Por Óscar Gómez

A Olimpia no se le puede presentar un mejor panorama para llegar al partido del jueves de Copa Libertadores ante Emelec, clave porque es el juego a ganar y así seguir con esperanzas de alcanzar la clasificación a la siguiente fase del torneo continental.

Lo ideal era ganar, pero de la forma en que lo hizo, o al menos con el resultado que consiguió –siempre una buena goleada maquilla los errores que se cometieron–, no estaba en los planes. Los precios populares hicieron que el público franjeado acuda realmente en masa, contrastando con la posición en la tabla del equipo, pero quizás sin el convencimiento o el pensamiento de salir dos horas después de la llegada, con una goleada tal que vuelve a esperanzarlos para lo que se viene.

Desde el primer momento Olimpia se hizo dueño de la pelota. Claro, estaba en casa y debía hasta por inercia imponerse sobre el rival. Explotó bien las bandas, especialmente la izquierda, con Blas Riveros, que está pasando por un excelente momento, y Julián Benítez, quien de hecho fue el que tuvo la situación más clara de los primeros 15 minutos, pero su remate se fue alto. Ese era el déficit de Olimpia, tenía la pelota pero no encontraba la forma de penetrar la defensa ñuense.

Con Godoy, Romero y Escobar, Rubio Ñu creaba movimientos que por momentos forzaba errores de la defensa olimpista, pero tampoco fueron aprovechados.

El desequilibrio de Alejandro Silva fue vital para que Olimpia pueda romper la dinámica del juego. Tras una excelente jugada suya, Rolón empujó la pelota para abrir el marcador y guiar al albiverde al abismo, porque los siguientes minutos fueron fatales para el visitante. Se quedó con nueve y en segundo tiempo era cuestión de tiempo para que Olimpia lo liquide. Rodi y Fredy aumentaron, Godoy descontó ya sobre la hora, concretando en uno de los tantos errores defensivos que sigue teniendo el franjeado –y los siguió mostrando en el 11 contra 9– y Silva liquidó ya en tiempo adicional.

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