“Las balas bolivianas apuntaban al cuerpo de los soldados. Las canciones, a su ser más íntimo, a su hekotee, su identidad, su memoria colectiva” (Mario Rubén Álvarez). (foto: gentileza)
La contienda entre Paraguay y Bolivia (1932-1935) tuvo presente en el campo a grandes figuras de la música paraguaya, como Herminio Giménez y Emiliano R. Fernández. Sobre el papel de los artistas y sus obras habla Mario Rubén Álvarez.
“Estigarribia era un estratega bastante completo. Por eso, en el plano emocional, espiritual, consideró que a su modo y desde su naturaleza –nombrar y emocionar– la música, incluso el teatro, debían cumplir el rol de alentar, de estimular a los combatientes. Omoakãrakuva’erã chupekuéra. Las balas bolivianas apuntaban al cuerpo de los soldados. Las canciones, a su ser más íntimo, a su hekotee, su identidad, su memoria colectiva”, comenta el periodista, investigador y escritor Mario Rubén Álvarez, un erudito en el área de la música tradicional paraguaya.
La primera mitad del siglo XX paraguayo estuvo marcada por un permanente conflicto político interno, en ese sentido la Guerra del Chaco (1932-1935) se encargó en cierto modo de rectificar esas diferencias políticas en procuras de una causa patriótica. El auge de creadores también se hizo presente, y grandes obras del cancionero paraguayo se crearon en el mismo campo de batalla.
“Estigarribia tuvo la fortuna de encontrar en el frente a Herminio Giménez (1905-1991). Le nombró el director de música del Comanchaco. A Herminio le llamaron a su juego. En vez de combatir con un fusil, iba a combatir con el arma de la música”, comenta Álvarez.
La presencia de los músicos en el campo tenía la función de alentar, de animar, de mantener alta la moral de los soldados y sus jefes. “La guerra ijetu’u. La muerte silbaba por todos lados. Hatiãimba. Y las polcas alejaban al menos por un rato el asedio insistente de la Parca”, comenta el investigador.
EMILIANO Y HERMINIO
“Emiliano R. Fernández (1894-1949) es el mayor poeta épico de nuestro país. En la guerra del Chaco empuñó su fusil con bayoneta calada, pero empuñó también el arma de la poesía para cantar las victorias e insuflar emoción y esperanza a los combatientes”, explica Mario Rubén.
Sin dudas uno de los versos más recordados de Emiliano es " Regimiento 13 Tujutî”, con música de Ramón Vargas Colmán. Esa letra suya tiene otra melodía que pertenece a César Medina.
En los albores de la contienda, entre 1927 y 28, el llamado Tirteo Verdeolivo ya había escrito “Rojas Silva rekávo”, “Tte. Rojas Silva” y “Che la Reina”, cuyo título original fue “Aháma che China”.
“‘Obras de Herminio Giménez sobre y desde la guerra son ‘Fortín Boquerón’, ‘Fortín Nanawa’, ‘Portiju’, ‘Retazos de gloria’, ‘Paraguay rembiapokue’, ‘Año 34′ y ‘Moketon voli’, retitulada por él en Buenos Aires como ‘Malvita’, en homenaje a una señora que aliviaba sus dolencias con té de malva”, explica Álvarez.
Otras obras de Emiliano musicalizadas por diversos autores son “Che reténpepyhare”, “Bolivia, no te ilusiones”, “Trinchérape che yvoty”, “Clarinete púpe”, dedicado a Manuel Irala Fernández, el mítico Jakare valija, entre otras creaciones.
INSPIRADAS EN EL CHACO
La Guerra marcó a los combatientes y a la sociedad misma. “El Chaco” se siguió viviendo en el interior de cada habitante del país por muchos años, por sus tragedias y por sus hazañas
“Reservista purahéi”, de Félix Fernández y Agustín Barboza; “Tupãsy Caacupépe”, con música de Diosnel Chase; “Nanawa”, de Carlos Miguel Jiménez y Julián Alarcón; “Soldado del Chaco”, de Reinaldo Sosa con música de Mauricio Cardozo Ocampo; y “Chaco Boreal”, de Gerardo Fernández Moreno y Remberto Giménez, son algunas de las obras emblemáticas que con los ojos en la contienda, marcaron con la pluma una parte de la historia sensible de los paraguayos.
Epopeya, un trabajo inspirado en la Guerra del Chaco. Fundamental para acercarse a otra mirada de la contienda.
