Berlín, Alemania. AFP.
Emmanuel Macron, Mario Draghi, Olaf Scholz... ¿Quién puede suceder a Angela Merkel como líder de la Unión Europea, tras la marcha de la canciller después de 16 años en el poder?
La carrera por ocupar este puesto se abre en el 2022, pero, según los analistas, los resultados pueden no estar a la altura de las expectativas.
Al final, es posible que nadie tenga, por ahora, la capacidad de afrontar solo los profundos problemas que atraviesa la UE: desde el debilitamiento del Estado de derecho en algunos países miembros, al riesgo de marginación geopolítica o los reveses del Brexit.
Angela Merkel, sustituida en diciembre al frente de Alemania por el socialdemócrata Olaf Scholz, marcó a Europa con su esfuerzo por mantener cohesionada la Unión a pesar de las largas y numerosas crisis.
A Merkel “se la ve como la líder ‘de facto’ de la Unión Europea y también del mundo libre”, escribe Sebastian Reiche, profesor en la escuela de negocios (IESE) de la Universidad de Navarra, en España, en su blog.
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Angela Merkel recibió una despedida militar
En medio de antorchas, rosas y música punk, la canciller alemana Angela Merkel, que dejará el poder en pocos días, recibió una despedida militar, este jueves pasado, en una ceremonia tradicional de las Fuerzas Armadas de Alemania que se denomina Grosser Zapfenstreich (Gran retreta nocturna).
Desde 1838, solo tres civiles alemanes pueden ser homenajeados con esta ceremonia militar cuando dejan sus cargos: el presidente federal, el canciller y el ministro de Defensa. Además, la banda de música del ejército acostumbra interpretar tres canciones elegidas por el homenajeado.
Merkel, de 67 años, y que se desempeña como canciller desde 2005, escogió la canción punk “Du hast den Farbfilm vergessen” (Olvidaste el carrete en color), un éxito de 1974 de la cantante alemana Nina Hagen. También eligió “Für mich soll’s rote Rosen regnen” (Deberían llover rosas rojas para mí), de Hildegard Knef, popularizada en 1968. Su último tema fue “Großer Gott, wir loben dich” (Gran Dios, te alabamos), himno religioso de Ignaz Franz.
NUEVO LÍDER
Emmanuel Macron, Mario Draghi, Olaf Scholz... ¿Quién puede suceder a Angela Merkel como líder de la Unión Europea, tras la marcha de la canciller después de 16 años en el poder? La carrera por ocupar este puesto se abre en 2022 pero, según los analistas, los resultados pueden no estar a la altura de las expectativas.
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Angela Merkel se despide del Papa y Draghi durante su viaje a Roma
Ciudad del Vaticano, Santa Sede. AFP.
El papa Francisco recibió ayer jueves en el Vaticano a la canciller de Alemania, Angela Merkel, en un encuentro para despedirse tras 16 años en el poder y que incluyó una cálida reunión en Roma con su aliado europeo, el primer ministro italiano Mario Draghi. La dirigente alemana se reunió por séptima vez con el Pontífice en su estudio privado del palacio apostólico, con el que conversó por 45 minutos, tras lo cual intercambiaron regalos.
La líder alemana, hija de un pastor protestante, que llegó el miércoles a Roma, celebró una serie de reuniones en Roma, entre ellas un almuerzo con Draghi en un restaurante con vista espectacular de la Ciudad Eterna. Merkel y Draghi han trabajado codo con codo por años, sobre todo durante la crisis del euro cuando el reconocido economista italiano dirigía el Banco Central Europeo.
Después de 16 años en el poder, Merkel se está retirando de la política, aunque permanecerá provisionalmente mientras sus sucesores negocian la formación de un nuevo gobierno. “Merkel ha sido una defensora del multilateralismo (…) logró transformar el papel de Alemania en Europa. La extrañaremos, pero estoy seguro de que la volveremos a ver en Italia dado su amor por nuestro país”, comentó Draghi durante una conferencia de prensa conjunta. “Mi amor por Italia no cesará, volveré para visitar Roma e Italia, pero con otro rol”, respondió la canciller que suele pasar vacaciones en la isla sureña de Ischia.
INTENSA JORNADA
La canciller alemana inició la jornada con una visita a la sede de la influyente revista jesuita La Civiltá Cattolica, durante la cual conversó con el religioso alemán Hans Zollner, entre los mayores expertos para la salvaguarda de los menores que han sufrido abusos, un tema prioritario para la Iglesia Católica alemana tras haber sido sacudida por los escándalos de pederastia.
En la tarde participó en el encuentro internacional “Pueblos hermanos, tierra futura. Religiones y culturas en diálogo”, que organizó el movimiento católico Comunidad de San Egidio en el Coliseo de Roma y en el que también participaron el papa Francisco; Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla; Justin Welby, arzobispo de Canterbury; Pinchas Goldschmidt, presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, así como Mohammed Eldwainy, vicario del Gran Imán de al-Azhar, entre otros.
