En Paraguay, la expansión industrial no solo se refleja en cifras de crecimiento económico, sino también en la capacidad de atraer empresas que traen consigo tecnología de vanguardia.

Ese es el caso de Molecor Paraná, la primera fábrica de caños de PVC Orientado (PVC-O) del Cono Sur, instalada en Villeta para responder a una necesidad urgente: mejorar las redes de agua en un país donde el recurso hídrico es determinante para la producción y para la vida de las comunidades.

“Molecor Paraná nació con el propósito de ofrecer soluciones eficientes y duraderas para un recurso vital como el agua”, señaló a La Nación/Nación Media el ingeniero Diego Olivella, gerente técnico comercial de la empresa.

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Recordó que el origen de la firma en el país se remonta a 2017, cuando se desarrollaba la segunda fase del Acueducto del Chaco central, un proyecto de 170.000 metros de canalizaciones destinado a garantizar agua potable a comunidades de la región.

Ese fue el punto de partida para una industria que, en menos de una década, se consolidó como proveedora de tecnología única en Paraguay y al mismo tiempo como referente regional en infraestructura hídrica.

Ing. Diego Olivella. Gerente Técnico Comercial de Molecor Paraná. Foto: Gentileza

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Consolidación en la última década

En menos de diez años, la empresa pasó de responder a un proyecto puntual a instalar planta propia en Villeta, desde donde fabrica tres líneas de caños para abastecimiento y saneamiento de agua. Su producción responde a estándares europeos y ya abastece a países vecinos como Argentina, Perú, Uruguay y Bolivia, además de su reciente desembarco en Brasil.

Paraguay sigue siendo un país con un potencial enorme. Necesita infraestructura de calidad para acompañar el crecimiento económico, y allí está el espacio donde aportamos”, destacó Olivella.

De esta manera, Molecor no solo atendió la demanda interna, sino que convirtió a Paraguay en un punto de referencia industrial para exportaciones dentro de América del Sur.

Impacto en la economía y el empleo

La planta de Villeta funciona con un alto nivel de automatización, lo que reduce la necesidad de mano de obra directa, pero potencia una red más amplia de impacto económico. Actualmente emplea a unas 20 personas de forma directa, y genera ingresos para más de 150 familias a través de contratistas, proveedores y servicios logísticos.

Más allá de los números, el diferencial estuvo en el impacto social de la producción. “Nuestros caños no solo mejoraron la competitividad del agro y la industria, también permitieron llevar agua segura a comunidades indígenas y pequeñas poblaciones que aún carecen de este servicio básico”, afirmó el gerente técnico comercial.

En ese sentido, la industria combinó productividad con inclusión social, fortaleciendo al mismo tiempo al sector privado y a la comunidad.

Tecnología, sostenibilidad e innovación

La fábrica de Molecor en Paraguay ocupa 4.000 metros cuadrados, con capacidad de producir 3.000 toneladas anuales. La compañía apostó a un modelo de crecimiento escalable: ampliar su capacidad a medida que aumente la demanda de grandes proyectos de infraestructura.

La producción está acompañada por un laboratorio propio que permite controlar, caño por caño, que cada unidad cumpla con los más altos estándares de calidad.

La innovación también se reflejó en los productos: el lanzamiento de SANOR® Compact en agosto pasado representó un hito global, al convertirse en el primer caño de PVC-O destinado a alcantarillado en todo el mundo. “Ya tenemos interés de varios países del Cono Sur, lo que confirma que desde Paraguay podemos ser pioneros en soluciones de alcance internacional”, remarcó Olivella.

En paralelo, la sostenibilidad formó parte integral de la gestión. La compañía presentó en julio su Informe de Progreso al Pacto Mundial de la ONU y, cada año, una memoria de sostenibilidad con prácticas orientadas a la reducción del impacto ambiental y a la promoción de un modelo responsable de crecimiento.

Desafíos y proyecciones

El reto principal de Molecor Paraná fue crecer en capacidad y diversificar sus productos para atender simultáneamente al mercado paraguayo y al regional.

El objetivo es claro: consolidar el mercado local y abrir más espacio en Sudamérica. Nuestra meta en los próximos cinco años es ampliar producción, optimizar procesos y diversificar líneas”, puntualizó Olivella.

De cara a 2035, el ejecutivo proyectó una industria paraguaya con mayor modernización y competitividad, capaz de atraer inversiones y generar empleos de calidad. “El futuro del país pasa por un sector industrial fortalecido, y la innovación tecnológica será la herramienta que marcará la diferencia”, agregó.

Un clima de negocios en evolución

Desde la perspectiva empresarial, Paraguay ofreció un marco atractivo, aunque con desafíos pendientes. El gerente técnico comercial valoró los incentivos y políticas de apoyo a la inversión, pero insistió en la importancia de sostener reglas claras a largo plazo.

El clima de negocios es positivo, pero necesitamos políticas de continuidad. Si queremos que la industria despegue, tenemos que consolidar un marco que dé confianza para nuevas inversiones”, expresó Olivella.

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Industria y agua, un binomio estratégico

La trayectoria de Molecor Paraná mostró cómo la industria puede jugar un rol central en sectores críticos para el desarrollo del país. El agua no solo es un recurso vital para las personas, también es una condición indispensable para la productividad del agro y la industria.

En este Día de la Industria, la mirada de Molecor puso de relieve que la inversión en innovación hídrica es, al mismo tiempo, una apuesta por la competitividad económica y por la inclusión social.

“Queremos que nuestra contribución sea más que industrial. Apostamos a soluciones que cambien realidades y acompañen el crecimiento sostenible del Paraguay”, enfatizó Olivella.

Y finalmente, resaltó que Paraguay puede transformarse en un hub regional de producción industrial especializada si continúa atrayendo inversiones de alto valor agregado.

En ese sentido, Molecor Paraná busca posicionar al país no solo como exportador de materias primas, sino también como proveedor de soluciones tecnológicas que eleven la competitividad en la región. “Nuestro desafío es demostrar que desde Paraguay se pueden desarrollar productos únicos en el mundo y generar un efecto multiplicador en toda la cadena económica”, apuntó Olivella.

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