Marcelo A. Pedroza, COACH – mpedroza20@hotmail.com

Si cada uno se propone construir acciones positivas, los efectos transformadores permitirán nuevas experiencias que requerirán de ese hacer fundado en razones edificantes y el circuito progresivo exigirá otras pruebas superadoras. Hay un camino neuronal que pone en contacto directo al sistema cerebral con aquello que moviliza al ser humano. El surgir proactivo y la espontaneidad para llevar a cabo una tarea son características presentes en corrientes académicas que estudian a las conductas motivadas. Acompañan a esas distinciones la intencionalidad y la voluntad, como ejes motores del proceder humano.

Julius Kuhl, investigador alemán y creador de la "Teoría del Control de la Acción", aporta su visión enmarcada en un enfoque activo de la motivación y en la cual la intención es determinante para comprometerse con la acción. En donde la firmeza inicial deberá sortear los posibles obstáculos que puedan suceder. Como así también las expectativas y las valoraciones representan el nivel de compromiso asumido para actuar.

Es el maestro Kuhl el que identifica que el control de la acción puede orientarse hacia el proceso o hacia el resultado, y dice "la orientación al proceso es la tendencia a generar operaciones cognitivas que facilitan la activación de tendencias de una acción orientada hacia la meta", mientras que "la orientación al resultado es la tendencia a controlar operaciones cognitivas que facilitan el análisis de algún estado presente, pasado o futuro". Las operaciones cognitivas son los procesos mentales que se manifiestan cuando se percibe, se describe, se analiza, se interpreta o se crea alguna acción.

Al planificar y controlar habitualmente una actividad específica se desarrolla la orientación al proceso que permite que se puedan implementar nuevas acciones con el fin de mantener la estrecha vinculación entre el estado presente y la meta ideada. Es importante vivir las etapas que forman parte del recorrido de experiencias.

El esquema de la teoría de Kuhl indica un trayecto que todos podemos vivir. Ante una tendencia motivacional nace un compromiso que genera una intención y que moviliza a la voluntad para realizar una acción. Para alcanzar lo propuesto, el profesor Kuhl construye procesos que facilitan sostener la intención y los denomina estrategias de control de acción.

La activación necesita de la capacidad de percepción para poder focalizar la atención. Así el control de la atención hacia lo propuesto se mantiene encendido y dispuesto a profundizar el interés generado. El control de la motivación representa redescubrir constantemente las propias intenciones que han sido fuentes del presente que se vive, como de lo que se ha hecho. El control de las emociones impacta notablemente en el ánimo de su portador y se constituye en un generador de la energía necesaria para fortalecer la relación entre intención y voluntad.

El surgir proactivo, la espontaneidad, la intencionalidad, la voluntad, los procesos, los resultados, las operaciones cognitivas y las emociones hacen a la vida misma, están en cada ser humano y a través de las personas viven en una sociedad. Estos componentes innatos deben ser valorados para poder ser vividos intensamente. La apreciación de los mismos debe estimularse y retroalimentarse positivamente. La transferencia de ellos al plano colectivo se realiza naturalmente por medio de los vínculos que se realizan.

Dejanos tu comentario