En esta edición del programa “Expresso”, transmitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al escritor Javier Viveros (JV) y al dibujante Roberto Goiriz (RG), quienes han sabido unir sus respectivas disciplinas en publicaciones de gran impacto como la serie de cómic histórico “Epopeya”. Viveros y Goiriz reflexionan sobre la naturaleza del arte, así como los grandes desafíos que plantea la era digital y tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial.

  • Fotos: Por Pánfilo Leguizamón

–ADS: La pala­bra “creo” encierra la acción de crear y creer al mismo tiempo. ¿Cómo se juntan la fe y la creatividad o es simple coincidencia?

–JV: Bueno, creo que es una coincidencia nada más, pero está muy bien lo que apun­tás, porque hay una gran rela­ción. Creer en una historia para después crearla y com­partirla con la gente.

–ADS: ¿Ese creer se da en la realidad y en la ficción?

–JV: Sí, en la realidad encontrás generalmente la semilla que después regás con talento, con creativi­dad y hacés crecer en la ficción. Es lo que me suele pasar a mí. Como escritor soy curioso. Siempre estoy pendiente de conversacio­nes, todo lo que ocurre en el entorno, alguna frase que dice alguien, a lo que leo en el diario, que escucho, me puede servir como un dis­parador para después cons­truir el edificio de la ficción.

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–ADS: ¿Cómo construís el edificio creativo cotidiano después de tantos años?

–RG: Para mí la creación se inicia con una compulsión, una cosa física, no es algo inte­lectual. Desde chico yo sentía la necesidad de dibujar y de crear. Era algo que tenía que hacer, era como una obliga­ción. Más allá de que me diera gusto dibujar o fuera algo aburrido, tenía que hacerlo y entonces para mí nació de eso. La construcción de la forma yo creo nace del caos, de la multitud de cosas que uno tiene en la cabeza, de la multitud de cosas que hay en la vida.

–ADS: ¿Cuánto del pro­ceso creativo es una inspi­ración que tiene que ver con el vuelo poético y cuánto tiene que ver con el sistema, la disciplina?

–JV: Es una combinación creo yo. Hay una frase muy linda del escritor mexicano Sergio Pitol, que dice que la creatividad es el fruto más delicado de la memo­ria. La creatividad es enton­ces la memoria de lo vivido, la memoria de lo leído. Todo eso genera como un magma para después con disciplina parir una historia. Como dice Roberto, puede ser un caos, pero también hay herramien­tas que te permiten desen­trañar ese caos, darle forma. Eso es lo que te da la teoría literaria, te da como herra­mientas para poner bajo un microscopio un texto, anali­zarlo, desensamblarlo, ver su trama, estos son los personajes, sucede de esta forma.

EL CAOS

–ADS: ¿Cuándo un pro­ceso creativo es pulsión y en qué momento se perfec­ciona hacia una forma de relación social, de comu­nicación con las personas?

–RG: Yo creo que viene con la madurez eso. En mi caso par­ticular, la carrera en publici­dad de casi 40 años me enseñó muchas cosas con relación a tratar de ponerme en la piel de la persona que está al otro lado, de entender un poco su pensamiento, sus expectati­vas, hacia dónde quisieran ver cosas mías o no. Eso hay que combinar con lo que uno quiere hacer. Hay que com­binarlo y de ahí surge algo. También tengo que decir que el sistema de trabajo que yo tengo, la carrera publicitaria también me ayudó mucho a perfeccionar un sistema, a ser un poco ordenado por­que, como te dije, vengo del caos, ese es mi sistema de tra­bajo. Porque yo nunca tuve una educación académica, yo soy lo que llaman autodidacta muy a pesar mío. Entonces tengo esa tendencia a tener una formulación muy caó­tica inicial, pero después me ha ayudado el sistema que he encontrado en estas pro­fesiones.

–ADS: ¿Cómo se combina lo que uno quiere con lo que el mercado impone en materia cultural?

