El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Torres Kirmser, ordenó investigar la actuación de la jueza penal de la Adolescencia de Luque, Carmen Román, quien enca­bezó un procedimiento judi­cial con agentes de la Senad, que ingresaron con armas de grueso calibre al Centro Educativo Integral de Itau­guá, donde están recluidos los adolescentes infractores, cuando que las leyes naciona­les y normas internacionales prohíben que se usen armas en reclusorios de menores.

Torres Kirmser dispuso la remisión de los anteceden­tes a la oficina disciplinaria de la Superintendencia Gene­ral de Justicia, a los efectos de la investigación preliminar ante el departamento de aná­lisis correspondiente. Con­cluidos los trabajos se deberá elevar un informe a los minis­tros de la Corte, que a su vez podrán remitir los antece­dentes al Jurado de Enjui­ciamiento de Magistrados, que podría enjuiciar y sus­pender a la magistrada por el grave hecho.

RECHAZO

Con absoluto desconoci­miento de las leyes naciona­les y normas internaciona­les para el caso del régimen con adolescentes fue el dis­positivo desplegado en el Cen­tro Educativo de Itauguá. La comitiva llegó con agentes de la Senad, quienes esta­ban equipados con armas de grueso calibre, en un recinto en el que están prohibidas las armas de fuego.

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El Ministerio de Justicia expresó su rechazo por el pro­cedimiento y evalúa presen­tar denuncia ante el JEM. A pesar de la irregularidad, las autoridades del Centro y los adolescentes cooperaron en todo momento con la comi­tiva fiscal y judicial, aunque en el procedimiento algu­nas pertenencias sufrieron daños. Concluido el opera­tivo, que incluyó a canes que detectan drogas, no se encon­tró ningún tipo de sustancias ilegales.

Además de la magistrada también participaron del procedimiento la fiscala de turno Lourdes Bobadilla, la jueza de Ejecución de Cen­tral, Rosalía González, y el defensor público de Luque, Juan Martínez.

El régimen penal de los jóve­nes difiere al de los adultos, porque posee un enfoque socioeducativo que involu­cra a su familia y la comu­nidad en el proceso de ree­ducación.

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