En la madrugada del jueves dejó el plano terrenal el profesor Blas Servín, reconocido astrónomo y eminencia en esta área en Paraguay. Su deceso se produjo cerca de la 1:00 en su residencia, luego de una larga batalla contra el cáncer.

“Todos somos polvo de estrellas” era una de sus frases preferidas y la explicó hace algunos meses en una de las últimas entrevistas que brindó a medios de comunicación. Y lo hizo para “Expresso”, en el canal GEN.


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Debido a la emergencia sanitaria por la epidemia de COVID-19, solo habrá un velorio íntimo y familiar, pues se debe cumplir con el protocolo sanitario.

Servín fundó en la década de 1990, junto con otros aficionados, una asociación para la divulgación de conocimientos en astronomía en Paraguay. A través de charlas, actividades con escuelas, colegios y jornadas de paciente observación de los astros, Servín brindó siempre sus conocimientos sin recelo a todas las personas que quisieran conocer los misterios del universo.

Hijo de un ingeniero en comunicación de satélites, Blas Antonio Servín Bernal fue desde muy pequeño un curioso en todo lo que ocurre en el cielo, con las estrellas, constelaciones y los planetas.

El observatorio de San Cosme y Damián, ubicado en el sur del país, es uno de sus más importantes logros en el país. Este observatorio está junto a las ruinas de una de las reducciones en donde los jesuitas llegados en el siglo XVI reubicaron a los indígenas guaraníes y lleva el nombre de Buenaventura Suárez, el primer astrónomo paraguayo.

Fue justamente el trabajo de Suárez, que en 1740 fue capaz de predecir las fases lunares para todo un siglo, lo que sirvió de inspiración a Servín para desplegar un prolífico trabajo, cuyo esfuerzo le ha valido el reconocimiento de la propia NASA.

Fue también miembro de la Sociedad Científica del Paraguay y recibió numerosos reconocimientos, tanto a nivel local como internacional, por su aporte a la astronomía, pese a no haber obtenido un título académico en esta área, por no existir una carrera de grado en el país.

El profesor Servín explicaba los fenómenos del universo a todo el que quisiera conocerlo, rodeado de maquetas de planetas y cohetes, de mapas de constelaciones y fotografías del sol colgadas en un cuarto del Planetario que dirige en Asunción. Lo hacía desde el punto de vista de la ciencia y desde hace décadas se ocupaba de desentrañar los misterios que los guaraníes supieron ver en las estrellas.

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