Por Diego Sanabria
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La historia de la familia Michelagnoli dentro del rubro automotriz en el país está ligada al desembarco de grandes marcas así como su comercialización, entre ellos Volkswagen, Toyota y actualmente se destaca Suzuki junto a otros emblemas. La empresa tiene como principal protagonista a Miguel María Michelagnoli, quien lleva la posta y la gran responsabilidad de seguir ofreciendo lo mejor para sus clientes.
-¿Cuántos años tiene la empresa en el país?
Censu SA es una empresa familiar. Nosotros nacimos y nos criamos con los autos, pues mi padre fue uno de los pioneros del negocio automotriz en los 50 y 60 con VW., en los 70 y 80 con Toyota y desde 1986 con Suzuki y Ssangyong. Desde 2011 con Foton y Haima, marcas chinas que siguen creciendo y las respaldamos plenamente. Nuestra alianza con los motores Cummins en las Tunland nos adelantan con un respaldo singular en nuestro país.
-¿Cómo fueron sus inicios en el negocio?
A los 19 años me inicié como vendedor de usados y hoy, con 60 años, ocupo la presidencia de la empresa. Los inicios de CENSU SA, no fueron dificultosos pues vinimos con la sapiencia de una empresa formada como Toyotoshi SA, desde donde nos desprendimos para darle vida a Suzuki y Ssangyong desde ese momento, en 1996.
-¿Cuál es la base del éxito de su compañía?
Un factor de éxito fue comprender que todos somos iguales y ansiamos la felicidad. Por tanto, todos los colaboradores saben que nos preocupamos y ocupamos del confort de sus familias. Pretendemos colaboradores que sintonicen la idea del trabajo como una herramienta de realización económica pero mucho más importante de conquista de valores humanos y espirituales. No queremos fanáticos por el trabajo sino familias felices que ven que su padre o madre vuelven a sus casas satisfechos de una buena jornada de labor y crecimiento personal. Nos encanta la gente que se compromete con los resultados del grupo y dirige y que adicionalmente gana buen dinero.
-¿Qué considera como conquista en su desempeño?
El único logro significativo y permanente son los de conquista interior que producen cambios en el espíritu de la gente. Cuando un colaborador encuentra en nuestras actitudes y valores un espejo. Eso es fantástico. Gente que día a día experimenta por sus esfuerzos una gratificación interior en el duro mundo de competencias que se vive hoy. Esa es nuestra definición de la palabra "exito".
-¿Cuáles son los valores que inculca a su entorno?
A la cabeza siempre tengo en cuenta dos valores: Servir y generosidad. Esta última, entiéndase como no juzgar a los demás y, si estoy tentado y pienso que corresponde, hacerlo solo con esa persona con ánimo de ayuda. Y el servicio, que es una receta práctica. Solo olvidándose de uno mismo y dando lo que yo ansío, me retorna multiplicado mi deseo.
-¿Qué aprendió de sus padres?
Nosotros bendecimos los padres que tuvimos, cada uno aportó lo suyo, en el área laboral y humana, mi padre fue extraordinario; me enseñó el respeto sobre todas las personas y las cosas, generosidad y desprendimiento material. El fue un maestro de señorío y bonhomía. Mi madre, a quien aún la disfruto es una dama e hizo un excelente trabajo de vida en brindarse a los hijos.
-¿Los miembros de la familia siguen sus pasos?
Efectivamente, así como yo comencé desde joven formándome dentro de la empresa, los jóvenes de la familia siguen estos pasos tomando cada vez más protagonismo. Queremos formar líderes para la sociedad y que el legado que comenzó con mi padre continúe. Mis hijos demuestran una sinergía buscando siempre crecer y consolidarse.
-¿Cuál es el rumbo y futuro de la empresa?
Incierto, pues estamos en una era tecnológica que trae cambios que son saltos que pueden destruir cualquier industria. Y por otra parte cierto porque tenemos talentos, sudor y gente muy capaz para adaptarnos a cualquier cambio. Los esfuerzos de cada miembro de la empresa están predispuestos a sobrepasar cualquier obstáculo. Aceptamos los desafíos de la era para buscar ser mejores.
-¿Cuántas marcas representan hoy día?
Actualmente representamos y comercializamos varias marcas consolidadas a nivel mundial. Suzuki nos acompaña desde los inicios pero sumamos otros emblemas como Foton, Haima, Yueyin, Ssangyong, quienes hacen de nuestro portafolio de ofertas uno de los más completos del mercado.
-¿Cuáles son los cambios que vienen realizando?
Estamos cambiando la manera de organizarnos, a una forma más ágil, cuidando el tiempo de nuestros clientes. Queremos estar siempre a la vanguardia y ser útiles para nuestros clientes. Cuidamos todos los detalles con un solo objetivo, la satisfacción de las personas que nos eligen.
-¿Cómo fue su cambio del fútbol al empresariado?
El fútbol me ayudó muchísimo. En deportes grupales como el fútbol de alta competición se imbuye en las personas: auto control y disciplina. Enseña a compartir y respetar valores del grupo. Exige refrenar el individualismo natural por los objetivos comunes. Las dinámicas de grupos se entienden y, especialmente enseña el manejo de las presiones de la sociedad y la administración de adversidades.
-¿Cuál fue su mayor desafío?
Entender que siendo pleno físicamente era momento de dar un salto al campo empresarial. El deporte profesional es muy rico en experiencias humanas que me han servido muchísimo en el aspecto comercial. Pero a los ciclos hay que leerlos y moverse hacia adelante.
-Si tuviera la oportunidad de incidir, ¿qué cambiaría?
La importación de autos usados es dañina a las personas, al Estado, a nuestra salud. No hay que inventar nada; antes de iniciar o eliminar algo debemos mirar países vecinos y aprender de sus experiencias. Nadie lo hace en Sudamérica. La corrupción e informalidad con sus agentes lucran con este sistema que termina perjudicando a los que nos dedicamos en forma honesta a este rubro.
-¿Qué consejo puede darle a los emprendedores?
No hay recetas generales. Si uno quiere crecer como emprendedor o lanzar un negocio así como comenzar a crecer laboralmente debe trabajar al máximo por sus objetivos y ser constante. La constancia lleva a concretar los puntos trazados, aunque muchas veces se retrase, llega.