LOS BOLIVIANOS
Los bolivianos también tuvieron su música de trinchera. Eran boleros de caballería, cuecas y otros ritmos.
“Herminio Giménez contaba que estaban en Pozo Favorito tocando una noche para el Regimiento Pitiantuta. En una pausa de la música escuchan que en la trinchera boliviana empiezan a tocar y a cantar también. Pausa. Turno de los paraguayos. Pausa. Turno de los bolivianos...y así iban. Los cañones dejaron de sonar, las metrallas descansaron un rato y la guadaña de la muerte se recostó en un árbol para oir lo que truncaba momentáneamente su tarea implacable. La música había declarado una tregua informal, aunque muy grata en aquel infierno de pólvora y espinas”, finalizó.
“El impacto de una historieta es diferente a la de un libro de texto”
Roberto Goiriz, escritor, dibujante y diseñador, habla sobre su trabajo inspirado en la Guerra del Chaco, desde el cómic.
Roberto Goiriz.
El conflicto bélico ocurrido entre 1932 y 1935 sigue reverberando en la conciencia colectiva. Los últimos abuelos están vigentes en la memoria, las narraciones en primera persona renacen y es el arte también un disparado, desde el hoy. Entre las formas contemporáneas de expresión, sin dudas el cómic es una de las más eficaces a la hora de penetrar en los más jóvenes. En este trabajo se encaminó un grupo de dibujantes a mediados de la década pasada: La Guerra del Chaco en historietas, así nación Epopeya. Roberto Goiriz, uno de sus artífices, habla ahora sobre la experiencia, sobre el trabajo y la inspiración tomada desde un hecho tan importante que marcó al país. En este proyecto también formaron parte Enzo Pertile, Javier Viveros, Kike Olmedo y Juan Moreno
– ¿Cómo se dio la investigación para tratar de acercarte históricamente a contexto visual (arte) que requerían los relatos?
– En realidad, depende mucho del pedido que me hagan. En esta ocasión, me pidieron solo los dibujos, por lo que la historia ya estaba aportada por el guionista. Quedaba investigar todo tipo de referencias visuales asociadas con el relato. La Guerra del Chaco sí tuvo bastantes registros fotográficos, no como otros proyectos en los que la búsqueda se hizo muy difícil por la carencia de material visual de archivo. La búsqueda fue un poco más fácil y también el guionista aportó lo que tenía. En la investigación todos los recursos son válidos, desde internet hasta los libros e imágenes de época. La búsqueda también puede ser lateral; es decir, si no existen referencias en tu país, quizá existan fotografías de otros países en la misma época, lo cual daría una idea, siquiera aproximada, del objetivo.
– ¿Tenés algún familiar que fue excombatientes? ¿Te aportó algo eso a la hora de inspirarte en tu trabajo?
– Sí. Mi tío Ramón Escudero fue a la guerra con 18 años, peleó y trabajó durante toda la contienda. Volvió después de terminada la guerra con las manos destrozadas y una pierna inútil. Era carpintero y fusilero, realizaba ambas funciones en los regimientos en que estuvo. Su odisea está plasmada en una historieta escrita y dibujada por mí, “Un carpintero en la Guerra del Chaco”. Muchas familias paraguayas quedaron marcadas para siempre por esa terrible conflagración.
– ¿Qué aporta el cómic, según ves, a las narraciones inspiradas en hechos históricos tan significativos para el país, como lo es la Guerra del Chaco?
– El cómic nació como entretenimiento y se convirtió rápidamente en un arte, pero también en un medio único con el que comunicar experiencias, en una poderosa herramienta para la transmisión de conocimientos, y en una forma efectiva, y relativamente barata, de llegar a un amplio público. El impacto producido por una historieta es diferente a la de un libro de texto, su combinación de elementos visuales y textuales, su lenguaje de secuencias, las onomatopeyas, el hecho de poder leer y releer, o fijar la mirada en alguna ilustración que haya llamado la atención, introduce el componente de lo lúdico, con que se aprende mucho más y se fijan fuertemente las emociones.
– En Epopeya hay una mirada también compartida con los artistas bolivianos, ¿qué aporta ese planteamiento al proyecto?
– Es algo que ya se había hecho en proyectos anteriores; por ejemplo, el caso de la Guerra contra la Triple Alianza, en que autores argentinos, uruguayos y brasileños han colaborado. Fue una muy buena idea incorporar la mirada de los hermanos bolivianos, el resultado produce una mayor riqueza y diversidad en el contenido.