–JV: Me acuerdo que (Ricardo) Piglia había dicho que (Ígor) Stravinsky com­ponía mucho por encargo. Y alguien le preguntó “¿por qué haces estas cosas por encargo?”. Entonces dijo él que cuando le piden un vals tiene unos límites dentro de los cuales moverme porque cada género tiene sus lími­tes, sus reglas, sus preceptos. Pero “si yo no tengo eso, la música me somete a un uni­verso tan infinito de posibi­lidades que me siento abru­mado”. Entonces, llevando esto al tema del mercado, una vez me dijeron “necesi­tamos una serie de biogra­fías”. Yo preferiría escribir ficción, pero igual tengo la capacidad de tomar un libro o varios libros de la biografía de algunos autores o de algu­nos paraguayos importantes como fue este caso y escribir. O sea, en este caso el mer­cado te dice “necesito esto”, pero digamos que en mi caso pasó una vez. O sea, siempre escribo lo que yo quiero con­tar, siempre escribo lo que me gusta.

–RG: En mi caso en par­ticular yo estoy acostum­brado a lidiar con esto. En el ambiente publicitario para mí conciliar estas cuestio­nes fue relativamente fácil porque aprendí a hacerlo. Actualmente me siento más libre porque cuando estuve trabajando en la industria del cómic, que yo conocí cuando fui a trabajar a Sao Paulo en los años 80, hay una ruta que seguir y vos tenés que entrar dentro de eso. Y a mí me pedían específicamente cier­tas cosas dentro de lo que yo hago. Por ejemplo, me pedían páginas a lápiz. Antes venía el guion, después venía el lápiz, después venía la tinta, que era otra persona; después la letra, el color, etc. Toda una maqui­naria. Entonces, cuando uno entra en un proceso indus­trial tenés que crear lo mejor dentro de esa ruta. Actual­mente yo me siento bastante libre para crear mis propios cómics dentro de lo que me gusta a mí.

–ADS: ¿Te referís a todo el proceso creativo?

–RG: Sí, yo ahora actual­mente estoy haciendo guion, dibujo, color, edición, etc. Y después me preocupo con quién voy a editar o cómo lo voy a hacer exactamente, busco alianzas si es nece­sario en la parte editorial o en la parte institucional. Es una libertad que me permi­tió quizá el proceso profe­sional que tuve. Yo entiendo por ejemplo que lo que a mí me gusta tiene menos con­sumo, que es la ciencia fic­ción o la fantasía en general, y entiendo que las historietas de tipo histórico como “1811″, “Paraguay retã rekove” son más populares, la gente busca más ese tipo de lecturas, incluso por motivos didác­ticos. Así que voy tratando de congeniar porque ambas cosas me gustan.

–ADS: ¿Cómo se te ocurre que escribir es un camino?

–JV: Se fue dando. Yo tuve el ejemplo de mi padre. Yo lo veía de niño, lo veía siempre en un sofá leyendo. Desde que aprendí a leer y me acerqué a esos libros nunca más los solté. Y llega un momento en el que uno también quiere contar sus historias. Después de haber leído tantas histo­rias, vos decís “yo también puedo o quiero contar”. Y los que dan el paso a la escritura y luego a la publicación son a los que finalmente nos lla­man escritores. En mi caso se dio por la cantidad de lec­turas que tenía. Todos tene­mos vivencias, todo hombre es una historia, entonces algunos queremos compar­tir esas historias, no siempre es la de uno.

DIGITALIZACIÓN

–ADS: ¿Qué esperan que suceda con el soporte papel en vuestras obras, para los cómics y para los libros?

–RG: Ha resistido al papel bastante bien. Hoy podemos decir que si bien las edicio­nes de libros han reducido sus tiradas, se han multiplicado la variedad de títulos. Hay muchos más libros, cómics y todo tipo de material impreso que en otras épocas. Yo no le huyo a ningún soporte en el que se pueda reproducir una obra artística o una obra intelectual. Sin embargo, la relación que yo tengo con el papel es íntima. A mí me gusta tocar, oler, mirar, dete­nerme. No es una cuestión meramente utilitaria.

–ADS: ¿Con relación a las historietas qué sentís al respecto del formato digital?