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Angela Merkel, la implacable sobriedad en el poder
Berlín, Alemania | AFP, por Yannick PASQUET.
Austera hija de un pastor luterano educada tras la Cortina de Hierro, Angela Merkel accedió al poder en 2005, contra todos los pronósticos, y ahora aspira a un cuarto mandato como canciller de Alemania.
La "canciller inamovible", que intentará conseguir el domingo una nueva victoria en las elecciones legislativas, ya ha coincidido con tres presidentes estadounidenses, cuatro franceses y tres primeros ministros británicos y, de momento, no parece sufrir el desgaste del poder.
"Madre Angela", como la apodó la prensa alemana, no tiene rivales en su país porque, como afirmaba el filósofo Peter Sloterdijk en 2015, encarna como nadie "el deseo ardiente de normalidad" de los alemanes, consecuencia de una historia convulsa y de una mirada circunspecta hacia el mundo.
La placidez de la dirigente, que conservó el apellido de su primer marido, es tan sólo una apariencia. Con el paso de las sucesivas crisis europeas, fue adquiriendo en el extranjero una imagen de verdugo de los países derrochadores, antes de ser presentada como la "líder del mundo libre" tras la elección de Donald Trump, cuyas decisiones acerca de cuestiones fundamentales como el clima no ha logrado cambiar hasta el momento.
– Lugar en la historia –
¿Quién habría apostado en 2005, tras su ajustada victoria contra el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que esta poco carismática dirigente conservadora sería elegida "mujer más poderosa del mundo" durante seis años consecutivos por la revista Forbes?
Doce años después se ha impuesto como un animal político singular porque, a pesar de su longevidad, su lugar en la historia sigue incierto.
Merkel heredó en gran medida la prosperidad económica impulsada por las impopulares reformas de Schröder, pero sus propios esfuerzos para preparar el futuro son cuestionables.
Además de su decisión de cerrar las centrales nucleares de su país tras la catástrofe de Fukushima en 2011, una medida para satisfacer a la opinión pública, la crisis migratoria fue el principal acontecimiento de sus tres mandatos y, tal vez, el único riesgo que asumió.
En septiembre de 2015, dejando a un lado su legendaria prudencia, Merkel decidió abrir su país a 900.000 demandantes de asilo, una medida que le hizo perder mucha popularidad y provocó un auge de los populistas.
Pero la canciller supo reaccionar adoptando una serie de medidas y negociando un acuerdo con Turquía para reducir de forma considerable la llegada de refugiados a Europa.
La apertura de sus fronteras para los migrantes supone, no obstante, un reto para Merkel tanto en Alemania, donde debe lidiar con la difícil integración de los refugiados, como en Europa del Este, donde algunos la acusan de haber creado un efecto llamada con su medida y se niegan a acoger a más migrantes.
– ‘Aikido’ político –
Pero, a excepción de la crisis migratoria, Merkel ha sabido imponer su estilo atípico, que mezcla un gran conocimiento de las relaciones de poder, con un enorme pragmatismo -que suscita críticas sobre su supuesta falta de convicciones-, y una retórica muy sobria.
"Su forma de actuar recuerda el aikido", ese "arte marcial de los débiles" que consiste en "utilizar la energía de su adversario para dejarle caer por sí solo", analizaba hace poco el diario Handelsblatt.
De su vida privada, se sabe que ocupa un piso sin florituras en el centro de Berlín, y sus pocas pasiones conocidas son la ópera y las excursiones por el Tirol con su segundo esposo, un científico alérgico a la vida pública, Joachim Sauer.
Se le puede ver con frecuencia en un supermercado barato de Berlín, comprando queso y vino blanco.
Merkel tuvo una infancia austera en la República Democrática Alemana (RDA) adonde su padre se trasladó con toda su familia desde Alemania Occidental para contribuir a la evangelización del Estado comunista.
Esta alumna aventajada disfrutaba de las matemáticas y el ruso en la escuela, y años después obtuvo un doctorado en Física. Esperó a la caída del Muro de Berlín, a finales de 1989, para entrar en política, primero como portavoz del último gobierno de la RDA y luego como miembro de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Helmut Kohl.
Es el entonces canciller, el "coloso", quien le da sus primeras responsabilidades ministeriales. En aquella época, Kohl la llama con un tono paternalista "la chiquilla".
Pero en el año 2000, aprovechando un escándalo financiero en el seno de su partido, elimina a su padre político y a todos sus rivales masculinos para alcanzar la presidencia de la CDU. Todos habían subestimado a esta mujer.
Cinco años después, se convertía en la primera mujer canciller en Alemania.