– ¿Tenés alguna obra o artista inspirado en la guerra que te haya llamado la atención o marcado?
– Los paraguayos tenemos al Cabichuí, el periódico de guerra producido en el frente de batalla, una obra colectiva que inauguró muchos aspectos del periodismo y la ilustración en el Paraguay, y al que le hicimos homenaje con la edición de “El Cabichuí perdido” y al que recordamos todos los años el 13 de mayo, fecha establecida como el Día del Dibujante en Paraguay. Recordar que el 13 de mayo de 1867 se publicó por primera vez este asombroso periódico.
Las historietas acercan el tema a las nuevas generaciones con un lenguaje accesible y efectivo.
Mario Rubén Álvarez.Herminio Giménez, el maestro se inspiró en la Guerra del Chaco en varias composiciones.Otra de las historietas que relatan hechos heroicos de la guerra.
Con ofrenda de laureles Peña encabezó acto de conmemoración de la Paz del Chaco
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El presidente de la República, Santiago Peña, encabezó este miércoles la ceremonia de ofrenda de corona de laureles en conmemoración al 89° aniversario de la firma de Protocolo de Paz de la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, que puso fin a la guerra entre ambos países.
El acto se realizó en la plaza Héroes del Chaco, localizada en el distrito de Mariscal Estigarribia, departamento de Boquerón. “Hoy estamos celebrando la paz. Es una fecha que evoca a diferentes sentimientos como el nacionalismo, el patriotismo y la defensa nacional”, mencionó Peña.
Dijo además que es una gran celebración, ya que “el mensaje de hoy es de paz, de integración, pero también de la voluntad del pueblo de seguir avanzando, mañana estoy yendo a Bolivia a visitar al presidente y el espíritu es estrechar los lazos entre ambas naciones”.
Durante el acto, el presidente de la República realizó una ofrenda de corona de laureles en homenaje a los héroes de la patria. En su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, además recibió la condecoración Prócer de la Libertad del ejército boliviano.
“Una guerra que nunca tuvo que haber existido porque Bolivia y Paraguay siempre han sido naciones hermanas, nos hicieron pelear, pero con mi presencia quiero reafirmar la paz, la amistad y la hermandad entre dos pueblos, dos ejércitos de Bolivia y Paraguay, honor y gloria para todos los caídos”, sostuvo un representante del ejército boliviano.
En su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, el presidente Santiago Peña recibió la condecoración Prócer de la Libertad del ejército boliviano. Foto: Gentileza
Motivo de la guerra
La Guerra del Chaco se originó por disputas territoriales en la región del gran Chaco. Bolivia, sin acceso al mar desde la Guerra del Pacífico, buscaba una salida al océano Atlántico a través del río Paraguay, mientras que nuestro país defendía su soberanía sobre el territorio que consideraba suyo.
El conflicto bélico se desató en junio de 1932 y después de 3 años de hostilidades, agotamiento de recursos y una alta cantidad de bajas en ambos lados, las partes enfrentadas decidieron buscar una solución pacífica. El 12 de junio de 1935, bajo la mediación de la Liga de las Naciones y otros países latinoamericanos, se firmó el Protocolo de Paz en Buenos Aires, Argentina. Este acuerdo estipuló el cese inmediato de las hostilidades y estableció un armisticio formal.
Paz del Chaco: homenajean a héroes con desfile estudiantil en Fernando de la Mora y Asunción
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Este lunes, en plena ruta PY 02 se realizó el desfile estudiantil en homenaje a los héroes de la Guerra del Chaco. Estudiantes de distintas instituciones educativas de Fernando de la Mora se reunieron con sus mejores galas para dar un verdadero espectáculo en conmemoración a la firma del tratado de paz.
El desfile arrancó puntualmente a las 08:00, fueron clausuradas al menos diez cuadras para que los estudiantes pudieran desplazarse durante todo el evento, muy organizado y especial. Se contó además con la participación de una importante cantidad de personas que disfrutó del encuentro.
La ruta PY 02 anteriormente se llamaba Mariscal Estigarribia, en honor a quien condujo la guerra. Foto: Jorge Jara
El evento fue organizado por la Municipalidad de Fernando de la Mora y recordaron que anteriormente la ruta principal llevaba el nombre de Mariscal Estigarribia, en honor a uno de los tantos héroes que condujo la Guerra del Chaco. José Félix Estigarribia fue un oficial militar de bajo rango, pero debido a sus conocimientos se le dio la oportunidad de liderar el frente de batalla.
