Pucusana, Perú | AFP.

Por Francisco JARA

Las imágenes captadas por un satélite lanzado al espacio en septiembre de 2016 le están cambiando el rostro a Perú.

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Más de 107.000 imágenes están apuntalando ahora los planes de seguridad y desarrollo económico peruanos, y han permitido silenciar las críticas que rodearon a la adquisición del PerúSAT-1, el satélite de observación óptica de mayor resolución en América Latina.

Construido en Francia por la empresa Airbus Defense & Space, el PerúSAT-1 está permitiendo que el gobierno peruano recupere velozmente los 200 millones de dólares que gastó en su compra y puesta en órbita, al dejar de tener que adquirir en el exterior costosas fotos satelitales de su territorio.

“La inversión va a ser cubierta (...), pero hay beneficios no cuantificables en defensa, desarrollo económico”, dijo el jefe de la Agencia Espacial Peruana, mayor general de aviación Carlos Caballero León, durante una visita de corresponsales extranjeros al Centro Nacional de Operaciones de Imágenes Satelitales (CNOIS).

“Lo más importante de este tipo de tecnologías no es tener imágenes, sino ponerlas en acción”, agregó Caballero, quien afirmó que “mientras más se use, más rentable va a ser” el satélite.

Las imágenes del PerúSAT-1 están sirviendo para actualizar la cartografía peruana, para tareas de seguridad y defensa, además de medir el impacto de la deforestación en la Amazonia o del fenómeno de “El Niño costero” que azotó el norte de Perú hace un año.

También fueron clave para que las autoridades decidieran que el papa Francisco oficiara en enero su misa campal de Lima en una base aérea y no en la avenida costanera, como prefería la Iglesia.

Cooperación con otros países

Una enorme esfera blanca, similar a un balón de fútbol gigante, está recibiendo cada día en el CNOIS cientos de imágenes de alta resolución que capta el satélite peruano, que orbita el planeta a 702 kilómetros de altura.

El 30% de las imágenes son del territorio peruano y las restantes son de otros países, pues no hay restricciones legales para fotografiar cualquier lugar desde el espacio.

Profesionales civiles y militares peruanos analizan las imágenes y operan el satélite desde el CNOIS, una moderna construcción de concreto y ventanales próxima al rústico pueblo costero de Pucusana, 60 km al sur de Lima.

El satélite, que se desplaza a 27.000 km/h, posee la tecnología más avanzada en Perú, un contraste en una nación donde parte de la población todavía carece de servicios básicos como el agua potable o la luz eléctrica.

El CNOIS programa cada día al satélite para que al día siguiente tome las imágenes solicitadas por diversas entidades públicas peruanas. Hasta ahora 78 instituciones han hecho solicitudes, entre ellas las fuerzas armadas, gobiernos regionales y ministerios, como el de Agricultura.

Las instituciones estatales no pagan por estas imágenes, pero deben justificar para qué las necesitan. Lo mismo sucede con universidades públicas y privadas.

La idea es estimular a que más instituciones públicas peruanas soliciten imágenes y comenzar a ofrecerlas en el extranjero.

“Estamos intentando con diferentes agencias especializadas”, dijo el coronel Henry Lagunas Torres, director del CNOIS.

Por ahora existe un convenio para compartir imágenes con Corea del Sur, que posee un satélite gemelo al PerúSAT-1, y hay conversaciones con las agencias espaciales de Argentina, Brasil y Bolivia.

Perú también tiene acceso parcial a la “constelación” de satélites franceses de observación, como parte del contrato con Airbus, explicó Lagunas.

Nació criticado

El PerúSAT-1 tiene una vida útil programada de 10 años. Originalmente se preveía que el país ahorraría unos 400 millones de dólares en ese periodo al dejar de comprar imágenes satelitales en el exterior.

Tras su primer año en servicio, el ahorro fue de casi 250 millones de dólares.

Sin embargo, el general Caballero resaltó que las imágenes del satélite tienen un valor “intangible”.

“Los productos de la sociedad del conocimiento son totalmente distintos a los de la sociedad industrial (...). La sociedad del conocimiento produce bienes intangibles”, dijo.

El programa espacial peruano nació tímidamente en 1974 bajo la dictadura del general Juan Velasco Alvarado. Tuvo diversos avances en el primer gobierno de Alan García (1985-1990) y Alberto Fujimori (1990-2000), hasta que Ollanta Humala ordenó la compra del satélite en 2014.

Esta adquisición le acarreó muchos cuestionamientos a Humala (2011-2016), incluida una amenaza de investigación en el Congreso.

Recién puesto en órbita, hubo quienes cuestionaron que el PerúSAT-1 no advirtiera el fenómeno de “El Niño costero”, a pesar de que no era un satélite meteorológico.

Solo en los últimos meses se desvanecieron las críticas al satélite peruano.

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