• Fotos: Emilio Bazán

En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos visita el templo de la Gran Logia Simbólica del Paraguay, donde el serenísimo maestro Dr. José Fernández Zacur lo recibe para hablar de la historia, los principios, los objetivos y el presente de la masonería en nuestro país con el fin de derribar los mitos y prejuicios que han existido a lo largo del tiempo.

–¿Qué sig­nifica ser serenísimo maestro de la Logia Simbólica del Para­guay y cuáles son sus obli­gaciones y cotidianeida­des?

–Primero es un privilegio enorme. Ocupar la silla que ocuparon grandes prohombres de nuestra patria particular­mente es un orgullo, es un privi­legio, con mayor razón al haber sido por decisión de mis her­manos. Ese nombre pomposo, serenísimo gran maestro, hay veces que digo jocosamente que uno dice esto y la gente piensa que uno se va a convertir en un pájaro y en realidad es sencilla­mente ser presidente.

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–¿Cómo es una logia en tér­minos organizativos?

–Yo suelo explicar esto con un lenguaje que a todos nos es bastante familiar, que es el len­guaje futbolístico. Imagínate que cada logia es un club de fút­bol, con sus propias autorida­des. Ahora, cada uno de esos clubes, cada una de esas logias, tiene representación en lo que sería la APF o en la Gran Logia Simbólica del Paraguay, que a su vez tiene sus autoridades. A mí me toca ser serenísimo gran maestro, presidente de la Gran Logia, sin perjuicio de que cada logia o cada club tenga sus pro­pias autoridades.

–La historia de la masonería está marcada por personajes muy importantes. Hablemos de esa historia, por favor.

–La historia de la masonería paraguaya no deja de ser la his­toria de la República del Para­guay a través de la intervención de prohombres masones en los episodios más importantes, más relevantes de nuestra epo­peya. Hay que partir de la base de que el pensamiento políti­co-cultural paraguayo nace de la masonería. Los dos principa­les partidos políticos, el Partido Colorado y el Partido Liberal, se fundan a partir de la misma logia masónica, de la Logia Aurora del Paraguay Número 1. Nuestras grandes batallas, la guera del Chaco, nuestros gran­des héroes, el mariscal (José Félix) Estigarribia, nuestra historia está consustanciada con la historia del Paraguay. A diferencia de la Independen­cia, Paraguay por ser un país mediterráneo llegaba siempre tarde todo y, por ende, también nos llegó tarde la influencia de la masonería.

LLEGADA AL PARAGUAY

–¿Cuándo llega al Paraguay la masonería?

–Llega recién en 1869 con los ejércitos de ocupación brasi­leño y argentino. La Logia Fe fundan los brasileños y la Logia Unión Paraguaya Número 30 fundan los argentinos. Ambas logias continúan trabajando hasta el día de la fecha, solo que esas logias tuvieron intervalos de no haber trabajado y la logia que tiene mayor cantidad de años trabajando ininterrum­pidamente se llama Aurora del Paraguay Número 1, que nace en una segunda época de la maso­nería, ya bajo dependencia de la masonería uruguaya, que es la que nos otorga carta patente.

–Me gustaría mucho tener cinco nombres rutilantes de paraguayos ilustres que hayan sido parte de la maso­nería.

–Bernardino Caballero, Cecilio Báez, Eduardo Schaerer, Benja­mín Aceval y por qué no hablar del fundador del Club Olimpia, sir Williams Patts.

PRINCIPIOS

–¿Cómo se pueden definir los principios y las ideas éticas de esta organización?

–La masonería se construye sobre tres pilares: libertad, igualdad y fraternidad. A par­tir de este tríptico crece todo el esquema, toda la grilla de valo­res masónicos. Lo que final­mente busca la masonería es que sus miembros sean mejo­res en todas las áreas. Enton­ces, lo que pretendemos es que el masón sea mejor papá, mejor hijo, mejor empresario, mejor compañero de trabajo, mejor profesional, pero no para mejo­rar a título egoísta, a título indi­vidual, sino para invertir, para aplicar esa mejoría en la comu­nidad, en la sociedad.

–¿Cuál es el formato de debate de esos asuntos?

