El Barça ya está a un paso de jugar su tercera final consecutiva de Copa. Su 7-0 al Valencia no tiene apelación posible. El cuadro ché, con todo respeto para sus jugadores, fue un juguete en manos de un equipo azulgrana que salio a divertirse, a jugar espectacularmente y hacer que el público se lo pasara en grande.
Fue un contínuo "¡Ooooohhhhhh!" ante las acciones espectaculares de los cracks de Luis Enrique. Vale un dato: hicieron seis 'caños' en esa primera mitad. La gente tampoco se olvidó del ruso Cheryshev, cedido por el Madrid al Valencia. Corearon el "¡Cheryshev, te quiero!" que empezó en Cádiz el día de su alineación indebida y le aplaudieron a rabiar cuando salió tras el descanso. El 7-0 final, con 'poker' de Suárez y 'hat trick'de Messi quedó corto por la diferencia entre uno y otro equipo, que fue abismal.
Aunque para que todo ello fuera posible ayudó de forma impagable el planteamiento suicida del presunto entrenador valencianista Gary Neville. El inglés, tan acostumbrado a criticar en la tele a sus colegas de la Prmier League, Alguien debería mostrale el vídeo del partidazo que hizo el Valencia el año pasado en el Camp Nou, con una primera parte inconmensurable, con el vilipendiado Nuno en el banquillo. Perdieron igual que esta noche del miércoles, pero dieron una imagen mucho más digna.
Nevilla dobló los laterales con Barragán y Cancelo en la derecha y Gayà y Siqueira en la izquierda, como hacía Emery ante el Barça con Mathieu y Jordi Alba. También pobló el centro con una especie de trivote (Danilo, Parejo y André Gomes). No le sirvió de nada. El Valencia esperaba muy atrás, sin apenas presión y era víctima de un Barça con hambre de goles y juego. Encima, el 'pressing' azulgrana no daba respiro con el 'mariscal' Busquets de jefe. Sergio estaba en todos sitios, robaba y pasaba el balón con acierto,a poyado por Iniesta.