Shanghái, China | AFP, por Dan Martin.

En las profundidades de Shanghái, a la luz de los focos, unos obreros colocan la pared de hormigón de un nuevo túnel del metro, alargando poco a poco una red que ya es la más extensa del mundo.

Las obras de la línea 14 forman parte de una nueva prolongación del metro de la capital económica china, que crecerá en un tercio de aquí a 2020. La red contará entonces con 830 km de vías.

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Con el rápido desarrollo del país, las redes ferroviarias subterráneas se multiplicaron en las dos últimas décadas. En 2001, sólo cuatro ciudades chinas tenían metro, pero hoy está en una treintena de localidades, incluidas metrópolis gigantescas que disponen de las redes más largas y más utilizadas del mundo.

Las autoridades centrales aprobaron además la instalación del metro en otras 10 ciudades.

"Nunca se ha visto un desarrollo tan rápido del metro en la historia de la humanidad. Es extraordinario", celebra Liu Daizong, experto en cuestiones de transporte en el Instituto de Recursos Mundiales en Pekín.

Las nuevas inversiones podrían superar los 250.000 millones de euros -unos 290.000 millones de dólares- en los próximos tres años, según los medios locales.

La rápida urbanización del país explica el desarrollo de las redes subterráneas. China apenas contaba con un 12% de población urbana en 1950, frente al 55% de hoy en día, y la cifra podría alcanzar el 70% en 2030, esto es, 1.000 millones de habitantes en las ciudades.

Solamente en Shanghái, la ciudad más poblada del país, el número de habitantes se ha duplicado desde el año 2000 hasta alcanzar los 24 millones.

Para aguantar ese ritmo e intentar reducir los atascos, la red metropolitana se ha duplicado en la última década. El 28 de abril, el metro de Shanghái logró un récord: 11,86 millones de trayectos en un solo día.

– Conurbaciones gigantes –

El metro de Shanghái es uno de los más frecuentados del mundo junto con los de Pekín y Tokio. Pero, a medida que se extiende, hay que cavar más profundamente para hacer pasar las nuevas líneas por debajo de los túneles existentes.

"Cuanto más profundo, más complicado y más caro", señala el ingeniero Zhou Shang, del grupo Shentong Metro, que se encarga de la gestión del sistema.

Una cuestión que plantea dudas sobre la rentabilidad de las inversiones, aunque China no tiene alternativa.

"Hay que construir metros para resolver los problemas de transporte de hoy y mañana", asegura Chen Xiaohong, profesora de ingeniería de transportes en la Universidad Tongji de Shanghái. "No debemos esperar a que las calles estén totalmente atascadas para empezar a construir un metro", dice.

El desarrollo de las redes urbanas se enmarca en un proyecto global que aspira a crear conurbaciones gigantes como la que unirá Shanghái a las ciudades de Suzhou, a 100 km de distancia, y Hangzhou, a casi 200 km, formando un área de 50 millones de habitantes.

Unir las metrópolis a las ciudades de menor tamaño mediante líneas de alta velocidad conectadas a las redes urbanas debe permitir acelerar el flujo de trabajadores, de talentos y recursos, respaldando así el crecimiento económico.

"El metro resuelve muchos problemas, mejora la calidad de las ciudades, reduce el tiempo pasado al volante y el consumo de energía", asegura Zhu Dajian, experto en desarrollo sostenible de la Universidad Tongji. "En 10 o 20 años, esa vía resultará ser la buena".

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