BC-DEALBOOK-SPANISH-13 DE ABRIL, 2016-NYTSF

April 13 2016, at 11:14 AM

Andrew Ross Sorkin

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

© The New York Times 2016

save this | download text | xml

Hace unos dos años estaba hablando con un ejecutivo de MetLife que sacó a relucir la idea de que la compañía debería de demandar al Gobierno para que le quitara la designación de empresa demasiado grande para quebrar. La aseguradora consideraba que había sido juzgada injustamente y que las regulaciones que implicaban esa designación estaban obstaculizando su negocio.

Recuerdo claramente que mi reacción inicial fue decir: "Esa es una idea terrible. El Gobierno siempre gana".

¡Caray, qué equivocado estaba!

Como sabemos todos, MetLife ganó la demanda contra el Gobierno la semana pasada y su posición ha sido reivindicada, al menos mientras se procesa la apelación de la decisión.

La juez Rosemary M. Collyer determinó que el proceso del Gobierno para designar a MetLife como institución financiera de importancia sistémica no solo tuvo "fallas fatales", sino que al parecer fueron deliberadas. "Cualquier posible efecto de la insolvencia de MetLife fue considerado de forma sumaria de gravedad suficiente para dañar a la economía", señaló la juez en el fallo.

No es de sorprender que el secretario de la Tesorería, Jacob J. Lew, se sintiera profundamente resentido. "Al revocar las conclusiones de reguladores financieros experimentados, el tribunal impuso nuevos requerimientos que el Congreso no ha promulgado y contradijo lecciones clave de política derivadas de la crisis financiera", declaró.

No tengo idea de si MetLife es demasiado grande para quebrar. He leído cientos de páginas de reportes legales de ambos lados y he hablado con funcionarios de la compañía, del Gobierno y con expertos externos, y todavía no lo sé. He tratado de encontrarle el sentido, pero es un rompecabezas excesivamente complicado y tomar una determinación como esa con cualquier grado de certidumbre requiere de proyecciones matemáticas para ver cómo fluiría el dinero entre cientos de instituciones de todo el planeta.

Y eso plantea esta pregunta: ¿Cómo se le puede encargar a un juez, que no tiene un doctorado en estadística y modelos económicos, que supervise efectivamente las decisiones de un grupo como el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera, formado por las cabezas de la Tesorería, la Reserva Federal, la Comisión de Bolsa y Valores, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos y de una lista de instituciones que sigue y sigue?

La juez Collyer inteligentemente decidió comentar si MetLife efectivamente es demasiado grande para quebrar y dejó abierta la posibilidad de que la empresa algún día efectivamente merezca esa designación. En su fallo, ella habló más estrictamente de que fue problemático el proceso para determinar esa condición en el caso de MetLife.

La juez tiene un dilatado historial como abogada y jurista juiciosa. Ella también pertenece a la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de Estados Unidos y alguna vez trabajó como asesora general de la Junta Nacional de Relaciones Laborales. En otras palabras, ella es toda una estrella del derecho.

Pero en este caso, su trabajo consistió en aprobar o rechazar el enfoque asumido por el consejo de supervisión para su análisis.

En muchos casos, se les pide a los jueces que intervengan en asuntos complejos que están fuera del ámbito de su experiencia. Por ejemplo, en el caso del intento de la FBI por obligar a Apple a desbloquear un teléfono, el juez no era ingeniero ni informático. Y el sistema legal estadounidense sistemáticamente les pide a ciudadanos sin antecedentes en temas específicos que sirvan de jurado y decidan en casos difíciles.

Pero en algunos casos, como el caso que implica a MetLife y al consejo supervisor, debería de haber un tribunal especial, quizá con ciertas áreas de experiencia.

Muchos de los abogados con los que he hablado se han burlado de la idea de un tribunal especializado para tratar asuntos relacionados con el consejo supervisor, señalando que la tarea del juez es determinar si las agencias del Gobierno establecen una regulación apropiada.

Como sea, Joshua D. Wright, ex comisionado de la Comisión Federal de Comercio, fue uno de los autores de un estudio en el 2011 que determinó que en casos antimonopólicos, la experiencia del juez tenía un impacto significativo en la validez del fallo. "Hay menos posibilidades de que se apele a las decisiones de jueces con conocimientos de economía básica que a las decisiones de jueces sin esos conocimientos", indica el estudio. "Nuestro estudio apoya la hipótesis de que algunos casos antimonopólicos son demasiado complicados para jueces generalistas."

Ahora bien, después del fallo de la juez Collyer en el caso de MetLife, muchos analistas están esperando que otras compañías, como podrían ser General Electric y Prudential, presenten una demanda para que se les retire esa misma designación. Eso pone la decisión no en manos de un comité de expertos evidentemente calificados sino de un panel de jueces con experiencia limitada.

La decisión de la juez Collyer puede ser enteramente válida pero, al menos en ciertos puntos, parece estar fuera de base. Por ejemplo, ella dice que el Gobierno "no proyectó cuáles serían las pérdidas, qué instituciones financieras tendrían que manejar activamente sus saldos o cómo se desestabilizaría el mercado" a consecuencia de su quiebra.

Bueno, pues parece que el Gobierno hizo bastante de eso en su reporte, pero se necesita un conocimiento bastante avanzado de las finanzas para entender exactamente cómo se calcularon esas cifras.

La juez Collyer decidió pasar por alto esos números o decidió que fueron elegidos de forma arbitraria.

El problema en el caso del consejo supervisor es que determinar qué empresas plantean un riesgo sistémico no es algo que pueda hacerse con una fórmula directa. La naturaleza de las crisis financieras significa que el regulador está actuando contra una tormenta que no puede prever por completo.

Esto no quiere decir que el Gobierno no cometió pifias en su proceso de designar a MetLife. Ahora parece que el Gobierno, en algunos casos, ni siquiera siguió sus propios lineamientos. Pero podría tener otra oportunidad, con la posibilidad de volver a fundamentar su argumento de que debe designarse a MetLife como una institución demasiado grande para quebrar.

Por lo pronto, nos quedamos con un fallo que ha dañado la capacidad del Gobierno para regular una institución que requiere un grado superior de escrutinio, como piensan algunas personas bastante inteligentes que estudian estas cosas. Eso puede ser verdad o puede no serlo, pero a fin de cuentas debería dejarse esa decisión a los expertos.

Déjanos tus comentarios en Voiz