Por Mario Aníbal Romero Lévera
Socio ADEC
Una licitación es el proceso de convocar o solicitar y evaluar diferentes propuestas de personas o empresas para establecer la más conveniente para una adquisición, proyecto o tarea.
Este tipo de llamados, normalmente, debería cumplir las siguientes etapas:
a) Divulgación. b) Aclaratorias. c) Precalificación. d) Presentación y análisis de ofertas. e) Otorgamiento o de declaración de licitación desierta.
En Paraguay estamos muy acostumbrados a exigir al sector público llamados claros y transparentes. Y lógicamente debería ser así, pero nos olvidamos de los concursos de las organizaciones privadas y sin fines de lucro que en su mayoría realizan este tipo de llamados para adquisición de productos y servicios en el país, pero muy pocas son las convocatorias cuyos procesos son transparentes y claros, sobre todo en la etapa de presentación y análisis de ofertas, y en el otorgamiento o declaración de licitación desierta.
Si una empresa, sea pública, privada o mixta, realiza una licitación o concurso de ofertas está tratando de enviar un mensaje a la población sobre su interés en que gane la mejor propuesta y de la manera más competitiva posible. Pero me temo que muchas, y en este caso me refiero a varias ONGs y empresas privadas que no demuestran finalmente eso.
Mi última experiencia personal fue con una organización internacional que tiene sede en Paraguay, que convocó a interesados a presentarse para un concurso de méritos. Se publicaron avisos en la prensa escrita, en las redes sociales, en las radios y hasta se circularizaron las invitaciones a través de varios organizaciones sin fines de lucro del país. Todo el ritual farandulero con bombos y platillos se cumplió para la imagen y la apariencia.
Mi sorpresa fue saber que esa persona ya estaba elegida antes de que se inicie el proceso, y me presté a un verdadero "circo" que me llevó tiempo y dinero los papeleos y protocolos legales, para que finalmente nadie me pueda decir quién ganó (oficialmente), y sobre todo por qué no califiqué. Lo cierto y lo concreto es que la misma persona que ya ocupaba el cargo "ad honoren", hoy es la persona "electa". Como en Paraguay casi todos nos conocemos, se pudo demostrar que el llamado a concurso en realidad fue un mero "show" que no solo me perjudicó a mí, robándome tiempo y dinero, sino que afectó a muchos otros que confiaron en este proceso de selección. La respuesta fue: "Nosotros nos reservamos el derecho de informar el resultado". Algo muy común en nuestro medio. Pero yo les pregunto: ¿esa respuesta ayuda a la transparencia? ¿Ayuda a la finalidad de mejorar un país, de hacerlo más creíble y menos corrupto? ¿No deberían ser un ejemplo o es que se reservan el derecho de ser transparentes?
Debemos exigir transparencias en estos llamados, ya no podemos seguir prestándonos a una "puesta en escena". Los profesionales, las empresas y todas las organizaciones que velan por el bienestar de las personas debemos luchar porque los llamados a concurso y licitaciones en Paraguay sean procesos transparentes, justos y beneficiosos para todos.
Señores, hagamos llamados a concursos serios y transparentes, caso contrario no lo hagan, ya que estarán jugando con el sueño, la esperanza y el tiempo de muchas personas.