La historia comienza en una decepción. A pesar de estudiar durante más de 6 meses, Lina no pudo pasar el examen de ingreso para la carrera de Ingeniería Química en la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

"Fue muy doloroso para mi pero a partir de allí me puse a pensar cómo recomenzar y me encontré con esto de las becas de Itaipú, me anoté 8 días antes y me puse a estudiar día y noche y por suerte todo salió bien", dice contenta.

Hija de agricultores, Lina Piris alberga el sueño de convertirse ahora en ingeniera industrial. "Me veo recibida, trabajando", cuenta proyectándose en el futuro.

Dice que se inscribirá en la carrera en la Universidad del Cono Sur de las Américas y que espera comenzar las clases cuanto antes.

"Es una satisfacción única, lo importante es saber que uno puede levantarse de un tropezón", insiste la joven durante una conversación con La Nación.

"El cursillo de la UNA me dio una buena base en matemáticas y en castellano, eso fue fundamental, nada de lo que se estudia es en vano, para mi fue muy importante en esta instancia", expone.

Lina cuenta que comenzó a soñar con convertirse en ingeniera en un trabajo de investigación que hicieron con sus compañeros del Colegio Pedro P. Peña de Itauguá.

"Tuvimos la oportunidad de ir a conocer fábricas que están instaladas en la ciudad y allí pude ver el trabajo de los ingenieros, de las industrias", relata. "En el trabajo teníamos que establecer qué perfil de trabajadores buscan las empresas y la verdad que fue muy motivador para mí".

Piris cuenta que su padre trabaja en la chacra, su madre en la casa y con sus tres hermanos les dan una mano. "Nos alcanza para vivir, pero no para pagar una carrera cara", dice comentando que su papá ya está preparando las semillas para plantar frutillas.

Con alegría desbordante, la joven se prepara para cumplir un sueño. "Seguiré estudiando siempre, tengo claro que es la forma en la que podré salir adelante", dice confiada.

Dejanos tu comentario