En el palco se encontraban presentes autoridades de la junta comunal como el intendente Alcides Riveros, quien indicó que este desfile se repite luego de tres años. La idea es que los estudiantes puedan recordar este hecho tan importante para la historia del país y así rendir homenaje a los héroes.
En Asunción desfilaron ante el Panteón de los Héroes. Foto: Jorge Jara
Al igual que en Fernando de la Mora, en la ciudad de Asunción, frente al Panteón de los Héroes, también se realizó un desfile estudiantil para conmemorar el momento histórico para Paraguay. Durante el encuentro estudiantes de escuelas y colegios capitalinos se presentaron con sus uniformes de galas para brindar el homenaje a los héroes.
Entre el 9 de setiembre de 1932 y el 12 de junio de 1935 tuvo lugar el conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia, conocido como la Guerra del Chaco. Este acontecimiento histórico fue por el control del Chaco y de mucha importancia para la región durante el siglo XX. Según reporte del Ministerio de Hacienda, solo cinco veteranos de aquel conflicto siguen vivos.
Estudiantes vistieron sus mejores galas para homenajear a los héroes. Foto: Jorge Jara
El viceministro de Transpote, Emiliano R. Fernández, aclaró que el desarrollo de la ley de reforma no estará bajo la competencia del sector de los transportistas. Foto: Emilio Bazán
Viceministro destacó acuerdos para la ansiada reforma del transporte público
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El Gobierno llegó a un acuerdo con el sector de transporte para dejar sin efecto el paro previsto para el martes 11 de junio. El viceministro de Transporte, Emiliano R. Fernández, manifestó que el acuerdo contempla la instalación de bases para avanzar sobre la reforma del sistema de transporte.
“Estamos en el proceso de una ley de reforma del sistema de transporte público. Habrá cambios en los contratos que se firmen, a la luz de la reforma; habrá una cláusula donde los transportistas deberán modificar su itinerario, a medida que avance la reforma”, explicó para “Fuego Cruzado”, emitido por GEN/Nación Media.
Indicó que el acuerdo al cual se llegó es que, los coeficientes en los cuales se posea diferencias, sean trabajados previo a un estudio, solicitando 90 días para llevarlos a cabo. Por lo tanto, no habrá modificaciones en los coeficientes ni en los montos de subsidio al sector.
“El objetivo primordial siempre fue levantar el paro porque era injusto e innecesario. Llevamos a cabo 10 negociaciones en el ámbito bipartito y tripartito; algo que quiero aclarar a la ciudadanía también es que estaremos desarrollando actualizaciones en los permisos”, indicó el viceministro.
“El objetivo primordial siempre fue levantar el paro porque era injusto e innecesario", expresó el viceministro de Transporte
Reforma del sistema de transporte
El viceministro de transporte aclaró que el desarrollo de la ley de reforma no estará bajo la competencia del sector de los transportistas, aparte de asegurar que se trabajará bajo el principio de apertura a nuevos actores de competencia sobre el servicio, bajo llamados de licitación.
“Estamos ultimando los detalles de la ley para presentarla al presidente Santiago Peña y la ministra de Obras Públicas, Claudia Centurión, para su evaluación y consideración y posterior envío al Congreso. El presidente ya solicitó la realización del último paso en julio”, indicó Fernández.
Aseguró que la reforma constituye una exigencia imperante, entendiendo que representará la herramienta definitiva por la cual el sistema de transporte contará con cambios definitivos no solo para el servicio, sino también para los propios usuarios, quienes anhelan mejoras reales.
“Creemos también que con la reforma coexistirán dos sistemas: uno que irá venciendo hasta que se liciten nuevos tramos y otro con la nueva licitación. Hay un periodo de convivencia con dos sistemas, pero hay una manera de hacerlo”, expresó.
Enseñar, alimentar, cuidar: las escuelas paraguayas durante la guerra del Chaco (1932-1935)
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El estudio del impacto de las guerras en la educación, desde la mirada de las ciencias históricas, es una tarea altamente compleja, en la que es necesario enfrentarse a la tensión entre la emocionalidad, la sensibilidad, los juicios éticos y morales, con la comprensión histórica que se produce con los instrumentos y conceptos de la disciplina. Incluso, se trata de algo aún más importante: una comprensión adecuada de los agentes, hechos y procesos que forman parte de las relaciones entre guerra y educación es requisito previo fundamental para, luego, emitir juicios éticos, morales y políticos.