–La gente muchas veces cuando viene a la Gran Logia a visitar los templos, esa es una de las pre­guntas más recurrentes, ¿qué es lo que hacen acá? El nombre templo como que confunde mucho porque se piensa que aquí se organiza algún tipo de actividad de corte religioso y no es así. Se llama templo porque sencillamente se construyen o se elevan templos a las vir­tudes. Entonces lo que trata­mos de hacer en los templos es cultivar las virtudes a tra­vés de conocimientos filosóficos que son los que desarrollan las logias en sus distintas reuniones. Se baja un tema y los hermanos trabajan y comen­tan sobre el tema con la idea de sacar en limpio conclusiones que puedan servir a la finali­dad de ser mejores para poder invertir esa mejoría en el mejo­ramiento integral de la socie­dad.

BÚSQUEDA

–¿Y qué lugar ocupa un asunto como la pluralidad?

–Suelo decir que todas las reli­giones están peleadas con la masonería, pero la masone­ría no está peleada con nin­guna, sencillamente porque la masonería defiende la liber­tad de pensamiento y dentro de la libertad de pensamiento, la libertad religiosa. Eso implica que dentro de una misma logia puedan existir cristianos cató­licos, cristianos evangélicos, judíos, musulmanes y nos res­petamos entre todos porque finalmente entendemos que todos buscamos lo mismo, el sentido de la trascenden­cia, el contactarnos con el creador.

–¿Cómo se traslada esa pluralidad al ámbito polí­tico y social?

–En general. La masonería admite perso­nas de todas las condi­ciones sociales en la medida en que tengan las posibilidades de mantenerse a sí mismos, por­que es una organización filan­trópica. Vale decir, una orga­nización que ayuda al prójimo. Entonces, uno tiene que estar cómodo consigo mismo para salir a ayudar, porque la cari­dad empieza por casa.

–La relación particular con una Iglesia omnipresente en nuestra historia como es la Iglesia católica ¿cómo se puede definir?

–Tradicionalmente en Para­guay la Iglesia tuvo conflicto con la masonería partiendo de una carta pastoral elabo­raba por monseñor Juan Sin­foriano Bogarín, allá a finales de los años 1800, recogiendo una serie de leyendas urbanas que hasta hoy día pululan en el inconsciente colectivo. Noso­tros estamos en un proceso de restauración. Los conflictos que pudo tener a nivel general la Iglesia con la masonería son de corte político. La masonería estuvo atrás de la Revolución francesa y, por ende, de la pér­dida del impuesto que cobraba el clero. La masonería estuvo atrás de la independencia de los Estados Unidos de Norteamé­rica y, por ende, del Estado laico y de la educación laica.

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MITOS

–¿Cuáles son los mitos que aún persisten?

–El principal mito es que la masonería está en contra de la religión, pero es todo lo con­trario. De hecho, uno de los requisitos sine qua non para ser masón es creer en Dios. Obvia­mente, como es una institución que respeta la libertad de reli­giones, la masonería no le pone un nombre o no le asigna una identidad conforme a una reli­gión que puede estar en contra de otra. Entonces, dentro de la simbología de construcción que utiliza, porque lo que hace la masonería es enseñar a través de símbolos, símbolos que tie­nen que ver con la construcción, a Dios se lo llama gran arqui­tecto del universo. Y otro de los mitos que yo lo suelo decir en sorna, pero es bastante gráfico, niños no comemos, asado sí.

–Hablanos de la relación con el Estado. ¿Cómo se puede calificar?

–La masonería tiene en sus filas un montón de hombres de dis­tintos saberes, de distintas pro­fesiones, de distintos oficios, que bien pueden ayudar a cons­truir políticas públicas desde miradas multidisciplinarias. Y es lo que estamos queriendo hacer desde hace un tiempo y es lo que estamos haciendo desde hace un tiempo, tratando de generar alianzas con distin­tas reparticiones gubernamentales que nos permitan desde el sector privado y como aso­ciación civil que también que­remos aportar a nuestro país, siempre mirando aquel fin último, mejorar nosotros para producir cambios sustanciales en nuestras sociedades. Y los cambios sustanciales muchas veces vienen, o la gran mayo­ría de las veces, de políticas públicas.

DISCRECIÓN

–¿Ahora se está en una etapa de mayor comu­nicación de los masones con la sociedad?

