Europa representa menos del 2 % de las exportaciones de carne bovina paraguaya, sin embargo, su peso simbólico y estratégico es incuestionable. Así lo expresó Martín Filár­tiga, secretario general de la Asociación Rural del Para­guay (ARP), al señalar que este destino “paga muy bien y otorga estatus”.

Para los ganaderos, contar con la exigente Unión Europea (UE) como cliente abre otras puertas internacionales, como Estados Unidos y Canadá, que ven en ese sello un aval de cali­dad y trazabilidad.

El directivo recordó a la 800 AM que el ingreso de la carne paraguaya al mercado euro­peo está condicionado hoy por la Reglamentación 1115 de la UE, que establece estric­tos requisitos sanitarios y de trazabilidad para los países proveedores.

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Estas normas apuntan a garantizar al consumidor europeo que la carne que llega a su mesa proviene de animales identificados, con­trolados y libres de enfer­medades, con un historial verificable de producción.

En Paraguay, el cumpli­miento de estas exigencias se gestiona a través del Sis­tema de Trazabilidad del Paraguay (SITRAP), creado por la Ley 971/2013. Este sistema permite seguir a cada animal desde su naci­miento en el campo hasta su faena en los frigoríficos habilitados.

“La carne que va a Europa debe ser trazada. Lo gestiona­mos con el SITRAP. No es Bru­selas la que controla acá, son los importadores europeos”, aclaró Martín Filártiga. Para el gremio, el trazado no solo asegura el cumplimiento de estándares internacionales, sino que también fortalece la reputación del país como pro­veedor confiable.

MERCOSUR-UE

En este contexto, el acuerdo de libre comercio Merco­sur-Unión Europea, aún en fase de negociación, cobra una relevancia especial. Su con­creción implicaría mayores cuotas de exportación y con­diciones más competitivas para la carne paraguaya, con posibilidades de acceder a un mercado de más de 400 millo­nes de consumidores.

Para el sector productivo, el desafío pasa por sostener estándares de trazabilidad y calidad que permitan apro­vechar plenamente ese esce­nario. Como indicó Filár­tiga, más allá de los números, “tener a Europa como des­tino otorga prestigio”, y en un negocio global como el cárnico, la reputación puede marcar la diferencia.

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