Por David Velázquez Seiferheld
Historiador y viceministro de Culto
Fotos: Gentileza
Desde la modernidad el sujeto de la educación por excelencia es el niño. De modo que, en términos contemporáneos, es casi imposible separar guerra, educación y niñez, adolescencia o juventud. Por otro lado, como la modernidad escolar es concomitante con la modernidad de los Estados nacionales, aquella fue pensada como ámbito fundamental de la formación del ciudadano y soldado.
En una época en que no existía una esfera positiva de derechos humanos, y como parte de esta de derechos de la niñez, el reclutamiento de niños en los ejércitos, en tiempos de guerra, era un problema práctico que se reducía a que quien podía portar armas y pertrechos podía ser reclutado. Es cierto que los niños, por lo general, estaban en la retaguardia, en las áreas de aprovisionamiento o como abanderados o tamborileros; en cambio, en algunas ocasiones también combatieron, como en la guerra contra la Triple Alianza.
Huerta de la Escuela Graduada de Villa Morra, Asunción. Fuente: Memoria de la Dirección General de Escuelas. 1927
ANTECEDENTES
Ahora bien, los antecedentes más inmediatos a la guerra del Chaco sobre el impacto de la violencia en las escuelas fueron las guerras civiles que se sucedieron desde fines del siglo XIX hasta la guerra civil de 1922-1923, que fue escenario de pujas ideológicas entre diversos nacionalismos en el seno de la educación paraguaya entre 1920 y el inicio de la guerra del Chaco.
La reforma educativa, que se inició con el nombramiento del maestro normal Ramón Indalecio Cardozo como director general de Escuelas, abordaba el tema del patriotismo desde una perspectiva cívica, con fuerte énfasis en el respeto a la libertad, a las leyes y a las instituciones republicanas. En opinión del educador, la guerra civil de 1922-1923 era consecuencia del discurso belicista en la educación. En este escenario, entendía que la escuela primaria debía ser espacio fundamental de formación republicana. Su pacifismo despertó diversas resistencias y críticas, sobre todo en el movimiento de reivindicación de la figura del mariscal Francisco Solano López, así como en el Ejército.
En 1927, el asesinato del teniente Adolfo Rojas Silva en las cercanías del fortín Sorpresa por parte de tropas bolivianas desató una oleada de exaltación patriótica. Espontáneamente, miles de jóvenes se ofrecieron a combatir.
En 1931, como reacción a la captura del fortín Masamaklay por parte del Ejército boliviano, una movilización liderada por estudiantes del Colegio Nacional y la Escuela Normal para protestar contra lo que se consideraba indefensión del Chaco finalizó con una masacre el 23 de octubre frente al Palacio de Gobierno. Varios profesores del Colegio Nacional y la Escuela de Comercio fueron destituidos acusados de participar “en el movimiento de carácter subversivo”.
Docente y alumnos de la escuela de Bahía Negra. El Diario, 19 de marzo de 1932
IDEAL PACIFISTA
La tesis de que el Paraguay estaba defendiéndose abonó la idea de un país pacífico obligado a ir a la guerra, por lo que los textos escolares y los mapas contenían los argumentos sobre los que el Paraguay basaba sus derechos sobre el Chaco.
Asimismo, existieron rituales públicos de exaltación del pasado guerrero; ceremonias en torno a los fallecidos en combate con participación de niños y niñas, imitaciones del heroísmo militar por parte de los niños, exaltación popular en la difusión de las noticias en torno al conflicto, palabras de estímulo del magisterio en las aulas sobre valores como la disciplina, el trabajo y el orden, y del clero católico mayoritario en los templos, así como una prédica guerrerista en la sociedad. Estos fueron los elementos que quizás influyeron en manifestaciones de entusiasmo por parte de la niñez hacia la guerra más que el contenido programático.
En 1934, en el ambiente de patriotismo y nacionalismo de la sociedad paraguaya catalizado por la guerra, el gobierno de Eusebio Ayala oficializó la versión del Himno Nacional propuesta por el maestro Remberto Giménez, dado su “deber” de “fijar definitivamente la letra y música del Himno Nacional dando término a la diversidad de versiones circulantes adoptando como únicas las originales, a fin de que en todos los actos públicos, escolares, oficiales y sociales sea uniforme el canto que resume las tradiciones y las glorias nacionales”.
