Con tan solo 16 años, Ana Clara Maciel sorprendió a todos hace unos días al ganar la cuarta edición de la Marcha Criolla en el Chaco. La adolescente asegura que la pasión por los caballos la lleva en la sangre y que la descubrió gracias a su padre. En esta nota para La Nación del Finde afirma que seguirá marchando y cabalgando por sus sueños, pese a todos los desafíos que está enfrentando a su corta edad.
- Por Paul Fernández
- paul.fernandez@nacionmedia.com
- Fotos Carlos Juri
Ana Clara Maciel tiene 16 años. Por cuestiones del destino, la mitad de su vida lleva viviendo en la ciudad de Filadelfia, departamento de Boquerón, en donde se instaló con su padre, su madre y su hermano, una familia pequeña, pero con una visión hacia el futuro impulsada en el trabajo duro y, en especial, el amor a los animales.
En una charla con La Nación/ Nación Media, la adolescente contó que, además del sentimiento que tiene hacia todos los animales, en ella nació una pasión muy fuerte hacia los caballos, animal que ella considera la próxima compañía para el resto de su vida. “Me cuentan que cuando nací ya me fui con mi papá sobre el caballo, toda mi vida estuve rodeada de los caballos, esa es mi pasión desde chiquitita”, aseguró.
De nacionalidad brasileña, originaria del estado de Minas Gerais, una oportunidad laboral de su padre les trajo lejos de su tierra hasta el Paraguay en donde lograron encontrar una nueva vida cargada de trabajos, oportunidades, aventuras y emociones rodeados de todo lo que siempre buscaron. Ana comentó que llegaron a Filadelfia y empezaron a trabajar arduamente en una estancia ubicada en esta ciudad que dista casi 500 kilómetros de Asunción.
Desde ese momento, se quedaron en nuestro país y se enfocaron a lograr el objetivo que siempre tuvieron, trabajar y estabilizarse a pesar de que estaban lejos de su país y de su tierra. El cansancio no es una palabra que suene en su familia debido a que con el gran ejemplo que les dio su padre y su madre, tanto ella como su hermano honran todo lo aprendido en los últimos 8 años en el campo paraguayo, con un condimento especial, el árido clima chaqueño.
PREPARARSE PARA LA VIDA
Ana mencionó que su día arranca muy temprano todos los días tras orientarse a la superación, el aprendizaje y el ir más allá del trabajo; estudiar y prepararse para ser alguien en la vida. Comentó que una vez culminada su jornada escolar, se dirige nuevamente a su casa en donde el trabajo más apasionante le espera, doma de caballos y cuidado de mulas, oficios que aprendió de su padre.
“Me encanta trabajar todos los días con los caballos, es algo muy grande para mí”, añadió con ojos llenos de felicidad y expresando el más puro sentimiento hacia estos animales. Ella asegura que ve un futuro siguiendo con el trabajo en el campo y acompañada siempre de los equinos, que se convirtieron en sus mejores amigos y compañía.
EN MARCHA HACIA LA META
Ana Clara fue noticia durante la última semana no solo por expresar su gran pasión por los animales y, por sobre todo, por los caballos, sino también por demostrar su gran destreza y habilidad en el manejo de estos animales. Ella participó de la cuarta edición de la Marcha Criolla organizada por las ganaderas Sofía y Chajha, en la ciudad de Loma Plata, Chaco paraguayo, en donde se consagró nada más y nada menos que la gran campeona.
Si bien la emoción, la adrenalina, el cansancio y la felicidad coparon el pasado domingo la pista de lazo del Rodeo Trébol tras haber llegado primera a la meta, lograr ese hecho representó uno de los mayores desafíos que enfrentó durante toda su vida y que, de alguna manera, pudo superar a través de todo lo que aprendió en su familia en los últimos años, rodeada de los equinos.
Y es que la competencia en donde se llevó el primer puesto consistía en poder superar cuatro días de marcha con un caballo de la raza criolla en donde el recorrido comprendía unos 40 kilómetros diarios, cerrando de esa manera con 160 kilómetros de itinerario. Ana Clara, pese a su corta edad, logró pasar esta dura prueba de resistencia y evidenció sus dotes en el manejo de la energía, la predisposición y todo el estado anímico de los caballos.
Para ella este es un sueño cumplido debido a que desde el año anterior buscaba formar parte de esta importante competencia que logró mover a todo el Chaco paraguayo. “Yo quería ya participar desde el año pasado, pero no tuve la oportunidad”, comentó. Sin embargo, una noche, en el momento menos pensado, su sueño estaba a punto de convertirse en realidad.
