La mayoría de los integrantes de la Cámara de Senadores aprobó ayer la interpelación a los ministros del Interior, Francisco de Vargas; del titular de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Luis Rojas, y al viceministro de seguridad Interna, Javier Ibarra. El pedido de interpelación fue ampliamente discutido por los legisladores si deberían aceptar o no antes de escuchar la grabación del narcotraficante Ezequiel de Souza.
Ante la mencionada disyuntiva, el senador colorado Luis Castiglioni pidió la postergación de la interpelación hasta tanto se escuche la grabación del narcotraficante detenido en la Senad. Mientras que el senador liberal Miguel Abdón Saguier señaló que el tema ya figura en el orden del día y se debe solamente aceptar o rechazar los pedidos de interpelación, aunque posteriormente se deba fijar la fecha de audiencias a funcionarios.
Tras el debate, los senadores procedieron a votar y para la interpelación a De Vargas se obtuvieron 24 votos a favor, menos los de los senadores colorados oficialistas Lilian Samaniego, Mirta Gusinky, Óscar González Daher y Juan Darío Monges. A los que se sumaron los senadores disidentes Víctor Bogado y Blanca Ovelar. Además de los senadores oviedistas Jorge Oviedo Matto y José Manuel Bóveda. Para interpelar a Rojas se obtuvieron 25 votos a favor, de igual manera que la anterior votación, sin embargo Bogado sí ya se sumó a favor de la interpelación, y la misma votación se dio con Ibarra, con 25 votos.
Sin embargo, será el presidente del Congreso, Blas Llano, acompañado de los integrantes de la mesa directiva del Senado, quien deberá fijar la fecha de la convocatoria para los altos funcionarios.
El pedido de interpelación fue presentado por varios senadores, en la sesión de la semana pasada. El pedido se dio a raíz de la divulgación de un audio, conseguido de una grabación que realizó en noviembre del pasado año el senador Arnaldo Giuzzio, acompañado de su colega Arnoldo Wiens y Luis Rojas, al narcotraficante Ezequiel de Souza, quien citó a fiscales, políticos y periodistas como receptores de coimas para encubrir al crimen organizado.