El agujero en la capa de ozono que hay por encima de la Antártida crece cada primavera austral desde hace unas dos décadas, pese a la prohibición de las sustancias químicas que la destruyen, según un estudio.

  • Por Daniel Lawler
  • Fotos Gentileza

La capa de ozono estra­tosférico, que protege a la Tierra de radiacio­nes solares peligrosas, está situada entre 11 y 40 km por encima de la superficie terrestre y filtra los rayos ultravioletas del Sol suscepti­bles de provocar cáncer, alte­rar el sistema inmunitario e, incluso, dañar el ADN de los seres vivos.

A mediados de los año setenta, los clorofluorocarburos (CFC), antaño muy utilizados en los aerosoles y en los refrigerado­res, fueron identificados como los principales responsables del adelgazamiento de la capa de ozono, causando “aguje­ros” cada año, uno de los cua­les, especialmente grande, por encima de la Antártida.

Por ello, en 1987 se aprobó el Protocolo de Montreal, que prohíbe los CFC con el fin de eliminar esos agujeros, una iniciativa considerada como un éxito de la cooperación mundial en materia de medio ambiente.

El pasado enero, expertos designados por la ONU juz­garon que el acuerdo es efi­caz: según sus previsiones, la capa de ozono debería recuperarse para 2066 por encima de la Antártida, para 2045 por encima del Ártico y para 2040 en el resto del mundo.

Pero, pese a que el uso de los CFC ha disminuido, el agu­jero por encima de la Antár­tida todavía no se ha redu­cido de forma significativa, según losautores de un estudio publicado el martes en Nature Communications.

“Seis de los nueve últimos años estuvieron marcados por niveles de ozono muy bajos y agujeros de ozono extremada­mente grandes”, dijo a la AFP Annika Seppala, del departa­mento de Física de la Univer­sidad neozelandesa de Otago y coautora del estudio.

“Puede que esté sucediendo algo más en la atmósfera, quizá a causa del cambio climático, y que esto oculte una parte de la recupera­ción”, añadió.

El agujero que hay por encima de la Antártida, en general, se abre de setiembre a noviem­bre, durante la primavera aus­tral, y luego se cierra progresi­vamente.

AÑOS INUSUALES

Según los investigadores, el agujero se abrió más tardía­mente en setiembre, lo que sería un indicio de que la capa se recuperó seguramente gra­cias a la reducción de los CFC. Pero en octubre, cuando el agujero alcanza su tamaño máximo, el nivel de ozono en la capa estratosférica media bajó un 26 % entre 2004 y 2022, según el estudio, basado en datos satelitales.

La disminución de los CFC en la atmósfera, regulada por el protocolo de Montreal, con­tinúa sin embargo “por buen camino”, subrayó Hannah Kessenich, autora principal de la investigación.

No obstante, “nuestras con­clusiones revelan que estos grandes agujeros, formados recientemente, no estarían provocados únicamente” por esas sustancias, matizó.

Para Susan Solomon, una des­tacada especialista en ozono que no participó en el estudio, se deben leer los resultados del mismo teniendo en cuenta que “estos últimos años fue­ron bastante inusuales”, dijo a la AFP.

Previamente, Solomon había mostrado que en 2020 el agu­jero en la capa de ozono había crecido un 10 % a causa de los inmensos incendios que azo­taron Australia.

La gigantesca erupción del volcán submarino Hun­ga-Tonga-Hunga-Ha’apai, en el océano Pacífico, en enero de 2022, también contribuyó a que se redujeran los niveles de ozono estratosférico, según un estudio reciente publicado en la revista PNAS.

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