Un aspecto en que el currículum de la reforma demostraría su eficacia en tiempos de la guerra fue, sin dudas, la difusión de la agricultura a través de huertas escolares.
Una publicación de El Diario del 19 de marzo de 1932 destacaba en su portada la imagen de una fila de niños y niñas de la escuela de Bahía Negra, impecablemente vestidos y calzados –lo cual era bastante infrecuente–, a cuyo frente se hallaba la maestra.
En el texto se lee que “el Chaco es un surco abierto donde la semilla del saber arrojada por manos ennoblecidas ha germinado en brotes magníficos”. De esta manera, la imagen de las escuelas chaqueñas, “casas donde se ensancha el conocimiento del niño, para luego empuñarlo al servicio de la patria”, era parte de la propaganda paraguaya.
LA ESCUELA Y LOS DERECHOS TERRITORIALES
Los atributos de cultura de la escuela eran también el símbolo de la cultura paraguaya en el Chaco y sus derechos sobre el territorio. En el territorio occidental existían, en 1932, 46 escuelas, 24 de ellas en las recientemente instaladas colonias menonitas. En este sentido, otro artículo plantea la siguiente interrogante: “¿Qué revelan esas 46 escuelas paraguayas funcionando en el corazón y los confines del Chaco? (…) O es que Bolivia puede blandir como argumento a sus pretensiones el funcionamiento de igual número de escuelas bolivianas en la zona de tierra paraguaya que ocupa sin derecho alguno?”.
En esta dimensión de la propaganda paraguaya, antes del inicio de la guerra, y de estímulo al sentimiento nacionalista, las escuelas fueron presentadas como símbolos de legitimidad posesoria, civilización y cultura, patriotismo y paz.
La descripción del Chaco en los textos escolares cambió a través del tiempo en función del creciente saber sobre una hasta entonces desconocida región; así como a partir de las pujas entre Paraguay y Bolivia, y el peso de las reivindicaciones de cada país.
Los ríos y cordilleras que constituían los límites entre ambos países son descritos con todo detalle, reafirmando así los derechos del Paraguay sobre el territorio. A más de ello, las expediciones históricas fueron parte del argumento paraguayo en favor de su posesión y propiedad del Chaco.
Número de docentes por sexo, 1931-1936. Fuente: Memoria de la Dirección General de Escuelas del año 1931. Memoria del Ministerio de Economía 1938Matrícula escolar 1931-1936. Fuente: Memoria de la Dirección General de Escuelas del año 1931. Memoria del Ministerio de Economía 1938
INICIO DE HOSTILIDADES
Inminente ya el inicio de hostilidades, en 1932 el Gobierno paraguayo ordenó la movilización general. Las instituciones educativas primarias recibieron, a través de las inspecciones regionales, las primeras orientaciones específicas de reorganización escolar.
Desde julio de 1932, algunos locales escolares también comenzaron a ser utilizados para alojamiento de tropas, y otros fueron preparados –previas adaptaciones y equipamiento– como hospitales de sangre ante la posibilidad cierta de desborde de la precaria infraestructura hospitalaria existente en el país. La sanidad militar contaba con solo un hospital y padecía de la falta de medicamentos.
El 4 de agosto de ese año, la Inspección Séptima comunicó a las escuelas del sur del país las siguientes instrucciones: las escuelas funcionarán normalmente, “haya o no guerra”, para lo cual debían evitar “el desbande de alumnos y el abandono de maestros”. Igualmente, deberían establecer “grande y suficiente chacra” para la plantación de mandioca, maíz, maní, poroto, soja, algodón, etc., “para garantizar la subsistencia de personal y alumnos”.
Se pusieron en marcha dos cursos de enfermería, uno en la mañana, dirigido por la Dra. Gabriela Valenzuela, y otro en la tarde, dirigido por la farmacéutica Leonor Carrillo. El Colegio Nacional, entre otras instituciones, también sirvió como Hospital Auxiliar desde agosto de 1932 y las clases presenciales fueron suspendidas. Para tratar de reducir los daños debido a la falta de presencialidad, las autoridades del colegio dispusieron que fueran entregadas las listas de temas y libros a los estudiantes. Los años 1933 y 1934 transcurrieron para los alumnos en un local alquilado.
