Esos llamados crecieron dos años después, cuando HSBC Holdings PLC acordó pagar $1,900 millones para resolver infracciones que incluyeron el haber dejado que cientos de millones de dólares de los cárteles de las drogas fluyeran a través de uno de los bancos más grandes del mundo.

Ahora existe una sensación creciente en la frontera entre Estados Unidos y México de que la supervisión financiera se ha desbordado, al grado de perjudicar a las empresas que respetan la ley.

Los bancos estadounidenses, cautelosos por la posibilidad de sanciones fuertes, han preferido cerrar sus cuentas en México o han impuesto a sus clientes más restricciones.

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El problema es particularmente grave para las empresas mexicanas cuyos clientes les pagan en dólares. En México, los bancos se niegan a recibir sus billetes verdes, incluso después de que el gobierno levantó en septiembre los límites impuestos cuatro años antes a los depósitos en efectivo de la moneda estadounidense.

El presidente ejecutivo de una de las mayores cadenas de farmacias mexicanas en la frontera con Estados Unidos, Roberto Castro, compara ese enfoque con la quimioterapia.

"Mata las células malas, pero también mata las buenas", dijo Castro, cuyo padre fundó en 1964 la cadena Farmacias Modernas de Tijuana SA, conocida como Farmacias Roma. "Tienen que ser más específicos en sus estrategias para combatir el lavado de dinero", recomendó.

Los senadores Jeff Flake y John McCain, ambos republicanos por Arizona, pidieron en febrero la realización de audiencias legislativas, alegando que los temores de seguridad deben equilibrarse con la necesidad de acceso a los bancos en las comunidades fronterizas. Imperial Valley Press de California publicó un editorial donde escribió que si las cosas siguen así, la banca fronteriza podría convertirse en "una operación de nicho, donde las opciones se vuelven muy limitadas".

Los reguladores estadounidenses están advirtiendo a los bancos que no actúen indistintamente. Dos agencias del Departamento del Tesoro les pidieron en noviembre que evitaran cerrar cuentas de categorías completas de clientes y les recomendaron hacer una revisión de caso por caso.

"No le decimos a los bancos cómo hacer sus negocios", dijo el contralor de la Moneda Thomas Curry a los banqueros durante una conferencia el lunes. "Ciertamente no les ordenamos que ofrezcan servicios a algunos clientes y no a otros".

En México, las empresas elogiaron al presidente Enrique Peña Nieto cuando el gobierno eliminó un límite de $14,000 mensuales a los depósitos en esa moneda en los bancos mexicanos, afirmando que la medida, enfocada en frenar el lavado de dinero, estaba perjudicando a empresas respetuosas de la ley.

Ese respiro de alivio, sin embargo, se volvió consternación cuando las empresas se enteraron de que los bancos no aceptarían sus billetes verdes de cualquier manera.

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