Por Jorge Pereira

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Sor Ana Mariela González, de las Hermanas de María de Schoenstatt, coordinadora de la Casa Magnificat, indicó que esta "está abierta a todas las mujeres paraguayas de todos los estratos sociales como centro de cobijamiento y formación. El nombre 'Magnificat' es la palabra con la que la Virgen comienza su canto de alabanza al visitar a su prima Isabel: 'Mi alma canta la grandeza del Señor', eso en latín se expresa 'Magnificat anima mea Dominum'. Por eso, el nombre 'Magnificat'", explicó.

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"El papa Francisco no se cansa de alabar las maravillas que Dios obró en el Paraguay por medio de sus mujeres heroicas, auténticas, responsables, fuertes y, sobre todo, con un profundo y verdadero amor a la Patria. Nuestra Casa Magnificat quiere ser un centro que contribuya al fortalecimiento de esa mujer, al servicio de la identidad de la mujer paraguaya".

"El padre Kentenich recibió la misión de impulsar y trabajar por la renovación social, moral y religiosa del mundo, y él sabía que la fuerza de la mujer es fundamental. Esta casa es portadora de esta misión, que en el carisma de Schoenstatt quiere regalar a todo Paraguay", refirió la hermana.

INICIOS

Sor Ana recordó que los inicios de los trabajos fueron con los movimientos de Schoenstatt, conformados en la década del 50. Las mujeres iban nucleándose y esas mismas jóvenes se casaban y formaban grupos de familias. "Por eso tenemos mujeres casadas y solteras. Tenemos chicas universitarias, de secundaria y niñas desde los 10 años", acotó.

"Nos trae un planteo muy serio de que todas las mujeres que tienen su formación acá están en función del aporte que puedan ofrecer a la sociedad. Se forman humana y religiosamente, pero en función de que toda esa formación que reciben, luego la regalen en los ámbitos en que se encuentran, en su trabajo, en su familia. También a personas necesitadas, carenciadas. Hay grupos que trabajan en hospitales, en hogares de ancianos, en las cárceles de mujeres", contó sor Ana.

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