–RG: Actualmente estoy publicando en Inglaterra en formato digital con David Lloyd, que es el coautor de “V de venganza”. No le tengo miedo al formato, me sirve, funciona bien. Por supuesto que es otro tipo de lectura, no es la que quizá yo elegiría, pero es la que tengo en este momento.

–ADS: ¿Y en materia de literatura cómo ves esa tensión entre libro digital y libro papel?

–JV: Hay que apostar por los formatos que puedan permi­tirnos llegar a más público. En el caso del libro digital, yo tengo mis publicaciones en varias de las grandes plata­formas del libro electrónico porque dinamitan las fronte­ras. Yo puedo llegar a públicos que normalmente no alcan­zaría. Hace poco me pasó que las ventas de mis libros en digital superaron a las de papel. Pero si me dan a ele­gir yo me quedo con el papel como lector.

–ADS: ¿Y cómo ves el mundo de la publicidad a partir de estos cambios tan radicales?

–RG: La verdad que los cam­bios son dramáticos y en ese contexto yo creo que estamos reaprendiendo todo. No me atrevo todavía a formular una teoría sobre el tema, pero realmente ignorar lo digital, lo múltiple de los espacios que tenemos actualmente, la inmediatez, las tecnolo­gías que van a ir irrumpiendo como la inteligencia artificial, que es todo un tema dentro de estas tecnologías nuevas. Yo creo que han cambiado dra­máticamente el negocio y lo van a continuar haciendo. Así que yo me inscribo en la parte del alumnaje, estoy apren­diendo, estoy mirando. Como buen inmigrante digital no nos queda otra que aprender.

–ADS: ¿Cómo se llevan con la inteligencia artificial? A mí no me gusta su poesía.

–RG: Es una criatura la inteligencia artificial, como un bebé que está creciendo. Realmente no sabemos muy bien cómo va a desarrollarse. Yo por obligación profesio­nal empecé a experimentar con el ChatGPT, con todas estas cosas que aparecen en forma gratuita y es sorpren­dente. Tiene sus limitacio­nes, por supuesto, pero es necesario conocer al aliado o enemigo, hay que entender cómo funciona y qué puede hacer, qué no puede hacer. En el mundo de la ilustra­ción es un enemigo porque los ilustradores se quedan sin trabajo. Esto está pasando en todo el mundo. Yo lo veo como un proceso que lamen­tablemente es inevitable. Yo veo que cada vez se va a usar más ese tema y tenemos que aprender a convivir y a com­batir si fuera necesario.

–JV: Yo veo su éxito sobre todo en la ilustración. Son alucinantes las imágenes que uno puede crear aprendiendo a formular los prompts. Yo por ejemplo agarré una ima­gen de Juan Moreno, del legendario dibujante, subí a una plataforma un taguá detective que se llama Lito, de mi serie de libros infan­tiles, y le dije “proyectá esto en entornos posapocalípti­cos” y me saca el dibujo con esos cascos, unos uniformes, una locura. Realmente veo un avance muy grande allí en cuanto a la ilustración. Es un peligro, por supuesto, para los dibujantes. Yo probé tam­bién ChatGPT para inventar historias y ahí no me conven­ció. Así como probaste como poeta, se muere de hambre.

NUEVA GENERACIÓN

–ADS: ¿En el mundo del escribir cómo estás viendo a la nueva generación?

–JV: Tenemos una genera­ción estupenda de narradores ahora en Paraguay, narrado­res jóvenes que están demos­trando mucha calidad. Estoy muy esperanzado con esta nueva camada de autores que tengo la suerte de que a varios de ellos estoy publicando.

–ADS: ¿Y en el caso de los cómics?

–RG: Hay una base muy inte­resante de gente que nos sigue y hay nuevos autores muy talentosos que están sur­giendo y afortunadamente no solamente en el marco de la solución que todos espe­ramos, sino que hay uno que está en Ciudad del Este, hay otro que está en Encarna­ción, van surgiendo talentos en forma múltiple en varias partes del país.

–ADS: ¿Qué otras tenden­cias temáticas existen ade­más de la historia?

