Había una vez una era en la que los ejecutivos de la industria de la música podían hacer cualquier cosa, menos sopesar sus beneficios en escalas. Cada pallet de discos compactos vendidos se traducía en cantidades predecibles de dinero en efectivo para ellos y, en segundo lugar, para los cantantes y compositores. En 1999, año en el que Napster fue fundada, los ingresos al por mayor en la industria alcanzaron un máximo de 23,7 mil millones de dólares. Luego comenzaron una caída que se ha mantenido casi sin interrupción.

Hasta ahora, claro. El crecimiento en la transmisión digital de la música ayudó a expandir los ingresos en la industria musical en un 3,2%, a 15 mil millones de dólares, el año pasado. Ese fue el ritmo más rápido desde 1998, según I.F.P.I., un organismo comercial, aunque los ingresos también se incrementaron un poquito en el 2012.

La mayor parte del mercado es digital, con el 45% del total, mientras que la demanda de CDs continuó cayendo: Los bienes físicos representaron sólo el 39% de las ventas. Servicios de streaming basados en suscripción, como Spotify, Deezer y Apple Música demostraron ser especialmente exitosos y son la categoría de más rápido crecimiento: los ingresos anuales aumentaron en un 59%, a más de 2,3 mil millones de dólares. Las descargas digitales en servicios como iTunes, que dividió los álbumes en pistas individuales de 99 centavos, representaron 3 mil millones de dólares en ventas, aunque eso es un descenso del 10,5% respecto al año anterior. La industria de la música parece cada vez más probable definirse por servicios como Spotify, ligeros, pero al contado.

Esto es en cuanto a las buenas noticias. La penumbra para los jefes del sector y para los artistas sigue siendo mucho mayor que cualquier alegría.

El mercado permanece 36% menor de lo que estaba en su pico pre-Napster y el problema perenne con la piratería no ha disminuido. Es cierto que las descargas ilegales han disminuido, al menos en Estados Unidos, pero la piratería se presenta bajo diversas formas, tales como cuando la gente copia música desde una fuente digital. Las aplicaciones de los teléfonos inteligentes facilitan esta tarea. Music Watch, una empresa de investigación de mercado, estima que en Estados Unidos el número de "streamrippers" –aquellos que copian música desde servicios de streaming, incluyendo Youtube– creció la mitad, a alrededor de 20 millones, entre finales del 2013 y principios del año pasado.

Otra gran preocupación para la industria es lo fácil que es acceder a la música libre legalmente. Ver vídeos de música en línea es la forma más popular de conseguir música gratuitamente. Los videoclips con licencia a menudo vienen con anuncio publicitarios incrustados, pero su popularidad aún no produce grandes ingresos. I.F.P.I. estima que 900 millones de personas consiguieron música desde servicios a usuarios como Youtube, pero que éstas generan sólo 634 millones de dólares en ingresos a nivel mundial, apenas un 4% del total.

Esto es en gran parte porque la mayor parte de la música divulgada en Youtube y otros sitios similares no tiene una licencia adecuada. En un informe, I.F.P.I. sostiene que las canciones y los vídeos subidos por los usuarios permiten a Youtube y a servicios similares "construir su negocio sin justa remuneración de los titulares de derechos". En los Estados Unidos, la Digital Millennium Copyright Act protege a los sitios de internet de ser enjuiciados por contenidos subidos sin licencia por sus usuarios, siempre y cuando cumplan con ciertas peticiones.

Youtube ha hecho fortuna con unos pocos intérpretes que se iniciaron en su plataforma y los defensores del sitio dicen que hay un gran potencial para ganar más para los artistas establecidos.

Sin embargo, Peter Mensch, gerente de Metallica, los Red Hot Chili Peppers y los Foals, dijo: "No conozco a nadie que se esté haciendo rico con giras en Youtube".

El informe de I.F.P.I. muestra que todavía hay muchos menos usuarios que pagan directamente por la música digital que aquellos que las escuchan sin pagar nada, pero al menos la parte que paga está creciendo rápidamente. Los servicios de transmisión tenían 68 millones de suscriptores pagantes en el 2015, frente a los 41 millones del 2014. Spotify tiene 30 millones de clientes que pagan. Tal vez, con el tiempo, los ingresos de dichos suscriptores y el de los anunciantes van a crecer lo suficiente como para permitir que más bandas y empresas prosperen, incluso en la era de la música digital.

Mensch reconoce que sus clientes se van a dar "bien" en Spotify. Sin embargo, ninguno de ellos gana dos dólares por canción, como en los días en que la música podía ser vendida por pallets.

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