Enviado especial. Por: Will Larroza (@Wilpagliaccio).
El mediodía se presentaba con un sol radiante, el movimiento en San Pablo seguía igual que siempre, a excepción de la movilización de más de cien mil personas, el sábado 24 de abril pasado, quienes con sus camisetas negras y pelos largos, coparon la Arena Anhembi. El local, que originalmente está ambientado para recibir corsos durante la época de carnaval, se vistió de jeans, y tachas para recibir el primer día del megafestival Monsters of Rock, cuya sexta edición se realizó en una de las metrópolis más grandes de Sudamérica.
De la Tierra, el mejunje artístico liderado por Andreas Kisser de Sepultura, y constituido por Alejandro González (Alex) de Maná, Flavio Cianciarulo de Los Fabulosos Cadillacs, y Andrés Giménez de A.N.I.M.A.L. fueron los encargados de bajar los telones y arrancar el enorme show que duraría más de doce horas, "Somos uno", el single "Maldita historia", "San Asesino", "Detonar", "Chamán de Manaus", y "Cosmonauta Quechua" fueron las patadas musicales que daban la bienvenida a la gente, el cover de la banda local Titâs "Polícia" desplegó toda la energía emergente del local.
Seguidamente, fue Primal Fear quien tomó la posta, para desplegar su combinación de power, heavy, y speed metal, a aquellos que se animaron a desafiar el calor, que aunque leve, invitaba a refrescarse con espumantes.
Coal Chamber fueron los siguientes en presentar su música. La forma de un metal que ofrecen, atrajo a los más neófitos en el género, y desató la locura de quienes ya pululan esos rincones del metal.
Con Rival Sons, el escenario de afuera fue el protagonista, aquel escenario que se arma ante cualquier acontecimiento masivo, la fila. Una fila kilométrica disfrutaba del sonido propuesto por la banda, una combinación exótica y jugada, pero atractiva, de blues rock, hard rock, y rock and roll; que le dieron color a la larga espera, de una cola que corría rápido, pero que raspaba más de un kilómetro.
Black Veil Brides dio la nota más que distintiva del festival, con su sonido screamo, debido al género se llevó tanto el aplauso como los abucheos del público. "No somos Mötorhead, pero les damos las gracias por permitirnos mostrar nuestra música aquí", comentó el vocalista Andy Biersack.
Decepción y recompensa
La nota de la noche, sin dudas la dio Mötorhead, que no pudo presentarse debido a que la leyenda del rock, Lemmy Kilmister, sufrió un dolor profundo del estómago. No obstante, el resto de la banda Phil Campbell y Mikkey Dee, tocaron con Andreas Kisser y Derrick Green de Sepultura los mega éxitos de la banda británica. "Orgasmatron", "Ace of Spades" y "Overkill" fueron los temas que sirvieron para aplacar levemente las ansias de Anhembi por ver a su ídolo principal. Ante una tenue llovizna, el público agradeció el gesto, pero se sintió decepcionado.
Una espera infinita, de casi media hora, dio pie al ingreso de Judas Priest, quienes desataron la euforia total de local, que gritaba cada uno de los temas como si fuera el último que cantase en su vida. "Painkiller" terminó por agregar el dulce dolor que se impregna en los cuerpos metaleros luego de cada concierto.
La recompensa final ingresó de último, Ozzy Osbourne entró para romper los tímpanos con gigantes temas como "Mr. Crowley", "Crazy Train", además de legendarias notas de Black Sabbath como "Fairies Wear Boots", "War Pigs", "Rat Salad", "Iron Man" y "Paranoid" dieron suelta a la locura, en un manicomio alegre compuesto por jóvenes y mayores quienes disfrutan del metal en todo su esplendor. Ozzy dejó en claro por qué es el 'Príncipe de las Tinieblas', poseyendo a más de cien mil personas, llevándolas al éxtasis auditivo. Y ese, ese fue recién el primer día del Monsters of Rock.