–RG: En la historieta para­guaya surge en gran parte el humor, la sátira. Hay una convivencia de autores de humor gráfico con la histo­rieta como el caso de Nico, por ejemplo, y otros. Y esa es una de las temáticas. Des­pués hay autores que toman la ciencia ficción como uno de los estandartes de la his­torieta paraguaya, además de la historia, el tema del humor, el tema de la fantasía, pero con las mezclas nece­sarias en relacionar lo que pasa acá en Paraguay. Hay escenarios paraguayos en un mundo posapocalíptico.

–ADS: ¿A quiénes admirás en el mundo del cómic?

–RG: Yo tendría que comen­zar con Juan Moreno ahora, que es nuestro compatriota dibujante. Es un ilustrador excepcional. Después yo diría que a mí me gusta mucho la obra de Moebius, Jean Giraud, un francés que ha desarrollado una imaginería espectacular a lo largo de un montón de historias de dife­rentes tipos. Ha hecho histo­rias de vaqueros hasta ciencia ficción, de todo un poco. En Estados Unidos hasta hoy me gusta la obra de los pioneros como Hal Foster.

–ADS: ¿Y en tu caso podrías hacer un énfasis en gente de letras en este mundo de los guionistas?

–JV: Creo que es inevitable mencionar a Robin (Wood), que es un fuera de serie. Es una maravilla. Yo que estoy metido con la narrativa, me quedo deslumbrado cómo tiene esa capacidad de en un par de viñetas definir la psicología de un personaje, cómo construye las tramas, cómo crea los diálogos. O sea, fue un verdadero genio Robin. Como dibujantes es inevitable mencionar a Juan Moreno, Roberto Goiriz, Kike Olmedo, Adam. Tene­mos aquí en Paraguay dibu­jantes de un talento extraor­dinario.

–RG: Quiero refrendar lo de Robin porque tuve la suerte de trabajar con él durante más de 10 años haciendo dife­rentes cosas. Enseguida nos pusimos de acuerdo porque él tenía un don que era ver qué dibujaba mejor el dibujante y con base en eso él creaba la historia. Él decía “a usted le sale mejor esto, yo voy a hacer esto”. Hicimos “1811″, hicimos lo de “Warrior M”, que es una historieta de cien­cia ficción y el público era de Italia. Hicimos “Hiras, el hijo de Nippur”, que también se publicó ahí y varias cosas.

PROMOCIÓN DE LA LECTURA

–ADS: ¿Qué hay que ajus­tar para que el amor a los libros un día realmente surja?

–JV: Yo le tengo mucha fe a este nuevo programa del MEC, Ñe’êry, que está ahora y se hizo un llamado para que las editoriales presen­ten todos sus materiales. Creo que el error se dio his­tóricamente con la selección de los textos. Tal vez ele­gían textos que no dialoga­ban con las nuevas genera­ciones. Yo creo que con este paso que está dando ahora el Ministerio de Educación eso se va a subsanar. Van a tener un comité técnico que va a seleccionar las obras y ojalá lo hagan bien, de manera que puedan conectar con los alumnos, contarles las histo­rias que quieren oír, porque todos queremos oír buenas historias.

–RG: Hay ciertas bases más o menos seguras con relación al tema de la lectura, por lo menos en el campo de los cómics. Por ejemplo, tene­mos el caso de Robin Wood, está más que comprobado que la lectura de las histo­rietas causa mucho placer a la gente. Tiene seguidores en todo el mundo.

–ADS: ¿Cómo están las juveniles en Paraguay en materia de producción de historietas?

–RG: Me parece que hay mucho entusiasmo y este era un tema que nos preocu­paba hace algunos años, 10 o 20 años atrás. No sabíamos si iba a surgir una renova­ción de esta generación que ya dimos mucho y la respuesta fue una andanada de auto­res que empezaron a publi­car. Entonces, nos encontra­mos hoy con una variedad de personas, mujeres, hom­bres que están trabajando desde sus posibilidades, por supuesto, y de las posibili­dades de nuestro mercado en presentar lo suyo. Y son cosas muy interesantes.

