Luis Raúl Menocchio, hijo de una familia importante y acauda­lada de Misiones, Argentina, y quien llevaba una vida de playboy hasta que sus padres dejaron de asistirle económi­camente, se instaló en Para­guay donde realizó negocios ilegales y hasta distribuyó drogas para luego asesinar a un empresario propietario de locales nocturnos y a la novia del mismo.

A raíz del doble homicidio, volvió a su país donde se retocó la cara y obtuvo una identidad falsa para volver a asesinar por dinero.

Ayer se cumplieron 21 años de que el conocido como “el hombre de las mil caras” demostró lo que era capaz de todo al asesinar a dos per­sonas, cuyos cuerpos fueron encontrados en tambores sellados con cemento.

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El asesino fue nada más y nada menos que Luis Raúl Menocchio, quien en su momento supo codearse con las más altas esferas del poder de turno en nuestro país, se convirtió en el autor de uno de los crímenes más atroces de comienzos de este siglo.

El Gusano, como era cono­cido, estaba en un local bai­lable de nombre Puerto Madero, que estaba situado sobre las calles Palmas y Colón de Asunción.

En la noche del 15 de agosto de 2004, Menocchio se encontró con el empresario Eduardo Fidel Maciel, quien estaba en compañía de su pareja, Gra­ciela Méndez. El primero era el propietario de Puerto Madero. Tras compartir la velada, todos los menciona­dos subieron a una camioneta de la marca Ford Explorer y fue la última vez que se los vio con vida a Maciel y su pareja.

Los días pasaron y estas per­sonas no aparecían. Desde el día uno, el principal sospe­choso del terrible crimen fue el hombre de las mil caras.

Transcurrieron 11 días desde que el dueño del local nocturno y su pareja, desa­parecieron cuando el 27 de agosto de 2004, a orillas de un estancamiento de agua en el lugar conocido como Laguna Grande de la ciudad de Fer­nando de la Mora, se encon­traron dos tambores de 200 litros sellados con cemento que fueron dejados en el lugar llamó la atención de los veci­nos.

Uno de los vecinos tomó la determinación de cortar el tambor y se encontró con el cuerpo desnudo de Eduardo Fidel Maciel. El tambor estaba totalmente sellado con una mezcla de cemento. El cuerpo de su pareja Graciela fue hallado en el otro tambor.

El crimen, de acuerdo a los investigadores, se habría cometido en la madrugada del 16 de agosto, con un revólver calibre 22 carabinero, y los cuerpos fueron mantenidos ocultos en algún lugar, hasta que salió la idea de guardar­los en tambores, al más puro estilo de la mafia.

Tras el doble crimen en Para­guay, el Gusano reapareció como otro sujeto, de nombre Hugo Jara, se había hecho cirugías estéticas y se borró las huellas dactilares con ácido. Con el empresario tele­visivo Claudio Nozzi tenía un ambicioso proyecto de cine, pero lo mató de cinco tiros y se apropió de su lujoso yate y tarjetas de crédito, en marzo de 2005.

Menocchio fue detenido en la embarcación y estuvo en pri­sión, pero por falta de prue­bas, fue liberado el 15 de mayo de 2009, lo que le permitió cometer otro doble homici­dio, del estanciero italiano Manuel Rosseo, el mayor terrateniente del Chaco, y su cuñada, Noelia Barto­lomé, una docente jubilada. El hecho había ocurrido el 13 de enero de 2011 en Castelli (Chaco).

CONDENA PERPETUA

El 25 de enero de 2011, Menocchio fue detenido en inmediaciones de un hotel céntrico de Corrientes, en compañía de una mujer. Esta situación llevó a que los investigadores sentaran nuevamente al criminal en el banquillo de los acusados por el crimen de Nozzi, y el 30 de mayo de 2012 recibió prisión perpetua, al igual que Luis Alberto Ramírez como coau­tor del crimen.

El 7 de octubre de 2013 recibió la segunda perpetua, junto a Claudio Alfredo Gómez y Sal­vador Borda, por el crimen de Rosseo y su cuñada. Estaba detenido en Sáenz Peña, pero tras un intento de fuga fue trasladado el 17 de enero de 2014 a la Unidad Penitencia­ria n.º 6 de Rawson (Chubut). Debido a la doble perpetua, el frío criminal morirá sin pagar sus delitos cometidos en Paraguay.

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