Uruguay, Venezuela, Ecuador y Bolivia expresaron su apoyo explícito al gobierno de Dilma Rousseff y buscarán que Unasur la respalde, en tanto Argentina se limitó a manifestar "apoyo institucional" a su vecino y Chile evitó pronunciarse, mostrando los matices que despierta la profunda crisis política brasileña.

Brasil, una potencia económica regional, es socio fundador del Mercosur y la Unasur, y con estos dos bloques se asegura alianzas estratégicas con todos los países de América del Sur. Algunos gobiernos han expresado respaldo explícito a Rousseff y otros han sido más cautelosos, en momentos en que se profundiza la crisis.

En su calidad de presidente pro témpore de Unasur, Uruguay anunció que promoverá una declaración en la que pedirá "respetar el mandato de la presidenta Dilma Rousseff", según declaraciones del canciller Rodolfo Nin Novoa recogidas por cronistas locales.

"Estamos preocupados. Lo hemos hablado con el presidente Tabaré Vázquez y en su condición de presidente de la Unasur está emitiendo una declaración haciendo un llamado a respetar el orden institucional en Brasil y el mandato de la presidenta Dilma Rousseff que fue electa por voto popular hasta 2019", expresó Nin.

El viernes, en un comunicado, Montevideo expresó "su total respaldo" a Rousseff y pidió que "las diferencias internas" en Brasil sean "resueltas en el marco del régimen democrático".

En cambio en Argentina, la canciller Susana Malcorra expresó que desde el gobierno de Mauricio Macri "hay un apoyo institucional" y llamó a que la crisis se subsane siguiendo "un mecanismo democrático".

En declaraciones a la local radio Belgrano, Malcorra negó que Argentina haya dado un respaldo "frío" a Rousseff.

"No, no lo hay (un respaldo frío). Hay un apoyo institucional, que es lo que corresponde", dijo la canciller.

Malcorra reafirmó que Unasur busca una posición conjunta ante la crisis brasileña.

El jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, fue aún más moderado y expresó que Argentina no buscará interferir en la crisis brasileña. "Miramos con preocupación lo que pasa en Brasil. Brasil es un socio estratégico, miramos con interés lo que está pasando, pero con respeto porque es un proceso que tienen que definir ellos".

En Santiago, la cancillería chilena señaló a la AFP que no formulará declaraciones sobre la crisis en Brasil y que no se inmiscuye en problemas internos de terceros países.

La crisis política brasileña se profundizó aún más esta semana, luego de que Rousseff nombrara ministro al ex presidente Luis Inacio Lula da Silva (2003-2011), acusado por la fiscalía general de Sao Paulo de ocultación de patrimonio. De ese modo, Lula hubiera obtenido fueros que le hubiesen permitido escapar de la justicia en primera instancia.

El nombramiento de Lula como jefe de gabinete fue bloqueado por un juez federal el jueves, y apenas duró en el cargo 45 minutos. Rousseff denunció una maniobra de "golpistas". Este viernes se conoció que finalmente podrá asumir como ministro por otra disposición judicial posterior.

El domingo pasado, unos tres millones de personas según cifras policiales salieron a protestar en todo Brasil al grito de "Fora Dilma!" (¡"Fuera Dilma"!), en un clima de crispación desatado por las denuncias de millonarias maniobras de corrupción en la estatal Petrobras que involucran a prominentes figuras del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Rousseff y Lula.

La Unasur ya ha emitido en el pasado declaraciones de respaldo a gobiernos que forman parte del bloque, como ocurrió el año pasado con la Venezuela de Nicolás Maduro quien, precisamente, calificó de "golpe de Estado mediático y judicial" lo que ocurre en Brasil.

"Hay un golpe de Estado mediático y judicial contra la presidenta Dilma Rousseff, y contra Lula da Silva, líder del Brasil y de nuestra América", dijo Maduro desde el palacio de gobierno de Miraflores.

En la misma línea que Maduro, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo este viernes en la televisión oficial que existe un "nuevo plan Cóndor" contra gobiernos de izquierda en la región.

El plan Cóndor fue una estrategia de represión y exterminio de militantes de izquierda durante las dictaduras latinoamericanas de la década del 70.

El presidente boliviano, Evo Morales, opinó en un acto público "que la derecha en Brasil quiere volver, mediante un golpe congresal (sic) y un golpe judicial, para castigar al Partido de los Trabajadores".

"¿Qué quieren hacer? Escarmentar. La derecha sudamericana y la derecha norteamericana, escarmentar que los dirigentes sindicales, obreros como Lula, nunca más sean presidente de un país", añadió.

En Brasil en tanto, simpatizantes del PT y del gobierno, se preparan para movilizarse en las calles el viernes por la tarde.

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