RIQUEZA LINGÜÍSTICA

–ADS: ¿Cómo estás lle­vando y qué se está cons­truyendo desde la respon­sabilidad que tenés como ministro de la Secretaría de Políticas Lingüísticas?

–JV: Tiene una misión real­mente grande. Tenemos un acervo cultural enorme en Paraguay, una gran riqueza. Generalmente el paraguayo de a pie si ve a un indígena le habla en guaraní, piensa que sí o sí tiene que saber guaraní. Pero en realidad el guaraní es nada más que una de las cinco familias lingüísticas que tenemos aquí en Paraguay. La Secretaría tiene bajo su cui­dado el bilingüismo oficial, nuestras dos lenguas oficia­les. Tenemos también la len­gua de señas. La Ley 6530 nos nombra autoridad de aplica­ción de esa ley. Y tenemos 19 lenguas indígenas. Son 19 len­guas indoamericanas, son 19 formas de mirar el mundo, de entender la realidad. Y es riquísimo. Nuestra misión es muy grande porque hay lenguas que están desapare­ciendo. La lengua guaná, por ejemplo, tiene solamente tres hablantes, tres abuelitas.

–ADS: ¿Solo tres hablantes?

–JV: Sí. La otra vez estuve en la comunidad Río Apa, en Concepción, y tuve el gusto de conocerlas, ña Modesta, ña Azucena y ña Vicenta. Y hay pocas cosas más tristes que la pérdida de una len­gua, la desaparición de una lengua. Por suerte se pudo hacer un diccionario de la lengua, un alfabeto. Tene­mos registros audiovisua­les para saber cómo suena. Y en ese contexto la SPL construyó lo que se llama el nicho lingüístico. En este caso concreto son dos aulas donde ellos se reúnen los fines de semana y ahí las personas que conocen la len­gua tratan de pasarla a las nuevas generaciones, lo que se llama la revitalización, pasar esa antorcha, por­que si no, está destinada a desaparecer. Es una lucha realmente. Ellos tienen que contar con materiales para poder pasar la lengua. El problema grande que se da es lo que se llama el corte generacional. El abuelo o el papá ya no quieren hablarle al nieto o al hijo en su lengua porque dicen “mejor aprendé castellano, mejor aprender guaraní” para poder entrar a la escuela, conseguir trabajo.

–ADS: Como si no se pudie­ran aprender varios idio­mas al mismo tiempo.

–JV: Hay que internalizar. Cuantas más lenguas habla una persona, tanto mejor.

–ADS: Y este proceso debe ser un proceso muy difícil, ¿no?

–JV: Nuestro presupuesto es limitado comparando con la misión que tenemos, porque estas lenguas están en riesgo de desaparición. Son seis len­guas que están en riesgo de desaparición. Para nosotros el logro sería que cada una de estas lenguas por lo menos deje su alfabeto, su dicciona­rio, su gramática y un regis­tro audiovisual de cómo sue­nan o cómo sonaban. Es una manera de dejar la huella, por lo menos se hizo esto y por supuesto también revitali­zarla en la medida de lo posi­ble, revitalizarla de manera que pueda pasar a las nuevas generaciones.

“Tenemos un acervo cultural enorme en Paraguay, una gran riqueza. La Secretaría tiene bajo su cuidado el bilingüismo oficial, nuestras dos lenguas oficiales. (...) Y tenemos 19 lenguas indígenas. Son 19 lenguas indoamericanas, son 19 formas de mirar el mundo, de entender la realidad. Y es riquísimo. Nuestra misión es muy grande porque hay lenguas que están desapareciendo. La lengua guaná, por ejemplo, tiene solamente tres hablantes”.


“Para mí la creación se inicia con una compulsión, una cosa física, no es algo intelectual. Desde chico yo sentía la necesidad de dibujar y de crear. Era algo que tenía que hacer, era como una obligación. Más allá de que me diera gusto dibujar o fuera algo aburrido, tenía que hacerlo y entonces para mí nació de eso. La construcción de la forma yo creo nace del caos, de la multitud de cosas que uno tiene en la cabeza, de la multitud de cosas que hay en la vida”.

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