–Así es. De hecho hay conocimien­tos que son secretos no por otra cosa que por el gran respeto que le tene­mos, que no dejan de ser saberes filosóficos. Y reconoz­camos en este punto que el con­cepto de secreto es absoluta­mente relativo hoy en día con internet. Así que lo que poda­mos decir que es secreto o no secreto se relativiza demasiado. Sí podemos decir que la masonería es una institución discreta y que además es una institución discreta con cono­cimientos filosóficos secretos, pero que también tiene una pata como asociación civil que tiene que estar presente en la sociedad.

–¿Cuánto se extendió en la historia la masonería en Paraguay?

–Hoy nosotros creemos que la masonería está en su pri­mavera, está en su periodo de mayor fulgor. Hay más de 4.600 miembros que tiene la masonería regular a lo largo y ancho del país, con más de 120 logias en 21 edificios. Este cre­cimiento de la masonería se dio en un periodo muy corto, en un periodo de 20-25 años. La masonería tuvo un momento de fulgor que justamente que­remos rescatar, que fue el comienzo del siglo XX, fines del siglo XIX. Y después comienza una etapa de declive a partir de 1920 más o menos, por cues­tiones también históricas y coyunturales. La Revolución bolchevique y la necesidad que tuvieron los prohombres de aquel momento de aliarse un poco con el pensamiento de la Iglesia católica para poder repeler las ideas comunistas. La época de la guerra del Chaco también, por obvios motivos, fue una época de mínima parti­cipación filosófica de los maso­nes en sus templos porque esta­ban todos en el momento de beligerancia. En los años 60 comienza a crecer de vuelta el caudal de miembros de la orden y durante la época de Stroessner, a diferencia de otras dictaduras, Stroessner no fomentaba, pero permitía que la masonería funcione. Yo me imagino seguramente con algún que otro oyente adentro.

–Siempre preguntamos de la presencia masónica en el Estado, pero nos olvidamos de preguntar ¿cómo está en el mundo empresarial?

–Te puedo decir que es un aspi­racional para la institución que sus miembros estén en luga­res privilegiados del sector público o del sector privado en la medida en que esos miem­bros puedan transmitir los valores masónicos en su queha­cer diario. Hace unos días organizamos la expo masónica de negocios con presencia de más de 50 empresas de hermanos exponiendo lo que saben hacer bien para mostrar a la sociedad que se pueden hacer negocios con ética.

FINANZAS

–¿Cómo se sostiene la orga­nización?

–Del mismo modo que se sos­tiene cualquier otra asociación civil. Hay una cuota de ingreso, hay una cuota de manteni­miento. La gente te pregunta ¿hay que ser millonario para ser masón? En absoluto. Yo te garantizo que los montos que se abonan son montos bastante menores a los que se abonan en otros clubes capitalinos. Pero básicamente la masonería se sostiene con el aporte de sus socios.

–¿Cómo es el ascenso orgá­nico de una persona que ingresa? ¿Es tan rígido como en el mundo militar?

–En masonería hay tres gra­dos. Aprendiz, compañero, maestro, que no son grados de orden militar. No es que yo soy maestro y entonces yo le digo al aprendiz “vaya y tráigame”. No, son grados de conocimiento. Y los grados que vienen con pos­terioridad, sea del rito escocés antiguo y aceptado que tiene 33 grados, sea del rito de Memphis que tiene 99, el rito de York tiene otra escala de ascenso que no es numérica o el rito que fuese. En realidad son escalas de conoci­miento, como el colegio, como la universidad.

–¿Cuáles son los desafíos de futuro que se muestran más nítidos para ustedes?

–Continuar con el proceso de contacto social para nosotros es fundamental. Y obviamente el trabajo en cada uno de los masones. La garantía de la per­manencia de la institución en el tiempo depende de la solidez con la cual los masones inter­nalicen los conceptos. Se suele decir que ingresar a la maso­nería es relativamente fácil si se quiere, pero que la masone­ría ingrese en uno es un trabajo sumamente difícil. Entonces trabajar en esa internalización es el principal desafío a nivel interno y a nivel externo con­tinuar con esta actividad que se viene dando con esta impronta de contacto social que venimos teniendo.

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