El senador Enrique Bacchetta no solo hacía lobby ante magistrados de la capital, sino también mantenía frecuentes comunicaciones telefónicas con jueces de Paz del interior con antecedentes de haber sido enjuiciados por mal desempeño en sus funciones. El cruce de llamadas al que accedió La Nación revela que el legislador colorado contactó con 37 jueces y 23 fiscales en el lapso de siete meses, que lo ubican como uno de los principales exponentes del tráfico de influencias en la esfera judicial.
Entre los contactos de Bacchetta aparecen dos jueces del departamento de Paraguarí. Uno de ellos ya fue separado del cargo. Jorge Brizuela Amarilla, ex juez de Paz de Quyquyho, fue enjuiciado por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrado (JEM) por mal desempeño en sus funciones, en el 2011. La causa fue caratulada: "Abogs. Agustín Cabral, juez de Paz de la ciudad de Presidente Franco, circunscripción judicial de Alto Paraná, Natalia Isolina Caballero Ramírez, jueza de Paz de la ciudad de Ypacaraí, circunscripción judicial de Central, Melanio Ignacio Brítez, juez de Paz de la ciudad de Juan de Mena, circunscripción judicial de Cordillera, y Jorge Arcadio Brizuela, juez de Paz de Quyquyho, circunscripción judicial de Paraguarí s/ Enjuiciamiento" por la causal de "mal desempeño de funciones", respectivamente.
Asimismo, la lista de nexos del senador Bacchetta incluye al juez penal de Garantía de Paraguarí, Blas Francisco Cabriza Rojas, quien había sido denunciado en el 2015 por integrar presuntamente una rosca judicial que habría fraguado una resolución para despojar de su finca a un español, según consta en una publicación del semanario Primera Plana (https://www.facebook.com/ semanarioprimeraplana).
Según los datos consignados en el mencionado artículo periodístico, un ciudadano español, que había adquirido una propiedad en pleno corazón de Ciudad del Este, estuvo a punto de perderla, producto de una supuesta rosca mafiosa, que habría operado desde el mismo interior del Poder Judicial, según denunció su abogado, Víctor Alfredo Llamosas.
El caso fue llevado a juicio oral y público, donde fueron sentenciados el mismo dueño del terreno, su abogado y el jefe de una comisaría, quien se había apersonado hasta el lugar para constatar lo denunciado, hace 4 años atrás, cuando se desató el conflicto.
Todo comenzó cuando poco tiempo después de haber adquirido el valioso inmueble, el ciudadano español de nombre José María Carreño se encontró con la sorpresa de que habían ingresado a su terreno, que está cerca de la terminal de ómnibus, que tiene una superficie de 2.400 metros cuadrados, cuyo valor supera los 500 mil dólares.
La crónica refiere que el afectado se llevó la mayor sorpresa cuando acudió hasta el sitio y encontró a una pareja, identificada como Agustín Guerreño e Elizabeth Ricardo de Guerreño. Estas dos personas le explicaron al ciudadano español que ingresaron al lugar por orden de Pablo David Ricardo, porque, supuestamente, este sujeto era el propietario de la finca.
Ante esta situación presentada, Carreño, a través de su abogado Víctor Alfredo Llamosas, denunció la invasión de su propiedad ante la Fiscalía de turno, a cargo de la cuestionada fiscala Fátima Burró. Esta libró oficio a la comisaría de Barrio Obrero, pidiendo el acompañamiento del entonces jefe de la citada comisaría, Arístides Ferreira, a identificar a los ocupantes del lugar, apersonándose en el sitio para constatar los hechos, que efectivamente ocurrieron.
CON MARIO DURÉ VILLAR
Según el registro de llamadas publicado por La Nación, el senador Enrique Bacchetta también mantuvo constantes comunicaciones con el ex titular de la Fiscalía zonal de Encarnación, Mario Duré Villar, quien fue imputado en el 2006 por los supuestos delitos de apropiación y producción de moneda no auténtica.
Según una publicación del diario Abc Color de fecha 26 de setiembre del 2006, Duré fue denunciado por haberse apropiado de unos 8.200 pesos argentinos (G. 15 millones) durante un levantamiento de cadáver, en Edelira 14, en agosto del mismo año, y de sustituirlos por billetes falsos.
Agentes del Ministerio Público de dudosa reputación acaparan el registro de llamadas de Bacchetta, quien es propietario de un estudio jurídico de peso y con notoria influencia sobre el Poder Judicial.