Por Alfredo Paredes

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El sector de la construcción registra un auge desde un tiempo a esta parte, sobre todo en desarrollo de infraestructuras edilicias en gran parte de Asunción. En este sentido, Juan José Barrail, titular de la empresa Alberto Barrail e Hijos, compartió con La Nación su visión, opinión y vivencias de toda una vida ligada al mundo de las construcciones que, según expresó, lleva en la sangre como una pasión.

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Insistió en la necesidad de la innovación en este sector, resaltando que para lograrlo hay que hacer hincapié en la capacitación, entre otros factores.

-¿Cómo llegó a ser lo que es usted hoy en día en el rubro de la construcción?

-Soy una persona que pertenece a una familia que está ligada hace más de 100 años en lo que es el mundo de la construcción. Soy la tercera generación de una familia que dedicó la vida a las construcciones. Mi abuelo es un inmigrante francés que realizó sus primeras obras en el Paraguay, entre 1904 y 1905. Somos una familia en donde hay una docena de profesionales en el rubro.

Mi padre, Alberto Barrail, fundador de la empresa Alberto Barrail e Hijos (ABH), actualmente tiene 91 años. Él es ingeniero civil y siempre se dedicó a la construcción, el hormigón armado fue su pasión, e hizo varias obras importantes en el Paraguay, como el Hotel Guaraní.

Yo me siento afortunado de nacer y crecer entre ladrillos y, por esa influencia, también hice mi profesión de ingeniero civil, al igual que mi padre.

Estudié en una universidad de Brasil y pude ser testigo del cambio en una ciudad como Curitiba. Ya como profesional he participado en las construcciones de las dos hidroeléctricas que tenemos en el Paraguay, Yacyretá e Itaipú. Tuve esas vivencias que marcaron parte de mi vida y es así que me inicié en el campo de la construcción.

-¿Cuál fue el peor momento que pasó por su carrera como constructor?

-Una anécdota. Yo estaba como ingeniero residente en una de las obras del BCP. Allí hubo un problema en donde se rompieron las estructuras de un encofrado, donde está actualmente la piscina. Estuve por debajo de esa estructura y luego salí. A los 15 minutos esa estructura se desplomó y, gracias a Dios, estoy para contar la historia.

El que trabaja en construcción siempre está en constante peligro. Luego de ese hecho, se me pasó por la cabeza varias cosas, una de ellas, dejar lo que estaba haciendo, si seguía o no como ingeniero.

La construcción tiene sus riesgos, la seguridad es uno de los temas fundamentales y buscamos que los personales tomen precauciones.

-¿Cuáles son los objetivos que tiene como persona?

-Mi sueño es ser partícipe de una reconversión de la ciudad de Asunción. La ciudad de Curitiba era similar a Asunción. Las mismas características, hasta que apareció un intendente y cambió esa ciudad. Quiero que Asunción, mi ciudad, sea un lugar vivible en donde se mezcle lo más moderno con la naturaleza, lo verde.

Estoy al frente de una organización denominada Milenio, un ente naturalista, que está permanentemente activando a favor de la naturaleza de nuestra ciudad. Es así que mi máximo deseo es que Asunción tenga un cambio para una mejor condición de vida para quienes lo habitamos.

Lamento que no tengamos una educación en el sentido de que las basuras las tiramos en la calle, lo que posteriormente afecta a la naturaleza.

-¿Cuáles son los desafíos que debe enfrentar como profesional?

-Estoy al frente de ABH, también de una inmobiliaria denominada Baga SA y la Fundación Milenio. Dentro de este conglomerado, creo que el desafío más importante es que debemos implantar la innovación en tecnología dentro del rubro de la construcción, no podemos seguir en el rubro con los sistemas tradicionales.

Existen ciertos cambios tecnológicos para construir de manera más barata en menor tiempo. La introducción de nuevas técnicas con mayor calidad. El innovar viene de capacitar y es lo que necesitamos.

Para llegar a eso debemos tener cambios culturales que tienen que ir acompañados por una capacitación en el sector, lo que será de suma importancia.

Hay rubros que están muy rezagados como la vivienda social, cuyo necesidad padece más de un millón de personas en el Paraguay.

Ahora estamos avanzando con las casas prefabricadas y con otras tecnologías, ese debe ser el camino que debemos tomar para salir adelante. El ordenamiento territorial es necesario, ya que se densifican las ciudades, de tal manera a que haya seguridad ciudadana y calidad de los servicios.

-¿Cómo le ve al país en el futuro?

-Me preocupa qué mercado va a absorber las torres que están siendo edificadas. Creo también que hay desarrollos exitosos como los que realiza el Ministerios de Obras Publicas y Comunicaciones, que tiene más de US$ 1.000 millones en una serie de proyectos para los años venideros.

Tenemos que resaltar que existe un déficit en viviendas para la clase media y clases sociales del país. Creo que en ese punto se deben desarrollar políticas, de tal manera a poder realizar proyectos y cubrir estas necesidades.

-¿Cuál es la preocupación en cuanto al sector de la construcción?

-La empresa ABH está asociada a la Cámara Paraguaya de la Construcción (Capaco). La dificultad y preocupación que pasa el sector es que existen pocas ofertas para las mediana y pequeñas empresas.

Estas empresas anteriormente llevaban a cabo las construcciones de las escuelas, los hospitales, centros de salud, etc. Hoy en día son manejadas algunas de estas estructuras por las intendencias mediante los fondos del Fonacide.

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