A la hora del atentado debía llegar a Maelbeck, pero Lorena Duarte Limpens se atrasó. La paraguaya residente en Bélgica paró antes a buscar almidón para hacer chipa. "Me salvó nuestra tradición", relató a La Nación Digital.
-¿En dónde estás?
-En el metro.
-¡En dónde en el metro!
-En el vehículo
-Salí. Hubo un atentado.
Más o menos esa fue la conversación telefónica que mantuvo Lorena con Peter, su marido -un funcionario holandés de la Comisión Europea- minutos después de la tercera explosión que sacudió a Bruselas hoy.
Ella bajó inmediatamente. Se encontró con expresiones de terror en los rostros de la gente. Recordó las imágenes que se veían en las noticias, cuando sucedió lo de las Torres Gemelas, en Nueva York.
"Salí del metro como pude", señaló. "No es que me fuera a alcanzar la explosión, pero ya todo estaba congestionado", afirmó.
Cuando estuvo en la calle abordó un taxi para volver a su casa y el conductor aún no tenía noticias sobre el atentado que golpeó a la estación del llamado "barrio europeo". La zona que rodea al Maelbeck alberga a varias instituciones como la Comisión Europea, el Consejo de Europa y el Parlamento de Bélgica.
Ella estaba conmocionada. Había parado en otro lugar antes, porque tenía que comprar el almidón que necesitaba para hacer chipa. "Si no hacía eso, yo iba a estar ahí. Me salvó la tradición", remarcó. Lorena tenía como destino esa parada que se encuentra a metros de la Comisión Europea, y que a esa hora era el centro del caos. Por seguridad, su esposo permanecía en su lugar de trabajo. Pasaron horas antes de que Peter pudiera volver a su hogar.
Los hijos de los Limpens estaban en el colegio. Las hermanas Vicentinas que dirigen la institución educativa a la que asisten llevaron a todos los estudiantes a un bunker que tienen en el lugar. De allí salieron sólo cuando les avisó la policía que no había peligro. Unos amigos de la familia albergaron a los niños hasta que la pareja pudo ir a buscarlos. Todo estaba cerrado, no había transporte público y las fuerzas de seguridad tomaron las calles.
Cuando habló con La Nación, Lorena aún no podía creer lo que pasaba. Hace apenas unos días se había parado toda actividad cotidiana con la detención de Salah Abdeslam. El presunto responsable de los atentados en París fue capturado en Molenbeek, un lugar que se encuentra no muy lejos de la estación afectada.
En Bélgica se vive el estado máximo de alerta terrorista (nivel 4). Desde que sucedió todo, la compatriota ha recibido varias llamadas, de amigos de otros países de Europa, de su familia en Paraguay, de los medios de comunicación. Ella y su familia están bien, pero siguen conmovidos.
"Pasó el susto, pero quedó el miedo", confesó.