En la ciudad de Ñemby, feudo liberal por más de una década, el postulante del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Lucas Lanzoni, hijo del gobernador Blas Lanzoni, logró imponerse a la aspirante colorada Adelaida Cantero.
De acuerdo a los cómputos preliminares, el candidato azul consiguió un total de 18.716 votos, sobre 15.831 conseguidos por la representante de la ANR.
Cantero estuvo arriba en las bocas de urna por varios puntos desde el comienzo de las elecciones llevadas a cabo en la víspera, pero finalmente los datos oficiales la ubican como perdedora.
Los liberales administran la municipalidad de la ciudad de Ñemby desde hace más de 14 años y conforme a los resultados de las votaciones irán como cinco años más.
De acuerdo a acusaciones realizadas por representantes de la ANR, en la mencionada ciudad se cometieron varias irregularidades en el transcurso de la administración última del PLRA, acusaciones que, sin embargo, no repercutieron en las preferencias de los votantes locales.
La mujer, sin embargo, fue relacionada a supuestas anormalidades enmarcadas dentro del área educativa, atendiendo a que uno de los principales centros de enseñanza de la zona, propiedad de la candidata, cobraba por certificados sin el reconocimiento del Ministerio de Educación y Cultura.
Ñemby es considerada como una de las ciudades más importantes del departamento Central por su acercamiento a la capital del país y el número de habitantes.
Cantero tuvo el acompañamiento del propio presidente de la República, Horacio Cartes, quien como jefe de campaña de la Lista 1 en todo el país, le brindó su apoyo en todo momento.
Los pobladores reclamaron una mayor atención a necesidades sensibles como las relacionadas al descongestionamiento del Acceso Sur, que implica un mejoramiento general de las calles y plazas. También se tienen reclamos en torno a la educación y la salud.
Mencionaron, igualmente, entre sus principales quejas, la falta de seguridad en los barrios periféricos, en donde la delincuencia ha logrado avanzar muy fuertemente, tanto que los delincuentes hacen sus fechorías a plena luz del día.