Un conocido, propietario de un fuerte caballo de la raza criolla, le ofreció ser parte de la marcha tras haber confiado en su trabajo y su experiencia en el manejo de los caballos. “Le pedí permiso a mis padres, después de dos días me confirmaron y le avisé. Me dijo que vaya a practicar con los caballos”, mencionó.
DE MUCHO APRENDIZAJE
Los primeros dos días, según Ana, fueron de mucho aprendizaje debido a que tanto la energía, la psicología de los equinos, como el clima de la zona fueron factores que deberían administrarse para poder llegar hasta el último día. Aseguró que el primer día fue tranquilo, pero la preocupación empezó en la segunda jornada donde veía algún tipo de dolor en su caballo. “Me puse mal, pensé que iba a dejar la competencia, pero después mi caballo se recuperó y aguantó toda la competencia. Me siento muy orgullosa de haber llegado hasta el final y de haber ganado”, manifestó. Ana, por solo centímetros, se convirtió en la gran ganadora de este certamen, cargando de emoción y felicidad a todos los presentes durante el último tramo de la gran Marcha Criolla.
“Esta fue la primera vez que yo participé de una competencia. Me sentí muy feliz en estos cuatro días que duró la marcha. Practiqué mucho con el caballo, hacía kilómetros todos los días. Mi caballo estaba muy bien”, mencionó. En los últimos cinco kilómetros, los más duros de la competencia según Ana, indicó que en su mente solo palpitaba las ganas de ganar, para lo cual sacó fuerzas pidiéndole a Dios y pensando en sus padres que están actualmente en Brasil.
“En la segunda jornada me puse mal, pensé que iba a dejar la competencia, pero después mi caballo se recuperó y aguantó toda la Marcha. Me siento muy orgullosa de haber llegado hasta el final y de haber ganado”.
UN MOMENTO FAMILIAR DELICADO
Ana Clara se muestra muy confiada cuando marcha encima de su caballo, pero también se quiebra por dentro cuando recuerda cómo descubrió esa pasión y con quién lo hizo. Está enfrentando el más grande de los desafíos debido a que la persona que le enseñó todo está pasando por un complicado estado de salud. Su padre, quien al momento de la competencia se encontraba internado en un hospital de Brasil, está dando una dura batalla al cáncer. “Este triunfo es para mi papá, todo lo que gano es para él. No pude hablar todavía con él porque sigue internado, pero con mi mamá sí. Me dijo que está muy contenta y orgullosa por mi logro y que siga así”, mencionó. Afirmó que la familia se encuentra más unida que nunca y con este gran desafío que están enfrentando se aferran más a la pasión por los caballos atendiendo a que se trata del principal ejemplo y enseñanza que les transmitió su padre.
DESTREZA FEMENINA EN LA MARCHA CRIOLLA
El ambiente cálido y el suelo seco chaqueño se convirtieron en el más grande escenario donde el talento, la destreza, el aprendizaje y la pasión por los caballos se pueden apreciar. Durante esta cuarta edición de la competencia, además de los jinetes que ya habían sido parte, se sumaron 4 valiosas mujeres que demostraron su gran destreza en los deportes ecuestres.
Otra de ellas es Valeria Giménez, la ganadora del segundo puesto en la competencia, una joven de 26 años de edad quien aseguró que esta experiencia en el Chaco ocupará un espacio grande y lindo dentro de su corazón, por lo que representa para ella montar un caballo.”Yo hago equitación desde hace 20 años, en Asunción. Mi día a día es montar a caballo. La competencia es buenísima, para mí es algo nuevo”, expresó en comunicación con La Nación/ Nación Media. “Es increíble cómo las mujeres nos pusimos las pilas este año para la competencia, me gusta eso, porque no soy la única. Es fuerte la competencia, tanto femenina como masculina”, añadió. Por otro lado, Tishara Joubert, quien si bien desde pequeña ya empezó a montar a caballo, se percató de que sería parte de su vida desde tan solo 15 años. Comentó que una vez que pasaron los años decidió ingresar a una escuela de equitación, tras lo cual empezó a competir en diferentes disciplinas.
“La marcha Criolla de este año era más difícil. Los caballos este año eran más entrenados que los años anteriores. Puedo decir que fue una lucha de 4 días que realmente valieron la pena. Para mí no solo es competir para ganar, sino también divertirse y cuidar al caballo”, dijo.
Tishara llevó más allá su pasión por los caballos y animales atendiendo a que actualmente se encuentra estudiando veterinaria en la ciudad de Asunción. “Mis planes para el futuro son terminar la facultad y ser doctora veterinaria, después quiero hacer una especialización”, afirmó. A pesar de que su futuro esté abierto a diferentes oportunidades, aseguró que no está en duda seguir compitiendo y participar nuevamente de la Marcha Criolla en el Chaco. familias que no recurren a estas terapias porque no cuentan con los recursos”.