Un Cerro rebelde que no se rindió nunca, cumplió con la regla sagrada de Copa: ganó en casa y lidera el Grupo 8 de la Libertadores.

En un segundo tiempo furioso y ayudado por las expulsiones del rival, el Ciclón venció 3-2 a un Corinthians con mucho oficio, pero con discretos argumentos futbolísticos. El equipo paraguayo asalta la cima de la serie y César Farías, muy cuestionado y presionado en la previa, respira en el cargo.

"Memo" Beltrán en dos ocasiones y el "niño maravilla", Sergio Díaz, firmaron la remontada azulgrana. André y Giovani Augusto hicieron los tantos del Timao, que sufrió las expulsiones de André y Rodriguinho.

Los números de la Copa lo respaldan, al igual que el plantel de jugadores, que anoche le dio un abrazo de ilusión y enorme entrega.

En cada gol, todos los futbolistas, incluido los suplentes, fueron a dedicarles los goles y el total apoyo, que parecía dudoso ante el flojo rendimiento y los malos resultados en el torneo casero.

Farías fue hasta la sala de conferencias ya emocionado por toda la tensión superada y en varios momentos no aguantó, se quebró y derramó lágrimas.

"Son increíbles estas manifestaciones de aprecio al trabajo, al ser humano, son muy emotivos. Un reconocimiento especial a estos jugadores, porque hicieron un gran partido. Es el equipo que andábamos buscando, pero es un proceso natural de crecimiento", aseguró el DT venezolano.

Sobre su continuidad en Cerro, dio a entender que nunca estuvo en su cabeza y pidió no hablar más del espinoso tema. "Yo me voy a mi casa, me encierro con mi familia, mis colaboradores, mis perros y solo pienso en trabajar. Ya no quiero hablar del tema", expresó con una pausa y entre lágrimas.

Por último, dijo que es consciente de que se puede ir en cualquier momento, pero aclaró que él vino a trabajar por un proyecto y no a mentir. "Me puedo ir a casa caminando porque no vine a robar, sino a trabajar", sentenció.

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