José Asunción Flores venció a sus detractores y perseguidores. Sus creaciones gozan hoy de un reconocimiento inédito y, sin duda, merecido. Aunque aún queda mucho por hacer, la guarania ocupa un lugar indiscutible en el panorama cultural paraguayo y mundial, con un vigor acorde a su prestigio. No en vano numerosos compositores contemporáneos recurren a esta forma musical como matriz para sus producciones.
- Por Óscar Bogado Rolón
- Fotos Archivo
En el marco de las celebraciones por el centenario de la guarania, realizamos el pasado 5 de setiembre un encuentro fraterno en homenaje a los grandes creadores de nuestra música. El lugar fue el estudio del dramaturgo y guionista Tito Chamorro, en Ypacaraí.
Durante la fría noche se contó con la presencia de David Portillo, Javier Acosta Giangreco y Giovanni Primerano, talentosos artistas que, ante un grupo de amigos y amantes del arte, ofrecieron celebradas versiones de entrañables obras de Flores y otros destacados creadores que trabajaron la guarania, como Herminio Giménez y Mauricio Cardozo Ocampo, sumando sus propias composiciones, renovadoras de nuestro acervo con un lenguaje contemporáneo y fresco.
Allí se habló de lo consolidado que está la posición de que la guarania fue creada por el maestro Flores, una verdad que parece no admitir discusión. Sin embargo, en la conversación se evocó también el valioso aporte de Manuel Martínez Domínguez con su libro “Flores y la guarania: creacionismos, ficciones e identidad” (2022).
Se trata de una obra valiosa tanto por la profundidad de su análisis como por la con-cisión de su estilo. Martínez cuestiona la visión tradicio-nal que atribuye a Flores la creación ex nihilo de la gua-rania, desmontando lo que denomina el “creacionismo floreano”. Plantea, en cam-bio, que la guarania fue un fenómeno híbrido, nutrido de elementos preexistentes de la tradición musical paraguaya y de influencias europeas.
NUEVAS PREGUNTAS
De esa charla surgieron nue-vas preguntas: ¿fue realmente “Jejuí” la primera guarania? ¿Por qué Flores la excluyó de su repertorio? ¿Se trató acaso de un esla-bón en la evolución hacia la guarania que hoy conoce-mos? Lo cierto es que nece-sitamos seguir debatiendo estos temas y acercarnos, en la medida de lo posible, a la verdad, sin que ello implique restar méritos a nadie.
Las instituciones en las que se enseña e interpreta música nacional, como la Orquesta Sinfónica Nacional, los gremios de músicos como la Asociación de Autores Paragua-yos (APA), la Asociación de Músicos del Paraguay (AMP), la Entidad Paraguaya de Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE), entre otras, deberían impulsar estos debates e investigaciones para que la historia de nuestra cultura se edifique sobre bases serias, lejos de las contaminaciones propias de la militancia partidaria y de los intereses sectarios.
Discutir sobre el origen de la guarania no debería confundirse con un ataque a Flores ni mucho menos con prácticas reminiscentes del régimen de Stroessner. Por ello, se hace imprescindible incrementar y profundizar el debate, acompañado de estudios e investigaciones serias. Hablar desde el fanatismo o la superficialidad tampoco construye. Es necesario opinar sin miedo a “pisar callos”, sin temor a estigmatizaciones o marginamientos. Y esto no atañe solo a la guarania: ninguna manifestación cultural debe-ría cristalizarse en dogmas.
FORTALECER LA CRÍTICA
Igualmente, urge fortalecer la crítica en torno a los espectáculos musicales, las nuevas producciones fonográficas y las creaciones contemporáneas. Sin crítica, la promoción cultural se debilita.
Más aún, en un mundo saturado de estímulos mediáticos, ello deriva en indiferencia y des-interés. La enriquecedora reunión en torno a los compositores que dieron forma a la guarania, además del disfrute de ese acervo ya clásico, nos dejó esta inquietud: la necesidad de discutir más sobre nuestra música. Abramos la discusión con nuevas voces.
Hay temas que no pueden comprenderse en su justa medida con una sola mirada por las diversas aristas que ofrece un fenómeno poliédrico como todo lo artístico. Otro balance positivo que cabe mencionar es que esta idea de profundizar la discusión prendió en el público al punto de que un de los presentes, David Portillo, presidente del APA, manifestó su intención de iniciar una serie de debates sobre el tema gua-rania y otros que aseguramos serán muy fructíferos. Sin duda el debate enriquece, vigoriza y nos man-tiene activos. Y como decía Oscar Wilde: “Hay sola-mente una cosa en el mundo peor que hablen de ti y es que no lo hagan”.