APROVISIONAMIENTO
En cuanto a la provisión de alimentos y otros bienes, las escuelas comenzaron a enviar los productos de sus huertas y de las industrias caseras ya a fines de 1932. En su mensaje al Congreso en abril de 1933, el presidente Ayala se refirió brevemente a los aportes de las instituciones educativas:
“Establecimientos educacionales, empresas industriales y particulares han ofrecido con espontaneidad generosa locales, elementos y cuidados personales para la asistencia de nuestros enfermos y heridos (…) una vasta red de buena voluntad y de cooperación se ha tejido bajo los pliegues de la bandera”.
Una importante cantidad de escuelas de todo el país siguió movilizando a sus docentes, estudiantes y familias durante 1934 y 1935 en torno a los objetivos de la guerra. Sus acciones eran publicadas con gran destaque por la prensa paraguaya. Además del trabajo en huertas y telares, realizaban contribuciones monetarias.
El cuaderno Royal, impreso durante los años 30, en su tapa muestra el cañonero Paraguay, uno de los buques fabricados en Italia para la Armada paraguaya en las vísperas del conflicto
EFECTOS
La movilización impactó inmediatamente en la educación. Algunas escuelas fueron clausuradas por la movilización del plantel docente o la falta de alumnos. Tras los reclutamientos iniciales de agosto de 1932, en julio de 1933 se declaró oficialmente el estado de guerra con Bolivia. Se decretó la movilización general y se estableció el estado de sitio por todo lo que durara la confrontación.
Durante las primeras sesiones del Congreso de 1933 llegó a proponerse la suspensión completa de las actividades educativas de modo que la infraestructura completa de las instituciones estuviera a disposición del Ejército y sus necesidades. Tal planteamiento, sin embargo, fue rechazado. Antes bien, el ministro Justo Prieto solicitó al Ministerio de Guerra y Marina la devolución de los locales escolares para el año lectivo, aunque resolvió seguir destinando los locales de colegios secundarios a fines sanitarios.
La movilización de los varones impactó directamente sobre las dimensiones académicas y sociales de la educación. En lo social, porque al partir los varones –fundamentalmente los campesinos– al frente, sus hijos debieron dejar la escuela para remplazarlos en las tareas agrícolas.
En lo académico, se manifestó en la disminución de varones en el magisterio y también en la pérdida de la calidad educativa en las aulas que estos (sobre todo los normalistas) tenían a su cargo. En una época en que no existía la coeducación y todavía había reticencia a aceptar que las mujeres educaran a los varones en las escuelas –y, en todo caso, se aceptaba con resignación como hecho consumado–, el reclutamiento de los varones en el Ejército exigió incorporar a más mujeres al magisterio. Estas hicieron, sin duda, un gran esfuerzo en medio de los agravantes del contexto para conducir procesos educativos.
La compleja combinación de rituales, noticias y comentarios influyó ciertamente en el ánimo de los niños respecto de la guerra. Por lo demás, no existió un plan educativo en el que se estimulara la guerra por la posesión del Chaco. Las conmemoraciones patrias seguían las convenciones hasta entonces establecidas a través de discursos, declamaciones, cantos, procesión cívica patriótica, etc.
Docentes y alumnas de la Escuela Libertad, en tareas de costura. El título de “Silenciosa pero eficaz” quizás no haga justicia del todo a la alta visibilidad que tenían las contribuciones escolares. El Diario, 13 de junio de 1934
LA PAZ DEL CHACO
Expresiones de euforia siguieron al armisticio del 12 de junio de 1935. La convicción popular de la victoria ante Bolivia se extendió a todos los estratos y ámbitos sociales. Las escuelas no fueron ajenas al entusiasmo del victorioso.
Menos de un año después, el Paraguay experimentó un cambio radical con la revolución del 17 de febrero de 1936. Con base en el fuerte respaldo del Ejército y de la Asociación Nacional de Excombatientes del Chaco, llegó al poder el Cnel. Rafael Franco, quien desarrolló un programa nacionalista revolucionario y antiliberal.
Quizás la máxima expresión del nacionalismo febrerista fue la exaltación de Francisco Solano López al rango de héroe máximo de la nacionalidad. La restauración liberal, con el golpe del 13 de agosto de 1937, que llevó a la Presidencia de la República a Félix Paiva, trajo a la escena nuevamente la guerra del Chaco.
