Desde que el 1 de marzo el ex presidente de Uruguay, viejo campesino, antiguo guerrillero tupamaro y pensador, dejó de ser máximo responsable político de su país, ha viajado por el mundo. Y sin querer, José Mujica se ha convertido en un referente para muchos.
Para Mujica, uno de los terrores y errores del actual modelo social y económico es la esclavitud del trabajo. "No vinimos a este mundo solo a trabajar y comprar; vinimos a vivir. La vida es un milagro; la vida es un regalo. Y solo tenemos una".
"Tiene ventaja esto de ser viejo, porque de joven uno puede creerse en demasía estos elogios", dijo este viernes ante el abarrotado auditorio del Teatro Góngora, que le regaló largos aplausos. Mujica ha viajado a Córdoba para inaugurar esta tarde el Congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, organizado por la Cadena Ser.
Su mensaje humanista, su forma de ser sencilla y accesible y su discurso claro han calado en el público. Especialmente en España, poco habituada a este tipo de perfiles públicos. "Pero yo no soy ni un filósofo ni un intelectual. Lo fui hasta los 25. Hasta esa edad lo leía todo, desde la Guía Telefónica a Séneca", bromeó.
El filósofo romano nacido en Córdoba fue una constante en su charla. Su visión de la moderación, su concepción de la riqueza y la pobreza le sirvió a Mujica para hilvanar su visión del mundo. "Séneca nos decía, 'no es pobre quien tiene poco, sino quien mucho desea'. Y la tribu aimara añade, 'pobre es el que no tiene comunidad'. Estos son los valores que realmente importan", subrayó.
Así puso en la diana a la economía de mercado y al sistema de crecimiento basado en el consumo. "Yo no planteo un atraso ni una paralización, solo lucho contra la identificación de que la felicidad es la capacidad de comprar cosas nuevas".