personal mente o a través de un abogado.

Incluso, dijo que se podía tener un pedido desde el Vaticano, en caso de que el afectado haya recurrido a la Santa Sede. En cualquiera de los casos, el Obispado de Villa María tenía que estar informado de cualquier pedido, algo que, desde aquella resolución de 1992, nunca ocurrió, afirmó Jofré.

LAS MISAS EN PARAGUAY

Con las documentaciones del Obispado de Villa María queda demostrado que Ibáñez llegó a Paraguay en forma clandestina y suspendido como sacerdote, por lo que no debería haber oficiado actividades religiosas. No obstante, el clérigo argentino encontró en nuestro país las puertas abiertas para seguir ejerciendo actividades eclesiásticas, haciéndose cargo de bautismos, casamientos y oficiando misas, algunas de ellas hasta en la mismísima Catedral de San Lorenzo.

El equipo de La Nación Investiga confirmó que Ibáñez se manejó por zonas donde hacían falta sacerdotes para cualquier evento eclesiástico. Así, ante cualquier eventualidad en la que se requería de alguien para hacer las celebraciones, él siempre estaba preparado. Fue así que ofició varias misas en la capilla Tres Reyes, de Villa Elisa, bajo la jurisdicción de la parroquia Virgen del Carmen. También habría estado por la capilla Santa María Goretti, de la Chacarita.

Ibáñez incluso estuvo por San Lorenzo y ofició celebraciones eucarísticas en la Catedral de esta ciudad. Así lo aseguró a nuestro diario el propio monseñor Joaquín Robledo, obispo de esta diócesis, quien reconoció que Ibáñez estuvo por esta ciudad tiempo atrás, aunque no supo precisar en qué año.

HASTA UN PROGRAMA DE RADIO

La participación de Ibáñez en la comunidad religiosa no se limitó a eventos eclesiásticos, sino que se potenció en otras ramas y sectores, como, por ejemplo, participar en un programa radial en Radio María, cuyo estudio está en San Lorenzo y sirve hace muchos años como una gran comunicadora para la sociedad católica.

El programa radial de Ibáñez se desarrollaba de lunes a viernes, en horario de la tarde, hasta que un día a monseñor Robledo le contaron sobre su causa en Argentina.

Robledo no recuerda bien en qué tiempo, pero dijo que habrá sido entre el 2006 y el 2008, aproximadamente, cuando tras una visita de cortesía que recibieron en la diócesis de un grupo de sacerdotes argentinos, uno de ellos le comentó sobre la causa abierta que tenía Ibáñez en la Justicia de su país.

Con un hablar pausado y sereno, Robledo hizo memoria sobre aquellos acontecimientos. "A mí eso me preocupó y entonces lo mandé llamar para hablar. Le dije, un sacerdote argentino me contó que usted tiene problemas con la Justicia de su país y que por lo tanto no puede seguir con un programa en una radio católica y mucho menos haciendo misa. Él se defendió diciendo que no era cierto. Se sintió molesto, no le gustó para nada. No me agredió, pero yo noté en su rostro que realmente se enojó. Se molestó, salió y se fue", señaló a La Nación monseñor Robledo.

Agregó además que desde la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) se habló de vuelta sobre la situación de Ibáñez ante los requerimientos realizados a varios arzobispos y sacerdotes por parte del equipo de La Nación Investiga. "Esto a nosotros nos pone sobre alerta nuevamente, para estar atentos y avisar a todas las parroquias e iglesias que este señor está suspendido", señaló Robledo.

“CAÍMOS POR INOCENTES”

Para tener más voces desde la Iglesia y buscando entender có antecedente y con una suspensión encima trabajar sin ningún inconveniente como sacerdote, el equipo de La Nación Investiga habló con monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción.

Según Valenzuela, él se enteró del caso recién después de las consultas que le hizo llegar el Obispado de Villa María, Córdoba, que a su vez accionó recién después de las consultas oficiales que le hizo este equipo periodístico. Para Valenzuela, la presencia de Ibáñez y su actividad, a pesar de su suspensión, obedeció a que la Iglesia paraguaya fue muy inocente al recibirlo y no pedirle sus documentaciones a tiempo.

"Nadie se atrevió a preguntarle: A ver, muéstreme sus documentos. Yo creo que nadie, entonces, fue un conocimiento superficial. Se lo trató como un amigo que viene a ayudar", explicó Valenzuela.

Comentó que cuando le comunicaron sobre lo que ocurría con Ibáñez, lo convocó y lo encaró. "Yo le he dicho: Tenemos información de que tus documentos son falsos. Tenemos información de que tú nos has engañado por mucho tiempo. Por lo tanto, yo, como arzobispo, te presento un documento por el cual no puedes hacer ninguna celebración en la arquidiócesis. Él lo firmo Ese documento ya fue remitido a la Santa Sede", señaló Valenzuela.

Seguidamente, reiteró: "Yo creo que es una gran inocentada. Tengo casos no solamente de Ibáñez, sino de otros sacerdotes que vinieron de Argentina y se metieron a parroquias. Pero a partir de ahora ya les llamo. Primero al párroco y luego al sacerdote para saber su historia, cómo está, y habilitarlo para ejercer".

Para el arzobispo, más allá de la inocencia de la Iglesia y de la falta de un mayor control, el caso evidencia una mala fe por parte de Ibáñez al llegar al país y presentarse como sacerdote.

"Evidente que hubo mala fe de su parte y de nuestra parte una inocentada. Yo lo que puedo decir es que si estuvo en nuestra arquidiócesis o por San Lorenzo haciendo celebraciones, fue por nuestra inocentada", insistió Valenzuela.

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