POR ÓSCAR GÓMEZ
Se hace difícil encontrar un adjetivo para calificar a este Olimpia. ¿Goleador? Se queda corto y está a la vista. ¿Contundente? Ya lo utilizamos. ¿Insaciable? Podría ser. Al menos lo veremos con los demás partidos y la siguiente prueba, más complicada que la de anoche, que se llama Pumas en la altura de la capital mexicana.
Sin piedad, el equipo de Jubero volvió a destrozar al rival de turno, que esta vez se trató de Sol de América. No discriminó, lo trató de la misma forma que lo hizo la semana anterior ante General Caballero y le llenó el canasto. Espacio que encontraba, espacio que aprovechaba para marcar y de esta manera conseguir 6 goles anoche, con los que, sumados a los 7 vs. General Caballero, 3 vs. River Plate y 4 vs. Rubio Ñu, suman 20 tantos en los últimos cuatro partidos. Números realmente impactantes.
Lo de ayer no tiene discusión y hasta es innecesario hacer un análisis demasiado amplio de lo futbolístico o táctico. Olimpia fue abismalmente superior. Demasiado. Aprovechó varias de las ocasiones que generó, especialmente en el segundo tiempo, donde supo nuevamente noquear a su rival y hacer que estos generen espacios para poder explotar sus espaldas y llegar fácilmente, situación calcada a la del choque anterior que acabó también con goleada (7-1).
El punto positivo, dejando de lado el resultado en sí, es que Olimpia mantuvo el arco en cero y estuvo solvente en defensa. Algo que le costaba y que conspiró para recibir un par de goles en los últimos partidos que no le complicaron demasiado por la gran producción goleadora, pero que en un choque de visitante en Copa, como el que se viene, podría ser determinante para ganar o no.
Lo de Sol de América fue circunstancial. Olimpia supo explotar sus debilidades y llegó un momento en el que eran sombras nada más dentro del campo de juego. Intentó con Samaniego y Pérez que no pudieron hacer mucho, al igual que Amarilla que ingresó en el segundo tiempo.