Mientras las aguas del Río Paraguay siguen subiendo y cada vez son más las familias afectadas y obligadas a abandonar sus viviendas, el vertedero Cateura y su piscina de lixiviado están a punto de provocar una catástrofe ecológica.
El contralor general de la República, Roy Rodgers, había ordenado la intervención del vertedero de Cateura, en un procedimiento al que no tuvo acceso la prensa.
Funcionarios de la entidad se apersonaron al vertedero para indagar sobre los documentos de procesamiento de los residuos y los líquidos tóxicos que podrían llegar al río Paraguay de producirse una gran inundación.
Por su parte, el ministro del Ambiente, Rolando de Barros Barreto, había señalado que "para que los residuos y el lixiviado se filtre, deben superar la cota 64, o sea, el río debe subir más de 10 metros", expuso.
"Actualmente Cateura está totalmente controlada. Siempre seremos los primeros en informar si no se cumplen las reglas, somos los más preocupados y comprometidos. Seremos los primeros en alertar", prometió.
Agregó que existe un monitoreo permanente y un intercambio de información con la Administración de Navegación y Puertos (ANNP), la Dirección de Meteorología e Hidrología de la Dinac, y la Secretaría de Emergencia (SEN).
Añadió que la ciudad de Asunción tendría que estar bajo agua para que se dé el tipo de catástrofes que están diciendo, y que de suceder una gran inundación, se reforzarán las barreras colocadas entre el río y la pileta.
Intereses creados
La empresa encargada, Empo, dijo en su descargo que habría una empresa competidora interesada en explotar el vertedero Cateura, cuestión poco probable, porque en realidad el mismo debe clausurarse de acuerdo a los requerimientos técnicos.
Así lo expuso el ex ministro de Salud, José Mayans, partidario del cierre del mismo: "Esto nos va a complicar", añadió al momento de recordar que la misma situación pasó con el Askarel, que denunciaron su peligrosidad y luego se entró en pánico en el incendio de la subestática de la Administración de Electricidad (Ande). "Hay que ir pensando en trasladar el lixiviado, bajo las condiciones que corresponda, a otro lugar donde no produzca daño ambiental", expuso.
"Las aguas se cubrirían de negro matando toda fauna íctica y otros productos pesqueros, la biodiversidad completa"
La ambientalista Verónica Bustos recordó que en el 2014, el Río Paraguay estuvo apenas a 37 centímetros de concretar la catástrofe. La pileta de Cateura, vertedero administrado por la firma Empo, contiene aproximadamente 120 millones de litros de lixiviados, producto de la acumulación de desechos industriales, químicos y hospitalarios. Bustos señaló que si la pileta se desborda o cede, el líquido terminaría "en horas" con el Río Paraguay.
Las aguas se cubrirían de negro matando toda fauna íctica y otros productos pesqueros, la biodiversidad completa (fauna y flora acuática), además de dejar inservible el agua para preparar alimentos, lavar ropas, etc. Aumenta la gravedad de la situación el hecho de que la contaminación avanzaría por su cauce hasta llegar al Río de La Plata.
Vale recordar que el antecedente más cercano se produjo en noviembre de este año, cuando la rotura de un dique de contención de la minera Samarco provocó una catástrofe ecológica en Brasil. El agua contaminada llegó al mar arrasando con toda la vida que se le atravesó.
Rubén Figueredo de la Fundación Itá Enramada coincidió con el diagnóstico hecho por Bustos y su equipo. Agregó que al tratarse de aguas compartidas las que están en peligro, la responsabilidad del Paraguay y sus autoridades es mucho mayor, porque un desborde representaría problemas ecológicos también para la Argentina.
Figueredo cuestionó también los métodos que la empresa Empo utiliza para mantener el nivel de lixiviados en la pileta.
TRASLADO
De acuerdo a los antecedentes, el vertedero debió mudarse en febrero del 2006 y la Secretaría del Ambiente (Seam) renovó la licencia ambiental a la firma bajo condición de que iniciara el proceso de cierre definitivo que estaría lejos de concretarse.
Más de mil toneladas diarias de basura ingresan al vertedero, generando nuevo lixiviado que va a una segunda pileta que no tendría las condiciones para almacenar dichos líquidos, de acuerdo al análisis de los ambientalistas.
El lixiviado de Cateura es altamente tóxico, tiene tres veces más cromo de lo permitido, algo grave si tiene en cuenta que es un agente cancerígeno muy peligroso. También habría un exceso de materia orgánica, conforme con un análisis del Instituto Nacional de Tecnología Normalización y Metrología (INTN) que obra en poder la Fiscalía.