Por Enrique Vargas Peña

El viernes 4 de marzo el mundo entero fue sacudido por la noticia del arresto del ex presidente brasileño Luiz Inacio "Lula" da Silva (http://bbc.in/1p6LgAL) (http://cnn.it/1QxBdet), a los efectos de prestar declaración y del allanamiento de sus propiedades en busca de documentos en el marco de la investigación que se desarrolla sobre sobornos con dinero público –Operación Lava Jato (http://bit.ly/1prqUC1)–.

Lo que esta prolongada y enorme investigación policial está probando es que muchos políticos brasileños de todos los partidos y de todos los niveles, usan el dinero del pueblo brasileño para enriquecerse personalmente y para pagar con él su permanencia en el poder, para seguir enriqueciéndose con dinero robado.

La edición del 14 de agosto del 2015 de la revista "Isto É" sintetiza el esquema mediante el cual los fondos que eran robados de Petrobras se destinaron a la campaña para la reelección de la actual presidenta Dilma Rousseff, para satisfacer su ambición de permanencia en el poder.

"El empresario Walter Faria, de la 'Cervejaria Petrópolis', amigo del ex presidente 'Lula', se convirtió en uno de los principales financistas de la campaña de Dilma después de recibir sobornos provenientes del desvío de fondos de Petrobras que le eran depositados en una cuenta en Suiza. En la campaña electoral (por la reelección) del año pasado, Faria destino casi veinticinco millones de reales al Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados. Para la cuenta de la candidata Dilma Rousseff fueron remitidos casi dieciocho millones de reales en un intervalo de apenas cinco días…" (http://bit.ly/1RtZwKa).

Con esquemas semejantes se financiaron todas las reelecciones ocurridas en Brasil desde que se modificó la Constitución brasileña en 1997 para permitir la de Fernando Henrique Cardoso.

En enero de este año, 2016, el ex diputado Pedro Correa, ahora preso por los casos "mensalao" (entrega de mensualidades a políticos) y "petrolao" (robos a Petrobras), confesó haber negociado cada voto a favor de la enmienda que permitió la reelección en Brasil para permitir la del ex presidente Cardoso, a doscientos mil reales de entonces por diputado, unos quinientos mil actuales (http://bit.ly/1L84eR1) (http://bit.ly/1oXDhFq).

El propio "Lula" denunció en noviembre del 2015 que "Toda vez que Fernando Henrique Cardoso quiera hablar de corrupción debería recordar su reelección, el único 'mensalao' fue creado por él. Ningún proceso de él fue investigado" (http://bit.ly/1p6IgUN).

Recordaba el senador Aecio Neves, actual líder del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB) de Cardoso, que los sobornos no son el único costo de ilegítimo e irregular de una reelección sino que "antes de ser reelegido Cardoso mantuvo artificialmente alto el real y dilapidó prácticamente todas las reservas internacionales del país; con el resultado de que tuvo que desvalorizar la moneda en febrero del 99 menos de dos meses después de jurar su continuidad en el cargo y Brasil se vio obligado, una vez más, a arrodillarse frente al Fondo Monetario Internacional" (http://bit.ly/1RtZr9h).

Es por todo esto que Brasil quedó y continúa asqueado con la figura de la reelección presidencial y es por todo esto que, al contrario de lo que dicen los mentirosos que en Paraguay quieren imponernos de nuevo las miserias de la perpetuación en el poder, Brasil inició el proceso de abolir la reelección.

En mayo del 2015, por 452 votos contra 19, la Cámara de Diputados de Brasil inició el proceso constitucional para abolir la reelección de todos los cargos ejecutivos de Brasil (http://glo.bo/1Tyfnxz).

No sé cómo terminará ese proceso brasileño, porque en su largo camino (http://abr.ai/24HLfDk) no hay dinero para sobornos y los políticos son capaces de cualquier cosa para seguir robando, pero esta primera votación de los diputados brasileños reflejó el hastío del pueblo con la reelección, que es lo que me importa señalar.

"Voté a favor de la reelección en esa época (1997) y me arrepentí amargamente. El instituto de la reelección es para países desarrollados, no para países en construcción como Brasil. La reelección trajo grandes males a Brasil", dijo (en la sesión) el diputado Luiz Carlos Hauly. El modelo no se mostró productivo para el país, hubo muchas distorsiones, sentenció el líder de la bancada del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), Leonardo Picciani. El presidente de la Cámara (también procesado ahora) Eduardo Cunha dijo que "reflexionó mucho sobre el tema y 'creo que (abolir la reelección) es lo mejor para el país. Principalmente en las ciudades. Los intendentes acaban desarrollando su mandato en función de la reelección, además que ella dificulta la renovación'" (http://bit.ly/1RNbmSf).

En el debate sobre la reelección, Emerson Cervi, profesor de ciencias políticas de la Universidad Federal de Paraná, recordó otra cosa que aquí en nuestro país algunos abogados pretenden que se olvide: La reelección, en la práctica es un mandato de ocho años (en Brasil, serían diez años en Paraguay) con una evaluación en el medio" (http://bit.ly/1QZev4z).

Lo que nos está mostrando el arresto de "Lula" en Brasil o, mejor, toda la investigación "lava jato" es que las prevenciones de Lord Acton (http://bit.ly/1TywH5C) sobre que "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente" siguen siendo correctas y válidas y que quienes pretendan dejarlas de lado lo hacen ven en el poder una fuente de riqueza.

Fernando Henrique Cardoso fue, por si la gente no lo recuerda, el padre intelectual de la izquierda latinoamericana entera, su obra "Dependencia y desarrollo en América Latina; ensayo de interpretación sociológica" es hasta hoy el manual sin el que no se comprende el discurso socialista en nuestro continente (http://bit.ly/1Qsz7Pd). No había duda alguna sobre su integridad moral hasta su elección como presidente de Brasil.

Y "Lula" da Silva fue, por si la gente no lo recuerda, un sindicalista que lideró la mayor transformación de los movimientos sociales en fuerza política en nuestro continente (http://bit.ly/1prva4q). Tampoco había duda alguna sobre su integridad moral hasta su elección como presidente de Brasil.

Lord Acton tenía y tiene razón: El poder corrompe y por eso debe estar limitado. Limitado en alcance como lo propuso Montesquieu (http://bit.ly/1Ru8uXJ) y limitado en el tiempo como lo aprendimos nosotros tras las seis reelecciones de Alfredo Stroessner. Nadie en Paraguay tiene derecho a olvidar eso.

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