PUGNA IDEOLÓGICA
Los límites definitivos con Bolivia seguían en discusión y la reanudación del conflicto era una posibilidad latente. El conflicto entre los liberales, que retornaban al poder, y los desplazados febreristas era violento y, en algún momento, se trasladó a las aulas.
El gobierno de Paiva promulgó el Decreto 1371, que dispuso la enseñanza nacionalista y anticomunista en las escuelas. El considerando del decreto señala que “desde hace un tiempo atrás se conoce en el país una propaganda tenaz y sistemática (…) solapada y hábil, encaminada a destruir los sentimientos nacionalistas del pueblo paraguayo”; y que estas “doctrinas exóticas y antidemocráticas, además de amenazar la estabilidad de las instituciones políticas (…), son, en esencia, contrarias a sus tradiciones e idiosincrasia de la nación paraguaya”.
Es deber, por tanto, del Gobierno “defender la sociedad contra esa peligrosa propaganda evitando que se infiltre en las escuelas primarias de la República”. El comunismo es la principal de esas “doctrinas disolventes” (…) que “se propone suprimir los más hermosos atributos de la personalidad humana”.
Dos héroes militares en los combates por el Chaco, José Félix Estigarribia y Rafael Franco, se enfrentaban en las aulas por supuestas y/o reales preferencias ideológicas. Estigarribia, nacionalista y conservador; Franco, nacionalista y revolucionario.
La disputa por los territorios entre Paraguay y Bolivia, en los textos escolares. Mapa de 1905 del libro de Héctor F. Decoud (izquierda) y carátula del libro boliviano de tercer grado de instrucción primaria de 1928 (derecha) de autoría de Alfredo y Heriberto Guillén Pintos
RECUPERACIÓN
En 1935, tras el armisticio del 12 de junio, la matrícula escolar se recuperó notablemente. Las inscripciones permanecieron abiertas durante todo el año, de manera que el regreso de los combatientes a sus hogares permitió también el retorno de la niñez a las clases. Comenzó, asimismo, la reparación de los locales escolares utilizados y la construcción de otros, para lo cual fueron empleados, en algunos casos, los prisioneros bolivianos.
Aunque la guerra implicó una movilización de alcance nacional, el escenario de los combates fue únicamente el Chaco, con lo cual las clases no se suspendieron sino en la medida en que fue estrictamente necesario por movilización, reclutamiento o disminución de ingresos. Incluso en las colonias menonitas, que estaban situadas en el Chaco Central, próximas a las zonas de enfrentamiento, continuaron las clases.
Otra consecuencia de la reducción de los ingresos fue la imposibilidad de desarrollar proyectos previos, como la creación de un Instituto o Liceo Nacional de Niñas.
URGENCIAS
El Paraguay de posguerra era un país de urgencias en conflicto: sin dudas, la prioridad estaba en el resarcimiento y el apoyo económico a los excombatientes, muchos de los cuales tenían salarios atrasados y pensiones pendientes por invalidez.
Además, viudas y herederos de quienes cayeron en combate también debían percibir sus pensiones: para todas estas nuevas urgencias, el gobierno revolucionario de Franco adoptó medidas de disminución del gasto público, control temporal de operaciones cambiarias, control de precios de alimentos y aumentos de impuestos.
En momentos en que se produjo la guerra, el Paraguay intentaba revertir los malos resultados educativos a través de una reforma iniciada de hecho en 1921 y oficializada en 1924. En 1929, solo el 2 % de los niños que iniciaba la escuela primaria la concluía; los resultados en lectoescritura eran tan magros –en buena medida por desconocer la importancia de la educación bilingüe y prohibir el uso del idioma guaraní–, que era muy grande el número de soldados con algún nivel educativo que no sabían leer ni escribir correctamente.
El nacionalismo heroico y romántico terminó convirtiéndose en la versión única del nacionalismo. La reforma de Cardozo fue claramente nacionalista en temas como la producción de textos escolares de autores paraguayos para contrarrestar la influencia argentina y en el uso de materia prima paraguaya en las escuelas para generar una producción nacional.
Finalmente, la apertura del curso libre de Secretariado anexo a la Escuela Normal llegaría a trascender, con el tiempo, como una de las medidas claves del cambio sociocultural y laboral de las mujeres. El espacio, hasta entonces abrumadoramente masculino, de los empleos administrativos tanto en el sector público como en el sector privado, sería ocupado de manera sostenida y creciente por mujeres formadas y capacitadas.