Carina Gómez Hernández
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Ya terminamos el primer mes del año. Las empresas comienzan a impulsar con más fuerza sus actividades normales y se preparan para los desafíos que traerá 2016 para sus negocios. Empresarios y ejecutivos consultaron ya las proyecciones disponibles que nos cuentan que la economía paraguaya seguirá en crecimiento por encima de la región en niveles cercanos al 4% (proyección del PIB – FMI). En el 2016 continuará la estabilidad macroeconómica, con mejores perspectivas en la región para Argentina y fuerte recesión en Brasil.
Además de estos indicadores, cada mercado/negocio presenta sus propios desafíos. Pero hay un tema, será igual para todas las empresas: las personas. Creemos que las situaciones que las áreas de recursos humanos deberán enfrentar serán similares, demandando cambios de paradigmas, profesionalización y acciones concretas de fondo.
Cuatro generaciones
Al igual que en los últimos años, la diversidad generacional será el eje de las relaciones en las empresas, donde cada una buscará imponer sus creencias y necesidades. Solo un ambiente de colaboración podrá aprovechar las fortalezas y enriquecerse en las diferencias. Comités de trabajo multigeneracional pueden funcionar como resorte, propulsando siempre los espacios de respeto, apertura y, sobre todo, aprendizaje.
Las personas son la estrategia
Profesionalizar la gestión de Recursos Humanos es el camino sugerido para lograr que las personas dejen de ser vistas como un "recurso" y se entienda que son los socios principales del negocio. Un socio que siempre será parte del problema y de la solución, por lo tanto es estratégico. La empresa que entiende esto, reserva un lugar destacado en la mesa de decisiones estratégicas para el representante de las personas.
Prácticas culturales
En este camino para formalizar la gestión, encontramos las prácticas culturales, es decir, los mecanismos que tiene la empresa para fortalecer la cultura y que sea una poderosa ventaja competitiva. Las buenas prácticas y políticas permiten sostenibilidad y reglas claras, generando transparencia en los procesos y en las relaciones. La manera como se selecciona y contrata a los empleados, las instancias reservadas para inspirar y alinear los valores, los planes de desarrollo, la política salarial, los sistemas de comunicación de dos vías (hablar y escuchar), y hasta los mecanismos de celebración.
Diseñar e implementar estas prácticas y políticas permite establecer bases sólidas de funcionamiento y los líderes pueden ocuparse de su función más importante: generar y mantener relaciones de confianza.
Flexibilidad con compromiso
El tema de la flexibilidad en horarios, espacios de trabajo y otros, se hará presente en las necesidades de las dotaciones más jóvenes cada vez con más fuerza, y rápidamente contagiará a las demás generaciones. ¿Cuán flexible puede ser una empresa sin perder de vista los resultados del negocio? Este es el desafío. En el camino a la flexibilización (que debe ser progresiva), la empresa deberá construir confianza y compromiso desde la gestión de sus líderes. Trabajar los aspectos vinculares de liderazgo es clave: comunicación abierta y a tiempo, accesibilidad y escucha genuina, reconocimiento, apoyo, cumplir promesas, interés real en el desarrollo y crecimiento de las personas.
Clima laboral
Todos estos aspectos sostienen el factor que ha demostrados ser el más eficaz a la hora de retener talentos: el clima. Generar y mantener un ambiente de trabajo excelente permite a las personas desarrollar sus mejores talentos y entregar lo más valioso que tiene el trabajo humano: la pasión, el compromiso, la creatividad, la actitud positiva. En los excelentes lugares para trabajar crecen las relaciones de colaboración, los espacios permanentes de aprendizaje y la innovación.
El 2016 viene cargado de desafíos. Que sea un año que "haga la diferencia" para las empresas y las personas.