Durante el Jubileo de Catequistas, se llevó a cabo una misa presidida por el cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano, quien celebró el aniversario 40 de su ordenación sacerdotal, compartiendo un mensaje de gratitud, fe y esperanza con todos los presentes y el cual busca que llegue a toda la comunidad.

El cardenal Martínez recordó que el 24 de agosto de 1985 se ordenaba como sacerdote en la parroquia La Piedad de Asunción, rodeado de sus hermanos sacerdotes, de sus familiares y del pueblo de Dios, de la mano del monseñor Séan O’Malley (entonces obispo de la Diócesis de Saint Thomas, en las Islas Vírgenes de Estados Unidos).

“Mi elección nació de la certeza de que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y en él encontré la fuente y la razón de mi entrega. Estos años de ministerio me han enseñado la importancia que tiene el pastor de ser próximo, cercano, especialmente hacia los más vulnerables del rebaño que el señor nos confía: los pobres, los enfermos, los pequeños y los olvidados”, comentó el cardenal durante la lectura de su carta de agradecimiento.

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Utilizó los dichos del papa Benedicto XVI, quien señalaba que la caridad no se reducía a una teoría ni a un ideal abstracto, sino que se enmarca en el rostro concreto del hermano, donde Cristo mismo se hace presente, remarcando a su vez que en cada uno de ellos fue descubriendo el llamado constante a amar sin medida, aun conociendo sus límites y confiando en que el Señor lo sostendría.

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