Como hace tiempo no ocurría, esta temporada tuvo siete superclásicos entre Cerro Porteño y Olimpia y hubo resultados (y partidos) para todos los gustos. El azulgrana fue el que más festejó (4 veces), pero los de Para Uno festejaron mejor, porque se quedaron quizás con el clásico más importante en los últimos tres años: el que los consagró campeón.
En enero, cuando las piernas aún estaban pesadas por los trabajos de pretemporada, ambos equipos iniciaban el año competitivo con un clásico amistoso en Buenos Aires. El estadio Tomás Adolfo Ducó, del Huracán argentino, fue testigo del primer superclásico paraguayo jugado en el exterior. Cuando parecía que Olimpia triunfaba en el primero del año, gracias al gol de Iván Torres, José Ortigoza empató el juego y mandó a los penales, donde Cerro estuvo más efectivo y ganó. Si bien en tiempo normal fue un empate, los que festejaron fueron los cerristas.
Casi similar fue la historia una semana después, pero esta vez el escenario fue el Defensores del Chaco. El resultado en los 90 fue el mismo. Uno para Olimpia, por intermedio de Carlos Rolón y uno para Cerro, de parte de Rodrigo Rojas y en la tanda de los doce pasos, el cuadro azulgrana volvió a ser más efectivo y festejó por segunda vez en una semana ante el tradicional rival.
Y la supremacía del Ciclón se mantenía ya en los partidos oficiales, porque Olimpia no le pudo ganar en el Apertura. En la primera rueda, los de Barrio Obrero triunfaron con gol de Fabbro y en la segunda igualaron 1 a 1. Se extendían los festejos hacía Quinta porque en el primer choque del Clausura, el Ciclón volvía a ganar (1 a 0 en Ciudad del Este), pero el franjeado recuperó terreno en la parte más importante del segundo torneo del año.
Lo derrotó con autoridad en la fecha número 17 y en la finalísima hizo lo mismo para quedarse con el título del torneo Clausura. De esta manera, Olimpia festejó en los partidos más importantes, quedando mejor parado, pese a no haber ganado más que su rival.