RON ASHKENAS

La soledad que suele acompañar al ser un CEO (presidente ejecutivo) podría parecer un pequeño precio a pagar a cambio de las recompensas, reconocimiento y poder que vienen con el puesto. Sin embargo, estar aislado en la cima puede poner en riesgo su efectividad de liderazgo y toma de decisiones.

Los ejecutivos de alto nivel tienden a estar protegidos de los problemas y la información organizacional; se les brinda información limitada y filtrada acerca de sus operaciones, empleados y clientes. La deferencia a la autoridad está profundamente enraizada en la mayoría de las sociedades, así que es natural para los empleados, incluso en los niveles más elevados, contener ocasionalmente opiniones y sentimientos, porque temen que podrían contradecir o irritar al jefe.

Los subordinados serán incluso más temerosos o aduladores si el jefe es indeciso o caprichoso, y el poder hace que los líderes tiendan menos a escuchar el consejo de otros, como descubrió un estudio. Estos CEOs se rodean de un equipo de “aplaudidores” y crean una cámara de eco que amplifica sus opiniones en lugar de enriquecerlas.

Entonces, ¿qué puede hacer para reducir el aislamiento ejecutivo?

Primero, dirija sus antenas a la posibilidad de que esté experimentándolo. El aislamiento suele ser difícil de detectar. Moverse a un rol de alto nivel es emocionante y requiere un gran gasto de tiempo y energía para ajustarse. Mientras ello sucede, otras personas podrían comenzar a concordar efusivamente con sus ideas, o tratar de anticipar todo lo que usted necesite. Podría notar que las personas tratan de “ayudarlo” al manejar temas que consideran de menor prioridad. Después de un tiempo, estos patrones comienzan a convertirse en lo normal. Por ello, pregúntese si está comenzando a sentirse aislado y desconectado. ¿Los empleados desafían lo que usted piensa o solo le dicen lo que quiere escuchar?

Segundo, salga de la burbuja. Todos los líderes de alto nivel están rodeados por las barreras físicas o virtuales de la oficina, desde los asistentes que manejan los viajes y la agenda hasta un calendario intensivo, que deja poco tiempo para la reflexión. Para romper el aislamiento, necesita escapar periódicamente. La serie televisiva "Undercover Boss", en la que el jefe de una empresa se disfraza como un nuevo empleado es un (extremo) ejemplo de cómo aprender lo que realmente está sucediendo en el campo. Sin embargo, también hay otras técnicas que son menos dramáticas. Fidelity, por ejemplo, solía obligar a todos los directivos a pasar tiempo atendiendo llamadas en su línea de servicio a clientes, lo que les daba contacto directo con los consumidores.

Finalmente, dígale a su equipo de alto nivel que replique cuando estén en desacuerdo con usted y que desafíen su pensamiento. Asegúrese de contar con integrantes que tengan el valor de alzar la voz y ser críticos. Necesita tener la fortaleza de ego para dejar que lo desafíen y realmente escuchar sus ideas.

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El aislamiento ejecutivo es una parte inevitable del trabajo de líder de alto nivel. Sin embargo, el que ello comprometa su habilidad de tomar decisiones e impulsar la organización, depende de usted.

(Ron Ashkenas es socio emérito en Schaffer Consulting. Es coautor de "The GE Work-Out" y "The Boundaryless Organization". Su nuevo libro es "Simply Effective").

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