El caso de la joven torturada en Ñemby expone una vez más la situación de extrema violencia que padecen las mujeres en Paraguay. En esta ocasión, el hecho salió a luz por la denuncia de una amiga de la víctima, por lo que vale preguntarse, ¿cuántas son las que callan?.
Por Aldo Benítez / aldo.benitez@gruponacion.com.py / @aldo_be
La casa de la tortura está en Pa’i Ñu, Ñemby. Allí, el papá encontró a su hija brutalmente golpeada, postrada en una cama. La cara desfigurada, los labios hinchados y rotos, el cuerpo lleno de moretones. No se sabe cuánto tiempo pudo haber aguantado en esas condiciones, pero por las hematomas y sangre coagulada, se presume varios días. Se sabe, en cambio, que su vida ya no corre peligro. Al menos eso. La joven vivía -vivir es un decir- en esa casa con su pareja, Pedro Heriberto Galeano, de 29 años que apenas meses atrás ya había sido denunciado por violencia contra la misma mujer y sus familiares. Hoy, Pedro Galeano está detenido en la comisaría local y fue imputado por la fiscala Claudia Aguilera por feminicidio en grado de tentativa.
En diciembre del 2016 se promulgó la Ley Nº 5.777/16, de “Protección integral de la mujer contra toda forma de violencia”. Esta normativa introdujo a la legislación paraguaya un nuevo elemento, tan necesario como retrasado, que fue la tipificación del asesinato de una mujer en razón de su sexo, es decir el feminicidio, como un hecho de acción penal pública. En uno de sus artículos, esta ley establece la pena privativa de libertad de diez a 30 años para quien llegara a ser determinado culpable en juicio. Paraguay, cuya cultura machista es asfixiante, fue uno de los últimos países de la región en introducir el feminicidio en sus imperativos legales.
Desde que entró a regir esta nueva legislación hasta finales de octubre de este año, el Ministerio de la Mujer tiene contabilizados 37 casos de feminicidios ya definidos como tal, pero además, tiene otras 30 denuncias consideradas tentativas, que no dejan de ser graves. Para la ministra de la mujer, Ana María Baiardi, se trata de una situación absolutamente preocupante, ya que el promedio llega a una mujer mortalmente agredida cada cuatro días. “Cuando hablamos de tentativa de homicidio, hablamos de que el agresor intentó matar a la mujer, no lo logró por diferentes circunstancias, pero estamos ante la situación de que hubo esa intención”, dice Baiardi.
En efecto, en los últimos 20 días, se registraron tres casos de posibles feminicidios en nuestro país. El 20 de octubre pasado, un hombre mató a balazos a su expareja en Bella Vista, Itapúa. Según los investigadores, esta persona no habría soportado que la mujer haya iniciado otra relación. Horas después, el hombre se suicidó. El 23 de octubre último, un interno del penal de Coronel Oviedo mató a puñaladas a su concubina en plena cárcel, donde fue a visitarlo. El 2 de noviembre, el cuerpo de una mujer fue encontrado en un monte de Posta Ybycuá, Capiatá. La joven había desaparecido hace un mes y el principal sospechoso es su esposo. Según este hombre, al volver de su trabajo encontró a su esposa colgada del techo, por lo que presumió que ella tomó la decisión de suicidarse. Dijo que tiró el cuerpo al monte porque tenía miedo.
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La ministra Baiardi dice que este tipo de situaciones, como lo ocurrido en Ñemby, debe hacernos reflexionar como sociedad. En ese sentido, rescata un hecho sobre este caso: “La que denunció lo que estaba sufriendo esta chica fue su amiga. Entonces, de alguna manera, es un indicativo de que al menos, en algunos círculos se está entendiendo que este tipo de situaciones se tiene que denunciar, para que nosotros, los funcionarios públicos, desde el Estado, estemos obligados a accionar para reguardar la vida de esta joven y de otras personas en peligro. Porque el primer responsable en resguardar la vida de las mujeres es el Estado, no hay dudas, pero la participación de la sociedad es sumamente importante”, asegura Baiardi.
Educación
La Ministra dice que es consciente que este tipo de actos no sólo requiere de acciones represivas del Estado, sino que mayormente, de una acción preventiva, que debe establecerse a partir de una nueva forma de educación. “Tenemos en Paraguay una cultura machista absoluta. Hay que romper los patrones culturales machistas que se imponen desde la casa, que se extiende a los colegios, a los grupos de amigos, pero eso se legra con una educación desde chicos”, señala Baiardi.
En ese contexto, menciona que uno de los proyectos que lleva adelante el Ministerio de la Mujer en la parte educativa se denomina ““noviazgos sin violencia”, un programa que consiste en dar charlas a estudiantes secundarios sobre la importancia de evitar todo tipo de violencia hacia la mujer, o directamente, hacia la pareja. “Estamos trabajando con estos chicos, porque van a ser los padres del mañana. En la adolescencia ya se empieza con la antesala de la violencia física, que puede arrancar con cosas simples como el control sobre las pertenencias de la mujer. El código para el celular, sabe dónde está, con quién habla, qué hace, todas esas cosas que no son más que un síntoma de alguien que puede en cualquier momento transformar esa agresión sicológica en física”, dice Baiardi.
La titular del Ministerio de la mujer agrega que los seres humanos no nacen violentos, y que la violencia se aprende, por lo tanto, considera que la educación es vital para ir reduciendo estos números de feminicidios o tentativas para los siguientes años. Actualmente, esta cartera de Estado tiene contabilizados también otros 14 casos de muertes violentas de mujeres este año, sin embargo, las investigaciones todavía no están cerradas para clasificarlos como feminicidios, pero podrían terminar siendo.
En el caso de la joven de Ñemby, el Ministerio de la Mujer puso a disposición de la familia dos psicólogas para atender a la joven. Según el reporte sobre su situación médica, la mujer está en estado de observación en el servicio de Urgencia del Hospital del Trauma. Según lo que expuso el doctor Carlos Báez, de dicho nosocomio a la 970 AM, la joven ya no corre riesgo vital, pero por precaución la dejarán hospitalizada probablemente hasta mañana.
Las parejas
Según un informe del Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, del Ministerio del Interior, de un total de 75 víctimas fatales femeninas desde 2011 a 2015 -todavía en el marco de la ley de violencia doméstica- 59 mujeres murieron a manos de concubinos, ex concubinos o esposos. Es decir, una amplia mayoría tenía como victimario a su pareja. En ese mismo periodo, se denunciaron 19 casos de tentativa de homicidio contra mujeres por parte de sus esposos o concubinos.
“Ahora al menos se está visibilizando más casos. Igual, a pesar de los números de ahora, es un crimen que está muy subregistrado”, afirma la propia ministra de la Mujer, Ana María Baiardi.