Por Roberto Izurieta, Catedrático de la George Washington University

Hillary Clinton, y Bill Clinton en general, han sido una pareja de mucho poder desde que entraron a la política. Sin duda ambos son muy inteligentes, hábiles políticos, buenos comunicadores (sobre todo Bill), con mucha experiencia y fueron pareja presidencial cuando no había déficit fiscal, había prosperidad y la gente generaba mucho dinero con sus ahorros e inversiones en el mercado de valores.

Pero los Clinton, desde su inicio siempre iban al filo de todo: creo que les encantaba la adrenalina de arriesgarlo todo. Bill con Mónica Lewinsky y sus otras aventuras, Hillary haciendo una propuesta de salud provocadora cuando los Estados Unidos aun no estaban listos para aceptar tal reforma. Iban al filo de la verdad: "yo no tuve sexo con Mónica Lewinsky". Y luego justificaba que lo que tuvo no era sexo consumado sino… (obviamente prefiero no repetirlo).

Siempre al filo de la navaja, al filo de la ley, al filo de la verdad pero llega un momento que la gente ya no sabe si ya están al otro lado de la verdad y la ley. Hillary tiene el mismo problema. Cuando surge el tema de los famosos emails. O sea, si debió o no usar su email personal para asuntos de trabajo; un tema que sobre todo para los que no son norteamericanos parece tan intranscendente; sin embargo, le ha costado mucho y ya se ha dado inicio a una investigación judicial.

La acusación va tomando una forma peligrosa y que sin duda le hará daño. El problema es que ella como secretaria de Estado recibe documentos secretos y sobre todo muchos son considerados de seguridad máxima: estos tienen un protocolo específico de cómo usarlos (a no ser que los EUA quiera más escándalos en WikiLeaks o Edward Snowden). El segundo problema es que si bien Hilary Clinton entregó los emails que ella consideraba profesionales (borrando a su discreción los personales), ha quedado la duda si habría borrado emails que eran importantes para el caso. Por eso, los investigadores requirieron el disco duro pero entró el debate si los había borrado también en el disco duro. Hilary Clinton dijo al principio que no, y luego ya no estaba tan claro. También se resistió a entregar el disco duro. Todo esto creó una sombra de duda, que unida a la vieja imagen de los Clinton, reforzó la idea que los Clinton no son de fiar.

Yo sostengo que el presidente Otto Pérez Molina de Guatemala no terminara siendo enjuiciado y condenado por el caso "La Línea" (el caso de defraudación aduanera y fiscal con el cual cayó presa también su ex vicepresidenta). No veo que la Corte tenga mucha evidencia para condenarlo por el caso "la línea". Mi impresión es que Otto Pérez Molina caerá por la Ley de Enriquecimiento Ilícito por la cual no podrá probar porque tiene más de un millón de dólares en una cuenta corriente y propiedades que claramente superan lo que se pueda justificar con el sueldo de ex militar y presidente. A no ser que la Corte en Guatemala acepte el argumento de los Kirchner que "han hecho muy buenas inversiones".

Temo que lo mismo le pasara a Hillary Clinton. ¿Que pasa con la fundación de los Clinton? Reciben donaciones millonarias (muchas de ellas de empresas extranjeras donde Hilary Clinton, como secretaria de Estado, podría tener conflicto de intereses) mientras que menos del 15% del presupuesto de la fundación son destinados para sus beneficiados (fuente: thefederalist.com). Y que podría explicar buena parte de los US$ 141 millones que ha ganado entre 2007-14. Mi temor es que mucho de los emails "personales" borrados tengan más que ver con un conflicto de intereses o favores para donantes de la fundación Clinton que con temas de seguridad nacional.

Entonces, Hilary Clinton con este escándalo no ha hecho sino recordar y fortalecer la imagen que los Clinton no son de fiar; que dicen una cosa y luego hay que interpretar que tan cierto es esa verdad relativa. Pero sobre todo Hilary Clinton afrontó desde el inicio el problema de los emails con una actitud, de "a mi no me molesten con eso"; "no tengo tiempo para esto". Hilary Clinton emana esa actitud que sumada a la desconfianza de muchas de sus acciones y mensajes, hace que la gente confíe menos en ella, le agrade menos y por lo tanto le respalde menos, al punto que hoy en día, ella perdería en la elección general aun contra Donald Trump.

Ahora, Donald Trump, sin duda tiene más actitud que Hilary Clinton, pero esta es distinta. La actitud de Donald Trump es el de "yo digo lo que pienso". O sea, produce confianza. La actitud de Hilary Clinton es la de "digo lo que me interesa" y por lo tanto disminuye confianza. En lo que sí le gana Hilary Clinton a Donald Trump es que sin duda, está más capacitada y tiene propuestas serias frente a un Donald Trump, que dice que construirá un muro en la frontera con México (que sus 3.185 KM lo vuelve irreal), o que cambiará Obamacare por algo "fantástico". Y ahí es donde Hilary Clinton y su grupo se vuelven a equivocar: las elecciones, aun en los EEUU, no es un concurso de capacidad y propuestas. Cuando la gente va a votar emite un voto de confianza y Donald Trump se los está dando y Hilary Clinton lo está minando.

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